El running vuelve a invadir las calles de la capital vizcaina con el regreso del EDP Bilbao Night Marathon.running Lo hace con limitaciones y una hora antes de lo habitual, pero con esa intención de ofrecer un evento lleno de alicientes para corredores y público. Iñigo Elarre, el organizador de la carrera, no tiene dudas de que darán la talla.

¿Cómo se siente ahora que ve que la celebración del EDP Bilbao Night Marathon es una realidad?

—Muy contento porque después de estar dos años prácticamente sin trabajar, hemos vuelto a la actividad. Tenemos restricciones, límite de participantes y varias actividades no podremos hacer. El maratón de Bilbao es un evento deportivo, pero también está pensado para ser un espectáculo. Este año será menos espectáculo que otros años, pero estoy contento de que vuelva el running y podamos organizar eventos, aunque sea con restricciones.

¿Cuántas horas han tenido que meter para poder celebrar esta carrera?

—Realmente hasta septiembre no sabíamos si íbamos a poder hacer la carrera o no y en qué condiciones la haríamos. Si nos hubieran dicho que tenía que ser de menos de 8.000 participantes, probablemente no hubiera tenido viabilidad económica. Hemos metido un montón de horas y al cambiar las normas hace quince días, algunas cosas las hemos podido cambiar. Poco a poco vamos mejorando pero hemos tenido que tener un plan a, b, c y d.

¿Qué se va a encontrar la gente en el Bilbao Night Marathon?

—No va a haber tantos participantes como otros años, pero 8.000 participantes son muchos y seguimos siendo el evento más grande en Bizkaia. Aunque llevábamos seis años superando los diez mil y en las últimas ediciones cerrando dorsales. El público va a tener animación en el recorrido y va a haber más atletas de élite, así que el nivel será mayor. Los participantes tendrán restricciones; no habrá vestuarios y no tendrán masajistas, pero creo que tienen ganas de correr. Este año pueden hacer una excepción y perdonarnos que varias cosas no se puedan hacer.

Tiene que ser satisfactorio ver la respuesta de la gente tras un año de ausencia.

—Estamos súper contentos porque si hubiésemos tenido más plazas, hubiéramos llegado a los diez mil participantes sin ningún problema. Llevamos dos semanas en las que la gente no para de llamar para inscribirse y se debe también porque han visto que se han disputado otras carreras a nivel nacional e internacional y han visto que es seguro. También casi todos los patrocinadores han seguido con nosotros y nos han mostrado su confianza.

¿Qué hubiera supuesto la cancelación de esta edición?

—Dos años sin hacer la carrera hacen que se olviden los patrocinadores, la ciudadanía, el ayuntamiento... Además, este es un incentivo también para la ciudad, porque el evento repercute este año en dos millones de euros. Los hoteles están llenos y va a venir gente de fuera, no tanta como otros años, pero el cuarenta por ciento de la participación es de fuera. Además, la ciudad necesita dar un poco de alegría a las calles y volver a la normalidad.

¿Cuáles son los objetivos que se marcan ante tanto participante?

—El objetivo es que sea el evento más seguro para ellos y para las 1.200 personas que trabajan en la carrera. Las salidas serán en oleadas más amplias, habrá más espacio entre los cajones, hemos duplicado el personal para que no haya tantas colas en la recogida de dorsales, en meta será todo más fluido... También con el patrocinador principal vamos a regalar una riñonera portadorsal para que los participantes puedan llevar ahí la mascarilla durante la carrera. A pesar de esto, también intentaremos que los participantes noten en la medida de lo posible el aliento del público y las actividades que vamos a hacer.

¿Y a nivel deportivo?

—Este año es el que más atletas de élite tenemos. Vienen de Kenia, Etiopía y Uganda. El objetivo es batir el récord de maratón de chicas y el de medio maratón en ambas categorías. Luego, en los diez kilómetros no hacemos contrataciones porque queremos que gane un atleta popular. Desde hace años la llamamos la carrera pirata y es para que la gente compita, pero, sobre todo, para que se divierta con el running.

Una de las novedades es el adelanto de la hora de salida. ¿Qué supone ese cambio?

—Nos supone un trastorno económico y logístico muy grande y, además, se pierde parte de la esencia del maratón de Bilbao, que es de noche. En su día la adelantamos a las siete por un tema de hostelería, porque mucha gente acababa a las diez y media u once y cuando salían no podían cenar fuera porque los restaurantes estaban cerrados. Este año tenemos que empezar a las seis porque la Liga de Fútbol Profesional ha puesto el partido del Athletic a las nueve. Es lo que hay. Nosotros cogemos la fecha con más de un año de antelación y el sorteo de la liga no se hace hasta julio. Cuando se hace este sorteo, como abrimos las inscripciones en enero, puede que haya seis mil o siete mil personas apuntadas. Era eso o suspender la prueba. Había que hacer el evento sí o sí en las condiciones que tenemos para el año que viene volver a intentar meter trece mil personas.

¿Se plantearon cambiar la localización de la salida?

—Adelantar la carrera y la salida en San Mamés fue lo que nos hizo despegar. Si no hubiéramos tenido pandemia, creo que en 2020 hubiéramos tenido quince mil participantes, porque en el primer mes de inscripciones ya se habían apuntado casi tres mil personas de 25 países diferentes. Buscamos otras localizaciones, pero en Bilbao no hay muchas más donde se pueda meter en un futuro 18.000 personas, que es nuestro objetivo. Además, el recorrido está homologado y la salida tiene que ser en un punto concreto y la meta en otro.

“Este evento es un incentivo también para la ciudad porque el Bilbao Night Marathon repercute este año en dos millones de euros”

“Había que hacer la carrera sí o sí en estas condiciones para el año que viene volver a intentar meter trece mil personas”