El sector de la construcción había iniciado el presente año con un prudente optimismo confiado en mantener la tendencia positiva de los últimos ejercicios. No hay que olvidar que perdió casi la mitad del empleo y un amplio volumen de empresas tras el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008 pero, una vez se tocó fondo en 2013, se inició una fase plana para consolidar una curva alcista en el último trienio. Pero la irrupción de la pandemia de coronavirus y, según el director de Eraikune, el Cluster Vasco de la Construcción, Jon Ansoleaga, "las perspectivas no son optimistas porque las grandes obras públicas van a acusar los problemas presupuestarios de las administraciones, las empresas se van a cuestionar inversiones y los particulares, hasta saber cómo les afecta la situación en el empleo, difícilmente van a cambiar de vivienda".

La semana pasada se reinició la actividad en el sector de la construcción en Euskadi. ¿Cómo ha ido?

—La vuelta al trabajo ha sido lenta por varios factores. El primero, por los problemas que han tenido las empresas, muchas de ellas pequeñas, para tener acceso a los equipos de protección individual, los EPI para los trabajadores. Hicimos varias compras pero han ido llegando estos días. Y luego, también se han notado diferencias en función del tipo de obra de la que estemos hablando. Las empresas que se dedican a infraestructuras, obra civil, obra pública en general, si tenían cartera de trabajo se han puesto en marcha con cierta normalidad la mayoría. Aunque ha sido una semana rara porque era festivo para el sector y ha habido que llegar a acuerdos, uno a uno, con los trabajadores. Respecto a las empresas que se dedican a la rehabilitación de viviendas, el arranque ha sido muy, muy lento porque ha habido ciertas reticencias de los propietarios a tener a operarios moviéndose por las casas en fachadas. También representamos a empresas de ingeniería y estudios del sector de la construcción y las que tenían carga de trabajo han podido seguir trabajando con toda la normalidad posible gracias al teletrabajo pero la parte comercial, lógicamente, está muy afectada.

En este contexto preocupará la contratación futura.

—Sin duda. La mayor preocupación del sector en estos momentos es el mantenimiento de las expectativas de contratación a futuro en todos los ámbitos. La lectura que hacemos es negativa. Hay una perspectiva de disminución de presupuestos para infraestructuras, de obra pública en general. Creemos que el año que viene se van a dar recortes importantes. De hecho el consejero vasco de Hacienda, Pedro Azpiazu, ya ha señalado que las grandes obras tendrían que demorarse. Y también nos tememos una retracción en la demanda privada por ejemplo de empresas, en instalaciones, polígonos etc.

¿Tienen una idea de las obras en empresas, en instalaciones que puedan quedar un poco en el aire?.

—En empresas industriales desde el cluster Eraikune tenemos identificados proyectos con inversiones de unos 70 millones de euros sobre los que ahora hay una incertidumbre brutal. Por ello reclamamos que se articulen incentivos para mantener la inversión privada y para que estas empresas industriales puedan seguir con sus proyectos adelante.

¿La realidad actual es obvia, pero cómo ven ustedes las perspectivas para el próximo año en el sector?

—Partiendo del principio de que este ejercicio va a ser muy duro, en la construcción pensamos que 2021 va a ser durísimo. Aunque algunos consideran que la recuperación económica va a ser en V, una fuerte caída y una rápida recuperación del crecimiento, nosotros no lo vemos así. En nuestra opinión la recuperación va a ser lenta. Con unas previsiones como las del FMI para el Estado español de una caída del PIB del 8% este año y un crecimiento del 3 y medio el próximo 2021 no es factible. Esto es un palo importante pues empeora claramente las perspectivas de caída de la economía que ha avanzado el Gobierno vasco. Y aunque la industria se recupere más pronto en Euskadi y tenga un peso más elevado en el PIB, somos muy dependientes del consumo y esto va a ser duro.

¿Las perspectivas en el segmento de vivienda residencial son similares a las del conjunto del sector?

—En el área residencial se va a seguir la tendencia del consumo. Si este está afectado imagínese para una inversión en vivienda. Creo que se va a producir una retracción de la demanda y ello va a producir un cierto recorte de los precios porque habrá gente que le urgirá vender. Pero aquí habrá diferencias claras en función de los niveles de renta de los ciudadanos en cuestión. En los segmentos altos habrá menos retroceso pero en general los precios de los pisos van a bajar.

¿El sector dispone de mano de obra cualificada suficiente? Porque tras el desastre inmobiliario de 2008 se destruyó muchísima.

—La realidad es que no hay gente cualificada en todos los oficios y la que hay es a precios disparados. El año pasado el sector de construcción creció un 3% y este esperábamos un 2,2% pero las empresas tenían un problema. Estaban con obras contratadas a principios de 2019 con precios de entonces y hoy, a la hora de ponerse a producir, los incrementos de los costes en mano de obra habían llegado a ser de hasta un 30%. Ello ha arrastrado a la ruina a varias empresas constructoras vascas.

¿Qué peso tiene Eraikune en el sector de la construcción vasco?

—El cluster de la Construcción del País Vasco cuenta con 103 empresas asociadas que representan prácticamente casi la mitad de la facturación total del sector y el 20% del empleo. Este es un sector muy atomizado y nosotros representamos, en general, a las empresas con más capacidad de desarrollar proyectos de I+D+i.

Las empresas de rehabilitación están muy preocupadas.

—Hay que tener en cuenta que las reticencias a realizar obras y rehabilitaciones en las casas por el temor a tener gente ajena trabajando en los próximos meses van a ser importantes. Muchas decisiones de contratar obras se van a quedar en standby y esto, desgraciadamente, va a llevar a empresas al cierre porque en este segmento las sociedades son más pequeñas y con menos músculo financiero para aguantar. La realidad es que en las comunidades de propietarios conseguir en los próximos meses acuerdos para hacer una obra será problemático.

¿Habrá más concentración?

—No podemos obviar que uno de los factores que inciden en la competitividad es la dimensión empresarial y la capacidad financiera, por ello pienso que esta coyuntura va a obligar a mover los cimientos del sector en Euskadi. Tiene que haber una tendencia a la concentración y va a acelerar procesos naturales.

¿Qué medidas de apoyo solicita el sector de construcción?

—Reclamamos la adjudicación de las contrataciones que están pendientes. Que se agilicen los trámites. Y mantener el plan de inversiones previsto, no digo nuevas, sino seguir con las que ya estaban en mente para poder hacer una planificación a medio plazo, y dar facilidades para el acceso a medidas de liquidez a las empresas.

"La construcción vasca necesita que se agilicen las licitaciones pendientes y que se mantengan los planes inversores"

"Los costes de la mano de obra en construcción se han elevado casi un 30% y muchas empresas no pueden asumir obras al precio contratado"