El Comité Ejecutivo de la UEFA calificó de "movimiento sin precedentes de solidaridad" una decisión inevitable: aplazar hasta el 11 de junio del próximo año la Eurocopa 2020 por el coronavirus, con el consiguiente quebranto para las doce sedes que acogerán la competición, entre las que se encuentra Bilbao, y la propia organización futbolística, pues buena parte de los beneficios que obtiene los dedica al apoyo del fútbol base de sus 55 organizaciones. La medida se adopta para que las competiciones de los clubes dispongan de más fechas y puedan terminar sus campeonatos.

El aplazamiento de la Eurocopa lleva consigo un efecto dominó. De momento ha empujado a la FIFA a postergar su nuevo invento, un Mundial de Clubes con 24 equipos en liza, que estaba programado del 17 de junio al 4 de julio de 2021 en China, y que ahora se jugará "más tarde en 2021, en 2022 o en 2023, cuando haya más claridad en la situación", señala la FIFA en un comunicado.

Tampoco tenía otro remedio el máximo organismo del fútbol mundial ya que la Conmebol también optó ayer por trasladar la Copa América, a disputar el Colombia y Argentina y que estaba programada en idénticas fechas a la Eurocopa, al próximo año.

La medida obliga a reubicar también el calendario de la fase final de la Liga de Naciones, cuya segunda edición de este reciente invento de la UEFA para captar más dinero, pero de escaso fuste, celebró su sorteo hace poco. Estaba previsto que la primera de sus seis jornadas arrancara el próximo 3 de septiembre. La fase final se fijó para el 2 y el 6 de junio de 2021, fechas que ya son imposibles.

Además, habrá que reprogramar los europeos sub-21 y femenino, que estaban previstos para junio de 2021.

"La UEFA ha hecho el mayor sacrificio por el bien del fútbol europeo", resaltó ayer su presidente, el esloveno Aleksander Ceferin para justificar con aires de solemnidad la resolución sobre la Eurocopa, pasando por alto que de esta forma también intenta solventar el otro gran problema que tenía planteado. Cómo terminar los grandes torneos europeos de clubes que apadrina y que tan buenos dividendos dan a la organización: la Liga de Campeones y la Europa League, además de la Champions femenina, competiciones de alcurnia que igualmente dispondrán de un mes más para cubrir la competición, siempre que la pandemia remita para entonces.

Las incógnitas de la Champions La final de la Champions, que estaba prevista celebrarse el 30 de mayo en Estambul, se jugará en la ciudad turca pero casi un mes después, el 30 de junio. Y la final de la Europa League, con sede en la ciudad polaca de Gdansk, se traslada del 24 de mayo al 27 de junio.

Las finales tiene fecha, pero no las semifinales, ni los cuartos, ni tampoco los dos encuentros que faltan para terminar con la fase de octavos, Manchester City-Real Madrid (1-2 en la ida) y Barcelona-Nápoles (1-1 en la ida). Dependiendo del curso de los acontecimientos, y si se recobra la normalidad a lo largo del mes de abril, la UEFA contempla cambiar el formato de las competiciones europeas, de tal forma que tanto los cuartos como las semifinales de la Champions se podrían jugar a un solo partido.

Se trata, en definitiva, de ampliar el calendario y armonizarlo buscando la conclusión de la temporada.

Al respecto, LaLiga hizo pública su satisfacción a través de un comunicado en el que "agradece el acuerdo en la comunidad del mundo del fútbol" por el aplazamiento hasta el año que viene de la Eurocopa y el retraso hasta junio de las finales de la Liga de Campeones y la Liga Europa, añadiendo que "espera reanudar pronto la competición" española.

LaLiga agrega que "cuando la normalidad regrese y vaya remitiendo este grave riesgo para la salud", afrontará "de la mejor forma posible las opciones de terminar las temporadas". Porque su presidente, Javier Tebas, es de los optimistas. Ya lo dijo en vísperas de este cónclave de la UEFA: "trabajamos para que la competición termine, y estoy seguro de que va a terminar".

los estadios vacíos En la argumentación ofrecida por la UEFA para aplazar la Eurocopa hay otro argumento de peso. La desoladora hipótesis de tener que jugar sin público en los estadios.

"Estoy orgullo de la respuesta de mis colegas de todo el fútbol europeo. El fútbol es una fuerza inspiradora y poderosa en la sociedad y la idea de celebrar un festival paneuropeo de fútbol en estadios vacíos, con zonas de aficionados desiertas mientras el continente se sienta en casa en el aislamiento, es una idea sin alegría que no podríamos aceptar para celebrar el 60º aniversario de la competición", destacó Ceferin.

Son consideraciones que no se contemplan sin embargo en las grandes ligas europeas, donde terminar los campeonatos es prioritario. Otra cosa es si se hace con los aficionados en las gradas, un asunto secundario mientras estén las cámaras retransmitiendo los encuentros. Se trata de salvar al menos los contratos televisivos, que aportan la parte sustancial de este gran negocio alrededor del balón.