- Novak Djokovic ya está donde quería, en el mismo borde de lograr su vigésimo Grand Slam, tercero del año, y de igualar con Rafa Nadal y Roger Federer, que parecen rendirse ante la pujanza del serbio que no afloja y jugará mañana ante Matteo Berrettini su trigésima final de un grande y la séptima en Wimbledon en busca de su sexto título, unas cifras que solo parecían al alcance de los grandes especialistas en la superficie verde. Por ejemplo, Sampras y Becker tienen las mismas finales.

El número 1 del mundo superó a Denis Shapovalov, que como tantos otros jóvenes tendrá que esperar su oportunidad: 7-6, 7-5 y 7-5 en dos horas y 44 minutos. Y es que en 62 de los últimos 65 Grand Slams ha estado en la final al menos uno de los componentes del Big Three. "Adoro escuchar las estadísticas. Es un privilegio hacer historia en un deporte que amo, me motiva y me inspira, pero a la vez debo tener un balance para saber que lo que tengo que hacer es ganar el próximo partido, y en este caso es una final", comentó Djokovic a pie de pista.

El partido resultó un poco frustrante para el canadiense ya que puso todo de su parte para inclinar el marcador de su lado, pero Djokovic, sin alcanzar su mejor versión, jugó con su determinación habitual, su mentalidad a prueba de cualquier giro del partido y al final de cada set, asestó golpes definitivos que fueron minando la moral de Shapovalov, lo que se reflejó en algunos errores que dieron aún más vida a un jugador que sigue lanzado en pos de la gloria y que tuvo que manejar un día más la ansiedad y la tensión que ha cargado sobre sus hombros el desarrollo del torneo. "En los dos primeros sets ha sido mejor que yo", concedió el número 1 del mundo. El canadiense, que ha llegado más lejos que nunca, no pudo ocultar sus lágrimas cuando se llevó la ovación de reconocimiento del público de la Pista Central.

Matteo Berrettini tendrá el honor de discutir al serbio la hegemonía en Wimbledon tras imponerse a Hubert Hurkacz (6-3, 6-0, 6-7 y 6-4) en un duelo que confirmó el gran torneo que ha realizado el italiano, que jugará su primera final de Grand Slam y la primera de un jugador de su país en toda la historia del torneo londinense. Giorgio de Stefani, Nicola Pietrangeli y Adriano Panatta lo habían logrado antes, pero en Roland Garros. El tenista romano acumula una racha de once victorias en hierba ya que se impuso en Queen's.

"Nunca había soñado con algo así, porque era demasiado grande. Estoy muy feliz", dijo Berrettini, que pasó por encima del polaco en los dos primeros sets, que duraron menos de una hora, y luego supo manejar el partido gracias a su poderoso saque y su potente derecha. Pero, advirtió, "mi trabajo no ha terminado. Ya que estoy en la final quiero el trofeo". Sería un muy digno sucesor de Panatta, con el que mantiene contacto "y me da muy buenos consejos". El italiano puede abrir un gran día para el deporte italiano en suelo londinense ya que unas horas después la selección de fútbol jugará la final de la Eurocopa en Wembley.