LA altura de Kerman Lejarraga (Morga, 1992) jamás se medirá por centímetros o por todo lo sucedió en el pasado: K.O., victorias, cinturones? No. Jamás. “Esto no va de caerse y no volver a levantarse. Todo lo contrario. Esto va de caerse y volver hacia arriba”, dice Andoni Gago, su ídolo pugilístico y uno de sus mayores apoyos. Se refiere al morgatarra. Habla de resurrección. La altura se cuenta por los escalones que se pisan en el regreso al hogar, por la certeza de que no hay rival ni circunstancia adversa que evite un mordisco al destino, por reponerse a lo que sea. Por sobrevivir. Por ser un junco en el vendaval, que se dobla, sí; pero que jamás se rompe. Kerman Lejarraga ansía la altura del ave fénix y su resurrección impía y sistemática desde las cenizas. La vida del junco. “Estoy motivado. Voy a tirar para adelante. No queda otra. En otras ocasiones ya dije que podía caer”, desvela el púgil vizcaino, que perdió su primer combate en el ensogado de pago el pasado 30 de marzo en su segunda defensa del Campeonato de Europa del peso wélter frente al excampeón mundial de la WBA David Avanesyan. Kerman habla serio, tranquilo y con las ideas claras: el camino consiste en aprender de las cornadas de la vida. De todo se sale. Esponja. Permeable. “Quiero volver a llegar arriba, con los que estaban, con otra mentalidad. Voy a hacer lo que sea por volver otra vez a la cima y me voy a dejar los huevos en ello”, declara con aplomo.

“Esta derrota me ha venido bien, porque antes era muy cabezón para entrenar. Antes siempre hacía un poco más de lo que me decían. De los errores se aprende. Más vale menos entrenamiento y de calidad que mucha cantidad y de mala calidad”, desgrana el boxeador de Morga, que contempla además otra serie de ajustes. Entre ellos, “la esquina”. “Txutxi del Valle es mi esquina y al que hago caso. Ha habido gente que ha aparecido ahora y que desaparecerá porque he perdido, pero Txutxi siempre estará”, admite el morgatarra, quien considera que “quiero que se me escuche más a mí, como yo escucho a los demás”. “No quiero que mi esquina sea un gallinero. Lo llevo avisando desde la pelea ante Skeete. Vamos a cambiarlo y volver a la esencia: tres personas y nada más”, recita Lejarraga. “Mantendré mi boxeo”, manifiesta. “La cabeza debe estar por encima del corazón. La cabeza es clave para saber qué errores no puedes cometer y qué facilidades están dando, de la misma manera que el corazón es lo que debe empujarte hasta que superar el límite del convencimiento cuando sabes que has encontrado el camino. Tanto Txutxi como yo tenemos claro que la comunicación, así como la ejecución debe seguir un orden, pero no renunciaré a mi forma de entender el boxeo”, explica el vizcaino.

En cualquier caso, Kerman no se abraza al destino a medio o largo plazo. Únicamente hay un objetivo en su punto de mira: Luis Solís, con el que se enfrentará en la velada del próximo sábado en el Bilbao Arena por el cinturón Latino de la WBC. “Lo que tenga que venir después, ya llegará. Siempre he pensado en la siguiente pelea. En las escaleras te la juegas más si tratas de ascender de cuatro en cuatro que de uno en uno. Solo pienso en Solís”, certifica el boxeador. Tampoco echa demasiado vistazo al retrovisor, prefiere mirar la autopista del pugilismo por el salpicadero. “Sé que tenemos una revancha pactada con Avanesyan, que haremos este año. Si gano a Solís y cerramos la cita con él, volveré a ver la pelea y analizaremos los fallos concretos de aquel día”, sostiene el peleador.

responder a la derrota La piel de gallina. Pelos de punta. Los ojos azules de Kerman Lejarraga vibran: el cariño. “Todos somos humanos”, dice. La calidad del afecto recibido tras la derrota se ha multiplicado. “He alucinado. Me sentí muy querido, sentí mucho cariño y mucho apoyo en la calle. No me lo esperaba. Lo agradezco de corazón”, define el morgatarra. “Mi gente de siempre ha respondido: la cuadrilla de San Inazio, Katxorro, Txema, Josu, Mario? y a los que no han estado, que les den. Prefiero tener amigos que cinturones, ya lo hablamos en otra ocasión. Fíjese, el día siguiente a la derrota no fue duro gracias a mis amigos, a mi familia, a mi pareja y a la niña. Vinieron unos cuantos a Morga y me hicieron el día muy ameno. Son lo que más vale del mundo”, evoca.

Andoni Gago, que batallará por el Campeonato de Europa pluma en la misma velada, afirma que “no” le dio “consejos”. Cuenta el de Otxarkoaga que “solo puedo decirle que es auténtico, que es un grande y que va a ser campeón del mundo. Son cosas que pasan. A todos nos dejó hecho polvo la derrota. Esto es boxeo y una mano lo cambia todo. Va a ser campeón del mundo, fijo. Es grande y sigue siendo igual de humilde, de buen chaval y de cabezón”. Además, el bilbaino recita que “en una derrota se ven los fallos que puedes tener. De los fallos se aprende y se vuelve. Estas cosas hay que vivirlas, pasarlas y sobreponerse. Siempre como es él, un grande”.

UN RIVAL DE ENTIDAD. En el magnífico escenario del Bilbao Arena, Kerman Lejarraga se encontrará con el tercer mexicano de su carrera. “Me da igual el rival”, asevera. Luis Solís, al que apodan El Muecas, tomará el testigo de Jesús Gurrola, con quien debatió por el Internacional wélter de la WBA, y de Johnny Navarrete. “Todos sabemos que los mexicanos son duros y que en su día Gurrola me dio trabajo. Creo que es un gran rival para empezar a poner en práctica aquellos aspectos que hemos detectado que nos pueden hacer mejorar”, agrega El Revólver. Su rival tiene un récord de 25 victorias -21 K.O.-, nueve derrotas y cuatro nulos. Cuidado. Compromiso. “Los boxeadores mexicanos exigen lo máximo y yo quiero demostrar que sigo estando preparado para todo. Además, buscaba un rival así, ya que la afición que viene a Bilbao merece ver boxeo de verdad”, finaliza el de Morga. La contienda se debatirá desde las entretelas, desde las que el vizcaino quiere despegar. “Esto va de levantarse”. Y crecer. Y crecer. Las palabras de Gago resuenan por el Mampo Gym Zorrotzaurre? El regreso de Lejarraga se augura apasionante. Kerman, desde las cenizas, ya bate las alas.