A falta de poco más de una semana para que Olentzero y Mari Domingi repartan ilusión por todos los hogares de Euskadi, este mágico momento estuvo ayer a punto de irse al traste por culpa de un ciberataque al ordenador del carbonero vasco. Los hackers consiguieron secuestrar la información con todas las direcciones y peticiones de regalos de los niños y niñas, pero afortunadamente no consiguieron su propósito. Todo ello gracias a la pericia digital de medio centenar de jóvenes de entre 6 y 12 años que se convirtieron en especialistas en ciberseguridad con motivo de la cuarta edición de Christmas Hacking, que organiza Cyberzaintza –la Agencia Vasca de Ciberseguridad–, junto al campus tecnológico de 42 Urduliz Bizkaia Fundación Telefónica.

Esta actividad se ha convertido en una tradición navideña y busca concienciar a menores y sus familias sobre la importancia de la seguridad en entornos digitales. De esta manera, niños y niñas de centros escolares de Uribe Kosta y del entorno trabajaron en equipo y a contrarreloj para salvar la Navidad aprendiendo algunas reglas básicas de la seguridad en internet. “¿Sabéis qué es una página web? ¿Y hackear un ordenador?”, les preguntaron los responsables del campus. “Gente que sabe mucho de ordenadores”, respondieron. Mientras los niños resolvían el problema, los adultos siguieron con atención una charla sobre ciberseguridad. “La Navidad es un momento propicio para que las personas adultas aprendamos de nuestros menores, como pasó en la generación anterior con el reciclaje”, detalló Estibaliz León, directora de 42 Campus Urduliz, quien subrayó que “privacidad y ciberseguridad van de la mano” y apuntó que se pueden “incorporar nuevos hábitos al día a día como, por ejemplo, pedir permiso para subir imágenes de los menores a redes sociales o compartir momentos positivos con las pantallas”.

Por su parte, el director general de Cyberzaintza, Javier Diéguez, apuntó que “la ciberseguridad debe trabajarse en el hogar, del mismo modo que se les educa desde pequeños para tener cuidado en casa o en la calle”. Asimismo, puso como ejemplo que “igual que les enseñamos a cruzar con el semáforo en verde y a que deben mirar a ambos lados, también es importante marcar unas pautas para que puedan desenvolverse en internet, especialmente en una sociedad cada vez más conectada”.

La cuarta edición de “Christmas Hacking” se llevó ayer a cabo en la sede de 42 Urduliz. Oskar González

En plena campaña navideña, el acceso al primer smartphone es un debate que está encima de la mesa de muchos hogares. Algunos estudios recomiendan retrasar lo máximo posible la introducción de dispositivos conectados a internet entre los más pequeños por el aumento de los ciberriesgos. No obstante, educar, guiar y acompañar a los menores en su interacción con el entorno digital es una buena práctica. Eso es lo que intenta hacer Carlos, vecino de Urduliz, con su hijo Jon, de 9 años. Ambos acudieron a la cita para familiarizarse con el ámbito de la ciberseguridad. “El objetivo es que tenga unas nociones y que aprenda cómo navegar. Suele jugar a videojuegos como Minecraft, que se puede jugar on line con una comunidad, y hemos tenido que regular el acceso a internet. Es verdad que es difícil porque en casa trabajamos con el ordenador y nos ven a los adultos, pero por eso es importante que aprendan unas pautas básicas. Además, de mayor quiere ser youtuber”, explicaba. En similar situación se encuentran Iván, vecino de Barrika, y su hijo Kai, de 8 años. “En casa tiene un iPad que solo puede utilizar los fines de semana y, habitualmente, lo usa para ver vídeos en YouTube y jugar a Minecraft o a 99 Noches en el Bosque. Lo que quiero es que tenga conocimientos sobre el uso de internet y, por ejemplo, en casa gestionamos las cuentas de YouTube de él y de su hermano”, exponía.

Crear contraseñas seguras, encriptar una página web y tomar conciencia de la importancia de no hacer clic en cualquier anuncio o página web fueron algunas de las claves que aprendieron. “El fraude en internet es la amenaza número uno y el acoso se da en un volumen menor, pero tiene un impacto mayor a nivel social. Los menores son los colectivos más vulnerables y unas buenas prácticas en ciberseguridad son la base de la protección que les podemos brindar”, concluyó Diéguez.