MIKEL Urrutikoetxea debutó en el frontón Municipal de Arrigorriaga con 71 kilos de peso, 20 años y una la palabra dada a Asegarce, que mantuvo a viento y marea. Tenía quince años cuando desde la operadora de Bilbao fueron a buscarle y le plantaron un precontrato para que se uniera a los canteranos de la operadora. El de Zaratamo les dijo que no era “necesario” firmar nada. Les dio su palabra y continuó que era “joven” y que “si valía para la pelota” volverían a hablar años más tarde. Después, Fernando Vidarte, administrador único de Aspe, se interesó por su situación y quiso incorporarlo a su plantilla. Pero no. Mikel mantuvo su postura. “Me gusta cumplir la palabra. Además, en Asegarce se han portado muy bien conmigo. No me han metido prisas para el debut. Han tenido paciencia”, manifestó entonces en una entrevista concedida a DEIA.

El delantero vizcaino comenzó jugando a los seis años a pelota y el camino era el de siempre: de la escuela al frontón y del frontón a la escuela. Su aita, Javier, jugó a pala y también el primo de Javier, Adolfo Agirre (botillero en los primeros años de profesionalismo). La pelota está impresa en el ADN de Zaratamo. En el interior del manista había una electricidad especial. En sus inicios, antes de la categoría alevín, le tocó jugar de zaguero y su amigo Inhar Jaka lo hacía de delantero. Después, cambiaron los papeles. Y Mikel creció como la espuma. Antes de vestir la camiseta de Asegarce, el joven de Zaratamo poseía 27 txapelas en el campo aficionado. Entre ellas, la del DV, la del Interpueblos -junto a su hombre de confianza, Jaka-, la del Cuatro y Medio de Elgeta, la de El Antiguo y dos del Baqué. La chispa de sus brazos no pasó inadvertida a los ojeadores profesionales. El 13 de junio de 2009 un sueño explotó en el frontón arrigorriagarra.

“Recuerdo el debut. Fue con Oier Mendizabal, que venía de ser campeón del Parejas, ante Iker Arretxe y un Aritz Begino que estaba muy bien. Perdí (22-13)”, evoca Urrutikoetxea, quien reconoce que “en mi caso, estaba blando. Las primeras temporadas me costaron y siempre andaba con mal de manos. Me costó hacerme”. Levantó expectación el inicio del vizcaino, al que le pesó la fragilidad. Hizo la mili en muchos teloneros tras el descorche de Arrigorriaga ante pelotaris con mucha tralla en el campo profesional.

Con la llegada del invierno, la operadora bilbaina le colocó en la parrilla de salida del Cuatro y Medio de Segunda. Mikel ganó a Apraiz (7-22) e Ibai Pérez (9-22) para meterse en la liguilla de semifinales, en la que comenzó con derrota ante Mendizabal (22-20) y sumó dos triunfos contra Merino (13-22) y Argote (20-22) que le sirvieron para meterse en la final. La ganó contra el zaguero de Getaria en Tolosa por un holgado 10-22. Ese cetro le abrió las puertas de Primera, a pesar de que en el Manomanista de Segunda de 2010 cayera en la semifinal ante Beroiz (22-20). Se estrenó entre los elitistas en el Astelena de Eibar en la jaula frente a Zubieta, al que ganó 12-22, y en octavos venció a Díaz (21-22). En cuartos, Sébastien Gonzalez no tuvo piedad: 22-9. “Cuando empecé en los campeonatos de Primera, me costaba un mundo contra esos pelotaris. En los primeros años tenía muy poco peso. A partir del tanto diez, todo se me hacía muy largo. Se me iba la chispa. No podía. Después, estuve dos años en los que jugaba los torneos y pasaba una ronda y para casa”, declara Mikel. Y es que, se ganó un puesto en los individuales, aunque el camino del Parejas estaba vedado por una competencia brutal: Aimar Olaizola, Oinatz Bengoetxea, Pablo Berasaluze, Asier Olaizola...

Otra vez arrigorriaga Cuando echa mano de los recuerdos, Mikel escoge un partido en Orduña ante Gonzalez dentro del mano a mano. Era la primera ronda del torneo e iba ganando 4-17 y terminó 22-17. Fue el 4 de mayo de 2012. Un año después, los resultados cambiaron. En ese periplo de cuatro temporadas, Urruti había ido ganando peso y físico. Se encontró a Xala en Arrigorriaga en octavos del Manomanista y le tumbó en un grandísimo tú a tú (17-22). También sucumbió Idoate (22-18) en cuartos y arribó por primera vez a semis, de las que Aimar le apeó (22-12).

Así, en 2015 alcanzó su primera final del Manomanista por lesión de Oinatz. Y la ganó ante Olaizola II (19-22). Recuperó la lana para Bizkaia. Perpetuó su dominio con el Cuatro y Medio de diciembre ante Martínez de Irujo (20-22). La Triple Corona llegó de forma consecutiva con un asterisco: Mikel jugó de zaguero con Aimar. Después, Urrutikoetxea coleccionó otras dos finales más del Manomanista (2016 y la del pasado domingo) y otra del Cuatro y Medio (2017). Con 30 años está en plenitud física -pesa 84 kilos de fibra- y lleva diez años en las nubes.