La ola de calor, inclemente, una lengua de fuego abrasiva, un dragón que escupe fuego sin descanso, despiadadamente, recortó la segunda jornada de la Ruta de Occitania, una forja, hasta hacerla casi desaparecer. La prefectura del departamento de Tarn prohibió que la etapa registrara los 154 kilómetros previstos. Imperó el sentido común en medio de la alerta roja. Se compitió al mínimo, de manera exprés, en un día raro, una anomalía.

El recorrido fue diminuto, apenas 33,6 kilómetros, pero sirvió para agrandar la figura de Roger Adrià, ganador del esprint ante Michael Valgren y Max Kanter. Es el nuevo líder de la carrera francesa. Démare no pudo defenderse. El velocista galo se deshilachó entre el puerto de segundas y las continuas chepas del trazado, una traca final.

GRAN ESTRENO

El catalán, uno de las joyas del Kern Pharma se encaramó a la gloria después de tiempos de zozobra, en los que tuvo que superar el coronavirus y encontrar nuevamente su mejor versión. Logró abrir el palmarés. De estreno. También su formación, que festejó su primera victoria de la campaña.

“Teníamos marcada esta etapa, y gracias al equipo lo hemos conseguido. Fue un día extraño, con mucho calor, y nunca habíamos vivido estas condiciones de una jornada así. Hicimos el protocolo de contrarreloj, saliendo a rodar antes, y luego salir lanzados", estaleció Adrià, un líder exprés en la Ruta de Occitania.