Vitoria - “Ahora es momento de celebrarlo junto a la familia y los amigos” declaró Iker Vicente después de lograr ayer la txapela y cumplir así uno de sus mayores sueños. Después de dos subcampeonatos, Iker Vicente aseguró haber aprendido de sus errores y haber logrado, con el paso de los años, a disfrutar de la final. “Los dos años anteriores no había llegado a disfrutar de la final. Entre la presión y los nervios se me hacía cuesta arriba en muchos momentos. Este año he aprendido a llevarlo mejor. Creo que la experiencia hace mucho y este año me he sentido muy a gusto”, confesó Iker.

Sobre el transcurso de la final, en la que finalmente se impuso con autoridad, Iker Vicente analizó positivamente todo el trabajo que realizó, “sin presión y haciendo lo que he entrenado”. Una final en la que su máximo rival, Mikel Larrañaga intentó marcar terreno desde el principio, pero en la que Iker, poco a poco, se fue imponiendo. “Sabía que Mikel iba a empezar muy fuerte y que era mi rival más directo. Contaba con que no iba a ser fácil adelantarle y marcar distancia. Pese a que ha empezado muy fuerte yo he conseguido aguantar, controlándome en todo momento. A medida que iban avanzando los troncos notaba como me iba sintiendo bien. Ha habido un momento en el que él se ha atascado más y poco a poco veía que cómo la ventaja iba aumentando. En la parte final el cuerpo me ha respondido muy bien y he logrado la victoria con más ventaja de la que esperaba”, declaró Iker.

Por su parte, Mikel Larrañaga, segundo ayer en Vitoria, no logró su objetivo de complicarle las cosas a Iker Vicente. Sin embargo, valoró de forma positiva su trabajo en la final. “Tenía bastantes esperanzas en esta final. He empezado muy bien, me encontraba con fuerzas al principio, pero a partir del quinto tronco me he empezado a encontrar peor, intentaba seguir el ritmo pero veía que no podía. Cada vez se me han hecho más duros los cortes, me iba ralentizando más e Iker iba cogiendo distancia. En los cuatro últimos troncos he visto que Iker estaba muy lejos y ya era imposible alcanzarle”, afirmó Mikel Larrañaga. Finalmente, el de Azpeitia aseguró que la presión le ha acabado pasando factura al rendimiento. “Pese a que es un trabajo que estoy acostumbrado en los entrenamientos, tener un rival al lado me ha calentado y lo he pagado”, afirmó.