HACE 50 años en el tenis nació la Era Open y no hay nada más abierto que el partido que se verá hoy en la primera jornada de Wimbledon en la pista 1 del All England Club y que será, seguramente, el de mayor diferencia de edad entre las dos competidoras en toda la historia. Venus Williams, de 39 años, es la jugadora más veterana del circuito de la WTA y debutará ante Cori Coco Gauff, de 15, que se clasificó desde la fase previa sin ceder un set para ser la más joven de siempre en jugar el cuadro final de un Grand Slam. Son dos épocas a cada lado de la red ya que cuando Venus ya había ganado dos títulos de Wimbledon en 2000 y 2001 y había jugado otras dos finales en 2002 y 2003 contra su hermana Serena, Gauff aún no había nacido.

Aunque el estilo de juego está cada vez más uniformado, se plantea un evidente duelo generacional ya que Venus Williams, cinco veces campeona de Wimbledon y que fue finalista hace dos años ante Garbiñe Muguruza, jugará en Londres su 83 Grand Slam y agota su tiempo en el circuito por razones obvias. Por su parte, Gauff pide paso con descaro, pese a que la WTA limita la actividad de jugadoras tan jóvenes. La joven de Florida, donde también residen las dos legendarias hermanas, ha confesado que ellas son “la razón de que mi padre me pusiera una raqueta en la mano. Jugar este partido es para mí un sueño”. Además, Serena ha destacado el evidente parecido físico entre Venus y Coco, a quien se conoce como “la niña del millón de dólares” ya que, pese a su corta edad, ya ha conseguido contratos de importantes patrocinadores como New Balance, Head y Barilla por esa cantidad de dinero.

Gauff, hija de un jugador de baloncesto y de una atleta, ya ha ganado en la categoría junior en Roland Garros y fue finalista en Wimbledon con solo 13 años. Está destinada a recoger el testigo en el tenis femenino estadounidense ya que, además, Coco suele entrenar con frecuencia en la academia de Patrik Mouratoglou, el preparador de Serena Williams. “Me gustaría acabar el año entre las cien mejores”, confiesa una joven que ahora mismo es la 313 en el ranking mundial. En marzo ya disputó dos partidos en el cuadro final de Miami y con esta presencia en la hierba podrá escalar un buen puñado de puestos. A partir de ahora, tendrá que confirmar las expectativas, algo nada sencillo en el tenis femenino como han demostrado otras jóvenes aspirantes a estrella, pero ella asegura que no le asustan porque “mis padres siempre me han dicho que sueñe lo más alto que pueda y a mí me parece bien. Además, ellos se encargan de que lo haga posible”.