BILBAO. “No ha habido venganza. Solo ha sido una nueva oportunidad que he aprovechado. El triunfo se lo dedico a mi hermano, a mi familia, a mi pareja y también al equipo”, expuso Jesús, que descorchó la felicidad de la primera vez en la Vuelta. Con su triunfo el día después, el conquense honró la memoria de su hermano José, vapuleado los adentros en Javalambre. Jesús venció en el nombre de su hermano. Desconsolado, lloró José su desesperación, su tristeza infinita, su sueño evaporado en Javalambre. Sabía José que era la oportunidad de su vida. También la de Ángel Madrazo, que se le adelantó camino de la gloria. Jesús también lloró. Por su hermano y por él. Lágrimas emocionadas. Hermanadas.

Después de un día de luto, Jesús, el hermano pequeño, sostuvo el ánimo de José. Le consoló. Le cosió el corazón, deshilachado, roto, fracturada el alma. Jesús fue su alimento, su aliento, su sostén. Le abrazó, le dio abrigo. Jesús prometió a José que le restañaría la moral y el honor. No tardó Jesús en cumplir con una misión vital. Herrada corrió con el recuerdo de su hermano a cuestas. Siempre presente. Hicieron causa común. Dos en uno. Las piernas de ambos fueron las que derrotaron a Teuns, que agarró el liderato de la carrera tras claudicar frente al entusiasmo y la rabia de Herrada. Redención. En la distancia, José empujó con entusiasmo a Jesús, que atrapó al belga, dispuesto al asalto al liderato. El conquense, que tenía marcada la etapa, reaccionó de fábula cuando Teuns desenfundó.

“Conocía muy bien la etapa y es una de las que tenía marcadas desde antes de venir a la Vuelta como objetivo y a las primeras de cambio lo he conseguido”, apuntó. Dejó Herrada que el belga gastara con entusiasmo. Derrochón Teuns, que pensaba en rojo, el color del liderato, toda vez que el Astana de Miguel Ángel López, que era el líder, dejó hacer en cuanto comprobó el pedigrí de la escapada. “No pasa nada. No estoy feliz por haber perdido el maillot rojo, pero tampoco estoy disgustado”, expresó Supermán López, que desveló que la decisión de renunciar a la persecución la adoptaron desde el coche de equipo. Godon, Teuns, Poljanski, Armirail, De la Cruz, Gesink, Brambilla, Herrada, Van Garderen, Oliveira y Grmay componían la fuga. El portugués y el eritreo fueron los últimos en ceder antes de la aparición estelar de Teuns y Herrada. Ambos entendieron de inmediato que sus intereses sumaban en la misma dirección. Teuns pujó con descaro por el liderato que debatía con De la Cruz, que perdió gas en el repunte final.

Herrada pensaba en la etapa. Corría por él y por su hermano. Demasiados rivales para Teuns, que se vació en la ascensión. Cuando el belga habló por el codo, pidiendo un relevo a Herrada, este negó con la cabeza. Se hizo el muerto, un clásico ciclista. “He disputado también la etapa, pero al final, a falta de 4 kilómetros, lo di todo, pero tuve la mala suerte de tener a un corredor fuerte a mi lado como Jesús Herrada, quien fue más listo que yo al final y me ha ganado al esprint”, confesó Teuns. Herrada vino a decir que estaba vacío y que las fuerzas estaban a un dedo de abandonarle. Herrada hizo teatro. Sacudió la cabeza de oeste a este. Teuns comprendió que Herrada no colaboraría. Continuó con su marcha marcial. Herrada se colgó de su espalda. A rueda. De manual. A diferencia de lo ocurrido a su hermano en Javalambre, Jesús Herrada salió del bolsillo trasero de Teuns repleto de ambición y energía. El belga bizqueó. Alzó los hombros. Eso fue todo. No amagó ni una miga de reacción. Simplemente contempló el entusiasmo y el coraje de Herrada, dispuesto a montar la fiesta en casa de los Herrada.

LA VUELTA, POR LOS SUELOS

Para otros muchos, el día fue el réquiem de las campanas que susurran despedidas. Una jornada con fundido a negro. En una curva maldita, a mitad de recorrido, antes de Morella, la Vuelta rodó por los suelos. Tony Martin perdió el control de su bicicleta y en su caída arrastró a parte de club de los ilustres de la Vuelta, que amaneció escasa de cartel y ayer perdió a Rigoberto Urán y Hugh Carthy (Education First), Nicolas Roche (Sunweb) y Víctor de la Parte (CCC), todos ellos bien posicionados en la general. Al Education First le pasó la mano por el hombro la fatalidad. Kilómetros después, Tejay Van Garderen, uno de los dorsales de la fuga, cayó de mala manera. El estadounidense hizo un recto y acabó estampado bajo un árbol. Fue el último en llegar. El primero fue Jesús Herrada, que ajustó las cuentas pendientes de José.