ASIER García (Bilbao, 1981) y Agurtzane Egiluz (Gasteiz, 1997) serán la representación del baloncesto en silla de ruedas vasco en los Juegos Paralímpicos de Tokio, que tendrán lugar del 24 de agosto al 5 de septiembre. Será entonces cuando ambos intentarán demostrar su calidad frente al pebetero. Sin embargo, lo harán con ambiciones y circunstancias distintas. Y es que, por un lado, García disfrutará de sus terceros Juegos -ya estuvo en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016- en un equipo donde acumula 192 internacionalidades y con el que ya sabe lo que es colgarse una medalla de plata. Sin embargo, por el otro, Egiluz aún desconoce lo que es un evento paralímpico. De hecho, la selección femenina estatal no participaba en unos Juegos desde Barcelona ’92, cuando ser anfitriona le permitió disfrutar de la cita con el billete directo, sin tener que pasar por preolímpicos ni selectivos. Por ello, para Egiluz todo son nervios antes de su debut la próxima semana.

Por contra, García acudirá a Tokio con la cabeza más fría y los ánimos más templados. Sabe lo que es ser subcampeón de Europa, sabe lo que es ser quinto del mundo y sabe lo que es acudir a unos Juegos. Es más, con permiso de la Euroliga 1 que ganó en 2019 con el Bilbao Bidaideak BSR, quizá el mayor éxito del deportista de Basque Team sea la medalla de plata que se colgó en Río 2016. Entonces, España cayó en la final ante Estados Unidos (52-68) y, aunque el segundo escalón del podio es un exitazo, García quiere más. Busca el broche a su dilatada carrera. Por ello, el bilbaino acude a Tokio con un único objetivo: el oro. “Estos van a ser mis terceros Juegos. La experiencia en Londres fue muy positiva porque conseguimos un quinto puesto y en 2016 conseguimos la histórica plata. Así que ahora lo que espero de Tokio es llegar allí bien de salud para poder disfrutar de los Juegos. Pero como me considero una persona ambiciosa y la selección es también un equipo ambicioso, espero volver con el oro”, reconoció el capitán del Bidaideak en una entrevista de Basque Team.

Más moderada acude Egiluz a Japón. La gasteiztarra sabe que el mero hecho de estar en la ceremonia inaugural ya es una victoria para el combinado estatal: “La selección femenina no se clasificaba desde Barcelona, por lo que sabemos que tenemos que representar un buen papel en Tokio. El objetivo es seguir trabajando para seguir creciendo todas juntas”. La deportista de Basque Team está acostumbrada a jugar en equipos mixtos, donde las mujeres son casi siempre minoría. Es así desde que un accidente de tráfico le provocó “una lesión medular incompleta y un politraumatismo en la parte de la cadera, el sacro y la pelvis”, tal y como ella misma explica. El baloncesto en silla de ruedas le ayudó a “volver a ser yo” y por eso los Juegos de Tokio son un premio a su constante trabajo: “Mi rol en el equipo suele ser más defensivo, juego más para que mi punto alto entre en zona. Es una labor más oscura que no se ve tanto, pero es igual de importante”.

En familia

Con todo, si algo tienen en común García y Egiluz es que el baloncesto les ayudó a encontrar una segunda familia. La postiza. Así pues, cuando la gasteiztarra llegó a la Fundación Vital Zuzenak de la capital alavesa tan solo había dos chicas más: Beatriz Zudaire y Miren Lanzagorta. “Enseguida hicimos piña y aunque Bea ya no juega por tema de estudios, seguimos teniendo muy buena relación”, dice la de Basque Team. Asimismo, García también entabló fuertes lazos con sus compañeros de equipo y selección. “El núcleo más fuerte de la selección llevamos muchos años trabajando conjuntamente. Nos conocemos muy bien y, aparte de compañeros, somos amigos. Es más, a alguno de ellos le considero incluso familia”, concluye el jugador bilbaino.