BILBAO - El Gobierno español valora de manera “muy positiva” el último paquete de medidas de estímulo anunciado el jueves por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y mantiene su previsión de crecimiento económico de este año en el 2,2% al constatar un avance con bases “sólidas”.

Así lo señaló la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en la que valoró la marcha de la economía española.

La representante del Ejecutivo del PSOE señaló que “la economía española sigue creciendo con bases sólidas a pesar del escenario de desaceleración de la economía mundial”. En palabras de Celaá, la ralentización del crecimiento tiene mucho que ver con la “guerra arancelaria” entre Estados Unidos y China, y “otras cuestiones” entre las que están, por ejemplo, los desequilibrios de la economía argentina.

Celaá remarcó que las cifras de crecimiento de España continúan siendo “sólidas”, por lo que el Ejecutivo mantiene su previsión de crecimiento para este año en el 2,2%, superior a la media europea.

Además, recordó que el mercado laboral también mejora más que incluso el propio crecimiento económico y actúa con “gran dinamismo”, a pesar de que la cifra de parados se mantiene por encima de los tres millones de desempleados.

En este sentido, destacó que se trata del número más bajo de los últimos 10 años y un dato que “no es para la autocomplacencia, pero sí para el realismo”. “Hay que trabajar, pero hemos de saber que 2018 terminó con una creación de empleo superior al medio millón de empleos”, afirmó.

A esto se suma que los datos de afiliación a la Seguridad Social registran sus cotas más altas de la última década, indicó Celaá, quien reiteró que desde el Gobierno reciben de manera “muy positiva” las noticias del BCE y continúa trabajando “con responsabilidad fiscal, políticas sociales y reformas estructurales”.

Los que no han recibido con la misma alegría las medidas puestas encima de la mesa por el BCE han sido los Gobiernos de Holanda, Austria e, incluso Alemania, que, una vez más, se muestran favorables a la ortodoxia económica y rechazan la compra de deuda pública. La cuestión es saber qué va a hacer Alemania cuando entre en recesión, algo que prevé los analistas económicos.