Bilbao - La dirección de Productos Tubulares, la filial vizcaina de Tubos Reunidos, ha ofrecido a los sindicatos la retirada definitiva del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) a cambio de recuperar la plena “normalidad” en la producción. El reciente acuerdo con la banca para refinanciar la deuda y la buena salud de la cartera de pedidos dan margen para alejar las medidas regulatorias que han planeado sobre la fábrica de Trapagaran los últimos meses, aunque la empresa pone condiciones. En primer lugar pide a la plantilla que vuelva a trabajar fines de semana al precio que marca el convenio y, sobre todo, que no secunde nuevas huelgas ante la previsión de que el conflicto del Metal vizcaino se recrudecerá después del verano.

Las tres jornadas de huelga celebradas en las últimas semanas a nivel sectorial para desbloquear el convenio han tenido una incidencia importante en las grandes plantas vizcainas, entre ellas Productos Tubulares -el año pasado la plantilla ya fue capaz de forzar la retirada de 157 despidos después de más de 40 días de huelga-. Para mañana y pasado hay programados en la industria de Bizkaia otros dos días más de paro y todo apunta a que la movilización continuará en septiembre. Una perspectiva que, como ha advertido la dirección del fabricante de tubos de acero al comité, complica el poder dar salida a todos los pedidos pendientes.

Aunque sea paradójico, si el problema de la fábrica de Trapagaran hasta hace bien poco era la falta de carga de trabajo ahora la situación es la contraria. Esta nueva realidad ya se ha plasmado en el hecho de que el ERTE aprobado en noviembre del año pasado nunca ha llegado a aplicarse. Así como en la planta principal de Tubos Reunidos en Amurrio el ERE temporal sí ha tenido afección, en el caso de los 400 trabajadores de Trapagaran su puesta en marcha se ha ido retrasando hasta el día de hoy.

La idea en un principio era mantener ese colchón de seguridad en forma de ERTE hasta marzo de 2020, pero la dirección se muestra dispuesta a levantar esta medida antes de tiempo. El acuerdo de refinanciación con la banca y, en especial, la recuperación de los pedidos lo permiten. Aunque tenga un valor sobre todo simbólico, alejar definitivamente el fantasma del ERE sería un paso adelante significativo como reflejo de la viabilidad de la compañía después de unos años en la cuerda floja y un gran alivio para la plantilla.

No obstante, fuentes del comité remarcan a este periódico que, dentro del acuerdo para retirar definitivamente el ERTE, la empresa reclama una serie de compromisos. En primer lugar se pide al comité que levante la llamada a los trabajadores a no realizar fines de semana -un relevo opcional y retribuido según convenio- para poder contar con un nivel de producción mayor. Los sindicatos justifican esta consigna en el hecho de que, con un expediente de regulación sobre la mesa, prestarse a trabajar los fines de semana no tenía sentido. En un nuevo escenario sin ERTE el enfoque de esta cuestión podría ser diferente.

Más controvertida es la segunda petición empresarial, que se enmarca en la creciente conflictividad que vive el sector industrial. Los trabajadores de Productos Tubulares se han implicado de lleno en la huelga del Metal, que con las de mañana y pasado vivirá cinco jornadas de paro en apenas un mes. La estrategia de los sindicatos pasa precisamente por movilizar a las plantillas de las grandes fábricas, con convenio propio pero a la vez más sindicalizadas, para arrastrar a las contratas. Después de que las posibilidades de acuerdo entre los sindicatos (ELA, LAB, CC.OO. y UGT) y la patronal FVEM se esfumaran el lunes, se prevén nuevas jornadas de huelga a partir de septiembre. Un otoño caliente que pondría en riesgo el cumplimiento de los plazos de ciertos pedidos y, con ello, la viabilidad de la tesorería de la fábrica vizcaina.

La dirección ha decidido mover ficha a tiempo y, según fuentes sindicales, reclama a cambio de retirar el ERTE un compromiso por parte del comité de que no se secundarán más paros o, al menos, estos se modularán de tal manera que afecten lo menos posible a la producción. Los sindicatos de la fábrica se reunirán el día 26 para valorar esta propuesta, que en todo caso pasa por la decisión última de la plantilla. Un día después tendrá lugar la junta de accionistas del grupo.

Amurrio, a la espera Distinta es la situación en la planta de Tubos Reunidos de Amurrio, con unos 800 trabajadores que sí se han visto afectados por el ERTE que se puso en marcha en noviembre. La medida se activó ante la delicada situación del mercado de gas y petróleo, agravada por la política proteccionista para el acero de EE.UU., en un principio también hasta marzo de 2020.

Los trabajadores de Amurrio siguen inmersos en el expediente, aunque la dirección que encabeza Jorge Gabiola valora tomar una decisión similar a la de Trapagaran próximamente y anular el ERTE si el nivel de pedidos sigue manteniendo la buena línea.