bilbao - Pocas horas antes del combate de Kerman Lejarraga contra David Avanesyan, el promotor americano de El Revólver de Morga, Lou DiBella, hablaba de la perspectiva del boxeador vasco. En el horizonte más cercano se contemplaba un Lejarraga peleando como forastero, lo que solo ha hecho en una ocasión tras 28 combates -ganó en junio de 2017 en Nueva York al puertorriqueño José Antonio Abreu-.

“Creo que su próxima pelea, o dos, será en Estados Unidos”, estimó DiBella, que concretó que podía darse sobre finales de este año o ya en 2020, aunque matizó: “No hay prisa”. Esto último casa con la que ha venido siendo la voluntad del morgatarra y su promotora vasca, MGZ Promotions, que ha apostado por una carrera con una ascensión paulatina, de escalón en escalón, de manera que cada paso avanzado quedara consolidado.

No obstante, lo acontecido en el Bilbao Arena, donde Lejarraga perdió su condición de invicto y el título europeo en favor de Avanesyan, tal vez cambie los planes. Porque frente al boxeador ruso se pudo ver que Europa albergaba rincones por explorar. Y también estilos por enfrentar. Las palabras de DiBella para la revista The Ring suenan ahora precipitadas al producirse poco antes de la segunda defensa del Europeo de El Revólver, y especialmente atendiendo al discurso que seguía: “Creo que (Kerman) puede pelear contra alguien como Shawn Porter o Keith Thurman. Porter podría ser una pelea convincente basada en sus estilos agresivos”.

Por poder, Lejarraga puede. Pero tal vez sea más interesante reforzar esas opciones de éxito, salvo que se anteponga la bolsa económica a los intereses deportivos. En el boxeo, 27 años suenan a margen de evolución y años de trayectoria por delante. Y si por algo se han caracterizado Lejarraga y MGZ es por apostar por el paso a paso deportivo, por la prudencia, hasta que sea este ascenso con mesura el que te ponga delante de la bolsa, e incluso de una pelea por un título mundial. La carrera de Kerman no ha estado marcada por la precipitación.

La primera derrota de Lejarraga es un paso atrás en su progresión internacional; afincado antes de verse con Avanesyan en el Top 5 de los organismos mundiales, está por conocerse la repercusión en cuanto a los rankings se refiere -en la lista de BoxRec que es un portal de referencia ha descendido del puesto 17 al 32; Avanesyan es 14º-. Si bien es evidente que las posibilidades de disputar un cinturón planetario hoy por hoy se han alejado. Y actualmente Porter o Thurman son campeones, el primero del World Boxing Council y el segundo de la World Boxing Asociation.

Lejarraga nunca perdió el respeto a Avanesyan. La humildad es costumbre de El Revólver -además de la nobleza, como se vio entregando el cinturón-, pero además, para los incrédulos, el ruso llegaba avalado por ser campeón del mundo en 2015 y 2016. “Es el rival más complicado al que me he enfrentado”, aseguraba Kerman antes del pleito. El tipo de boxeador que es Avanesyan, más allá del estado excelente de forma que presentó en Bilbao, afloró carencias en Kerman. Además de atesorar calidad en las maneras y en la técnica, su agilidad, su velocidad y la capacidad de movimiento combinadas con precisión entorpecieron el don de Lejarraga, que es su pegada, poderosa pero que se observó lenta para enfrentar las facultades del ruso. Precisamente, esa velocidad en cada acción fue la que le permitió al nuevo campeón encontrar el momento y la distancia para incomodar al poderoso púgil de Morga. Las secuelas del combate en los rostros, apenas tocado el de Avanesyan e hinchado el del vasco, eran claras huellas de lo que precedió.

Los tres primeros asaltos pudieron ser otorgados a Lejarraga y en el octavo, que precedió al K.O. del noveno, se vio una interesante reacción del vizcaino. De hecho, apeló al golpe abajo e hizo daño al ruso, precisamente el modelo de lanzamiento que tumbó a Bradley Skeete y Frankie Gavin en las batallas por el cinturón continental.

A pesar de la reacción, fue insuficiente quizás por tardía. Avanesyan fue mucho Avanesyan, un boxeador completo que comprometió a Kerman, por ejemplo, proponiendo cambios de lado; se posicionaba como diestro y por momentos como zurdo sin modificar un ápice su ritmo asfixiante. Tenía repertorio el mareante ruso. ¿Y cómo puede Kerman combatir estas cualidades? Tal vez sea lo que se debe estudiar, antes de pensar en cruzar el Atlántico con Shawn Porter (30-2-1) o Keith Thurman (29-0) en la mente.

opción de revancha En menos de un año Lejarraga ha conquistado el cinturón y ha planteado dos defensas; la “opción de revancha”, como comunicó ayer MGZ, “está firmada”, por lo que la posibilidad de recuperar pronto el terreno perdido estará ahí. Si la idea es asentar cada paso, debe ser el reto: recuperar el trono continental. “Es el objetivo”, confirma el equipo de El Revólver, y tratar de que sea “en 2019”. Si se logra, Lejarraga habrá ganado un título pero, puede que más relevante aún, conocerá cómo vencer a ese perfil de boxeador que tan mal se lo hizo pasar. Porque 27 años suenan a margen de progreso en el manual de estilo.

¿Debió ser Kerman más prudente y plantear más defensa? ¿Debió ir más directo y confiarlo todo a su pegada mostrándose con premura por terminar? ¿Por qué no buscó más golpe al cuerpo como en el octavo asalto? ¿Qué hubiera sucedido? ¿Puede Kerman imponer su pegada ante semejante velocidad? Son preguntas que quedan tras la batalla. En la capacidad de encontrar las respuestas estará el progreso. “Me voy a levantar con un par de cojones”, promete. Hay trabajo por hacer. Sin ir más lejos, dentro de Europa.