Bilbao - Para preparar su primer combate en el peso ligero, Jon Fernández tiene su base en Ponferrada. “Aquí entreno con Diego Vázquez lo que me manda Tinín Rodríguez desde Madrid. Al encontrar un sitio en el que estás a gusto, todo va bien”, dice el púgil de Etxebarri, que además ejerce de profesor en la localidad leonesa. “Pelear aquí es como hacerlo en casa”, remacha. El 14 de septiembre se cruza con Miguel Enrique Arévalo Mejías por el WBC Latin.

El pasado 26 de julio, su promotora, EuskoBox, anunció que subía del peso superpluma al ligero, división en la que comienza una nueva etapa de su carrera el próximo 14 de septiembre en Ponferrada ante Arévalo Mejía, ‘El Bravis’. ¿A qué se debe ese golpe de timón en su carrera?

-Sobre todo, porque me estaba costando más. Psicológicamente, estaba notando que se estaba convirtiendo en algo demasiado exigente, ya que tenía que bajar de peso y exprimirme mucho. Por otro lado, para los problemas estomacales que he tenido no era nada positivo bajar tanto. Esta decisión ha sido tomada pensando algo más a largo plazo, puesto que podía haber seguido haciendo unas cuantas peleas más. Sin embargo, creemos que ha sido la mejor decisión.

Relata que la preparación era muy exigente...

-Sí, pero no me refiero a los entrenamientos en sí que realizo diariamente, sino a la restricción calórica que tenía que hacer. Me tenía que exprimir. Eso no es bueno.

Se le nota también en el volumen muscular.

-Ese es otro factor. Influye. Tengo 23 años, pero me estoy haciendo mayor y, tarde o temprano, iba a coger musculatura, prácticamente sin querer, porque al final estás forzándote muscularmente, y no iba a poder bajar de peso.

Respecto a las oportunidades deportivas, ¿considera que tiene más opciones en el peso ligero que en el superpluma?

-No. Yo creo que existen las mismas opciones en todos los pesos. Hay boxeadores de nivel en todos los pesos. Sí que en las listas europeas hay más inscritos y ranqueados, pero las oportunidades irán llegando.

Sí que es cierto que, sin competir, la European Boxing Union ya le coloca en el top-10 continental.

-Esa noticia es una motivación para mí de cara a la pelea del día 14 de septiembre, en la que se pone en juego el cinturón WBC Latin del ligero. Saldré a ganar, como hago siempre, pero con un poco más de motivación, para seguir creciendo poco a poco, escalón a escalón.

No obstante, a pesar de que suene muy bien lo de las listas europeas, al ser una división nueva, su equipo y usted son conscientes de que sus actuales metas se centran en aprender y trabajar, ¿no?

-Sí. Desde el primer momento sabíamos que queríamos hacer unas primeras peleas para asentarme, no de rodaje, porque, por ejemplo, la de Ponferrada se trata de un título. Se trata, sobre todo, de coger experiencia en el peso y pelearme con gente de la división. Después, iremos asumiendo los retos que vengan.

Se trata de empezar de nuevo, resetear.

-Eso es.

En sus últimas campañas se vivió un problema importante en la promotora, ya que les costaba encontrar púgiles que quisieran cruzarse con usted a pesar de ofrecer buenas bolsas a rivales que le motivaban. ¿Cómo lo ha estado viviendo?

-Es un tema muy complicado. Tienes que aguantar una motivación muy alta durante mucho tiempo sin tener un objetivo. Es como si un equipo de fútbol está motivado porque va a entrar en la Liga de Campeones y a un mes de empezar le comentan que solo va a disputar un torneo de verano. Es difícil mantenerse. Al principio de una preparación siempre salen nombres y peleas interesantes, pero se van cayendo. Eso es desmoralizante.

Si bien lleva tiempo en el campo profesional, cuatro años, son circunstancias que le ayudan a seguir aprendiendo.

-De todo se aprende. Está claro que soy joven y que tengo esa ambición de querer llegar deprisa. Sí que tengo que aprender a ir con más calma, pero a mí lo que me motiva y lo que me hace dejarme el alma en cada entrenamiento son los retos. Está claro que es importante ser cada día mejor, pero es muy difícil aguantar ese nivel de trabajo y de preparación si no hay por delante un reto que te motive. Hay que tener la cabeza muy bien amueblada.

Siempre habla de retos y ambición. Es algo que no ha cambiado desde que comenzó en su carrera dentro del ensogado de pago -el 27 de marzo de 2015-.

-Cada día que pasa te das cuenta de que lo más importante son los retos que aparecen en tu carrera. Yo boxeo porque es mi hobby, mi pasión, pero lo que quiero son peleas disputadas y peleas guapas. Después, en el cuadrilátero, se puede ganar o perder, pero lo que me llena es intentar combatir contra los mejores.

Los problemas de motivación, unidos a la cancelación de una velada por su problema estomacal, la suspensión de otra en Estados Unidos en el pesaje o las cuestiones derivadas de la falta de seriedad de los empresarios de Michael Magnesi, son de los que pasan factura y provocan que el boxeador se replantee la dureza de la vida deportiva, que implica unos cuidados espartanos, ¿no?

-Muchas veces te llegas a plantear si merece la pena. Piensas en que estás sacrificando toda tu vida y no recibes la recompensa.

Aun así, en el ligero nombra gente como Frank Urquiaga o Samuel Molina como posibles retos. El camino está por hacer, pero ya tiene algunos objetivos.

-En el ligero estamos cuatro o cinco boxeadores de muy buen nivel. Si peleáramos entre nosotros, se conseguirían grandes combates. Luego, que pase lo que tenga que pasar. Hay veces que nos quejamos de la afición, pero lo que quiere es ver citas igualadas. ¿Cuánta gente va a ver al Real Madrid contra el Alcorcón? ¡Pues la mitad que cuando juega contra el Barcelona! Eso es así.

Se enfrentará por el WBC Latin con Miguel Enrique Arévalo Mejía, ‘El Bravis’. ¿Cómo analiza a su rival?

-Ha sido campeón de México dos veces y campeón Internacional WBC. Es un boxeador de los que va siempre hacia adelante. Engaña, porque no parece fuerte, pero si lo analizas bien, pega fuerte y tiene ritmo. Viene a por todas.

¿Es el prototipo mexicano?

-Sí. Habrá guerra.

Su anterior cita, ante Tuomo Eronen, se decidió por la vía rápida. Ganó el cinturón de la Unión Europea superpluma en apenas veinte segundos. ¿Necesita también que haya reparto?

-Sí. Es lo que busco para volver a notar sensaciones encima del ring. Era también lo que quería contra el finlandés, pero duró muy poco y no pude cogerlas. Siempre entreno para llegar al límite, pero quiero una pelea de acción. Me gustan.

En su misma velada competirá Jhon Jader Obregón, que realiza su segunda cita como profesional y hace trabajo de ‘sparring’ con usted. ¿Cómo analiza a la perla de Otxarkoaga?

-Es un boxeador tremendo que ya en amateur estuvo tres años en el equipo olímpico, poco más se puede decir. Eso quiere decir que es muy técnico y pelea muy bonito. Además, en el peso que compite, en el superwélter, es fuerte.