BILBAO - La industria vasca de automoción crecerá este año al menos un 3%, por encima del incremento esperado de la economía, pese a las importantes incertidumbres que se ciernen sobre el futuro del automóvil aunque, según el cluster vasco sectorial Acicae “el coche eléctrico no es la solución sino una parte de la solución para descarbonizar la movilidad”.

“Pese al complicado 2018”, tal y como valoró el presidente de Acicae, Jose Esmorís, en el ejercicio pasado, el sector vasco de automoción logró una facturación de 19.311 millones, una cifra que, según recordó Inés Anitua, directora del cluster “no incluye a Mercedes Benz Vitoria”, una planta que fabricó 146.012 vehículos y supone el 4,9% del PIB de la CAV, unos 3.500 millones de euros.

La facturación del sector vasco de automoción el último año supone un aumento del 5% respecto a 2017, pese a las dificultades y complicaciones de un ejercicio en el que incidieron negativamente temas como, según citó Esmorís, “el cierre del mercado de Irán por las sanciones norteamericanas, el Brexit, la guerra arancelaria de Estados Unidos, la desaceleración del crecimiento en China, “un mercado de 28 millones de coches casi 6 millones más que el europeo”, los nuevos sistemas de homologación de consumos WLTP, la reducción de emisiones para las diferentes motorizaciones, junto con el “cierto desconcierto de los consumidores a los que les llegan mensajes confusos que les hace interrogarse sobre qué tipo de coche comprar”

Los responsables del cluster vasco esperan recuperar una cierta normalidad en la segunda mitad del año por lo que consideran que el crecimiento del sector en este 2019 se moverá en una horquilla de entre el 3% y el 5%, “en todo caso por encima del crecimiento del PIB previsto para este año”.

Eléctricos pero menos El presidente de Acicae, José Esmorís, tras recordar que este sector está ampliamente internacionalizado, centró parte de su intervención en intentar despejar dudas sobre el futuro del coche eléctrico. Tras destacar “la necesidad de avanzar en la descarbonización”, criticó que solo se contemple el vehículo eléctrico como opción para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y que se “demonicen” otras tecnologías.

En opinión de Esmorís, “el coche eléctrico no es la única solución de movilidad”. Desde el punto de vista europeo, el máximo responsable de Acicae señaló que “no parece lógico crecer en el área del vehículo eléctrico trayendo un elemento clave como son las baterías desde China”.

Y montar una planta de baterías de la tecnología actual en Europa, prosiguió Esmorís, supondría realizar “una inversión de 1.500 millones de euros, ¿quién la hace?”. Además indicó que para evitar emisiones a la atmósfera, la energía eléctrica con la que se tienen que cargar las baterías de los coches también tendría que ser de origen renovable y eso no sucede hoy en día en muchos países a la vista de sus mix de generación eléctrica. Además se precisa de una red de recarga mucho más amplia que la actual. Con estos datos, Esmorís advirtió que la expansión del vehículo eléctrico debe ir “acompasada” con el desarrollo de los puntos citados.

Por último señaló que en el mundo se fabrican 97 millones de coches pero el desarrollo es muy distinto en unas áreas y en otras. “En 2025, las previsiones señalan que en Sudamérica, de los 4,5 millones de coches que se venderán, 4,3 millones serán de gasolina o gasóleo. En África, de los 4 millones previstos, 3,6 millones llevarán motores de combustión tradicionales pero es que en Norteamérica, de u mercado estimado de 18 millones de vehículos para 2025, unos 13 millones seguirán siendo de combustión”.

Con estos datos indicó que la electrificación ni va tan rápido ni es la única alternativa para reducir emisiones, “Ahora, ante la incertidumbre generada se compran vehículos de segunda mano que contaminan mucho más que los nuevos, en vez de achatarrarse”.

Con todo, los responsables de Acicae insistieron en que 2018 pese a las complicaciones había sido “un buen año” para la industria vasca ligada al automóvil.

En este escenario, el sector facturó el citado 5% más, hasta los 19.311 millones de euros, de los que un 90% correspondieron a ventas internacionales. Además, de esas ventas en el mercado exterior, más de la mitad de las mismas se genera fuera de Europa.

Un hecho a destacar del esfuerzo de la industria vasca de automoción por internacionalizarse es que las empresas del sector han incorporado el pasado ejercicio 11 nuevas plantas en extranjero hasta alcanzar la cifra total de 302 instalaciones productivas en 32 países, tanto en mercados emergentes como tradicionales, y para este año esperan una cifra de implantaciones similar a la del pasado ejercicio.

De cara a 2019, Esmorís cree que la situación se tiene que reajustar y considera que se volverá a las “políticas y mensajes claros”.