Bilbao -“Estoy con muchas ganas”, dice Jon Míguez (Getxo, 1996). Al boxeador vizcaino afincado en Castro Urdiales le arde la piel. Por debajo le recorren el cuerpo un millón de sensaciones. El corazón le pide salsa. El corazón le pide ring. El corazón le pide acción. Lleva diez meses fuera del ensogado. Una cuestión complicado de digerir. Más todavía cuando la vida profesional de The Good Boy había viajado en un tren de alta velocidad. Debutó con la operadora MGZ Promotions el 15 de julio de 2017 y en año y medio cosechó una colección de diez victorias. Sin descanso. Desde que venció a Javier Gilabert ante la afición castreña, Míguez subió como la espuma en el peso wélter estatal, llegando a ser nombrado aspirante oficial al Campeonato de España. De hecho, su última pelea, ante el invicto ruso Vasyl Kurasov, fue por el cetro WBC Júnior de su peso. Míguez venció en el frontón Bizkaia. Convenció. Sin embargo, unos dolores en el codo izquierdo cuando tenía prevista una cita ante Danny Ball en el Bilbao Arena el 8 de junio le frenaron en seco. Al quirófano. Una pena. Pero el calvario ha terminado y vuelve el sábado en el Club Deportivo de Bilbao.

“Llevo diez meses sin pelear. Estoy entrenando bien y me siento mejor que nunca”, revela Míguez, quien considera que “he notado un cambio terrible con respecto a cómo me encontraba antes de la lesión. Me siento bien y estoy contento”. Las molestias a la hora de lanzar el brazo izquierdo no le dejaban estar a gusto. No le permitían rendir al cien por cien. “He pasado de ir muy rápido a chocarme contra un muro y tener que parar por la salud. Aun así, es lo mejor que he hecho”, determina el peleador vizcaino. “Llevaba diez peleas prácticamente seguidas, pero estas cosas suceden en el mundo del deporte. Las lesiones existen. Me ha tocado este bache, pero esto es lo que te hace fuerte de cabeza. Es lo que te hace no rendirte y seguir hacia delante”, admite. “Más que nada quiero sacar ya todo el entrenamiento realizado durante estos meses, incluidos los anteriores a la lesión. Iba a hacer el Campeonato de España, pero tuve que parar. Al cabo de un mes o mes y pico retomé la preparación y llevo desde agosto sin parar. Ahora quiero que la gente disfrute de mi boxeo”, concreta Jon Míguez.

Respecto a la cita en el Club Deportivo de Bilbao, enmarcada dentro de los actos especiales de su 125 aniversario, a Míguez le han bailado los rivales. En un principio, estaba programado Nelson Altamirano (10 victorias, 34 derrotas y 3 nulos), pero el invicto inglés Nathan Heaney le provocó un K.O. en el quinto asalto el 30 de noviembre y las cosas cambiaron. La maquinaria de MGZ se puso en marcha para encontrar otro adversario. El elegido fue el nicaragüense Arnoldo Solano (14-21). “Es un adversario que se mueve bastante y algo más bajito que yo, así que me tocará ir piano piano y hacer mi boxeo”, confiesa el púgil de Eskuinaldea, quien afirma que “lo primordial es retomar sensaciones”. Y es que, el pleito ante el centroamericano se convierte en providencial para posibles metas a corto y medio plazo. El Estatal wélter está ahí. Míguez ansía cinturones, aunque el reloj no le pesa en la muñeca. “Lo primero es esta pelea y ver cómo me encuentro de nuevo encima de un cuadrilátero. En caso de ganar, veríamos lo del Campeonato de España. No hay prisa, pero soy aspirante oficial y si puedo hacerlo cuanto antes, mejor”, concreta el de Eskuinaldea, que vuelve a un recinto donde se convirtió en campeón de Bizkaia y fue coronado como el mejor boxeador del evento. “Tengo buenos recuerdos del Club Deportivo”, relata. De cara a los últimos flecos del combate contra Solano, el joven getxotarra ha contado con la ayuda de Rikar Urrutia, Maravilla Alonso, Sergio Fernández, Jhon Jader y Guillermo Rivero. El camino de Jon Míguez está aún por escribir. Vuelve a las andadas.