ACIÓ el Critérium Dauphiné, probeta del Tour de Francia, achicado, con apenas cinco etapas, recortado por los tiempos extraños y peligrosos de la pandemia del coronavirus. La organización cinceló una semana laboral repleta de perfiles picudos a modo de calibre de las capacidades de los líderes convocados para pelear por la gloria de la Grande Boucle. El banco de pruebas concluyó con Daniel Felipe Martínez sentado en la cima de la cita francesa. Thibaut Pinot ocupó la segunda plaza y el podio lo cerró Guillaume Martin. La sorprendente victoria del colombiano, otro dorsal emanado de la prolija cantera cafetera, destacó su emergente figura. Su triunfo, empero, emergió desde lo accidental. Las principales figuras, ya fuera por las caídas o por los desplomes de rendimiento, sembraron de incertidumbre su tránsito hacia el Tour.

En un curso inédito, sin apenas referencias competitivas, la incertidumbre perfiló el día a día del Dauphiné, donde se medían los aspirantes a la Grande Boucle. El orden que se presuponía tras el inicio viró hacia un final inopinado y bacheado. La carrera constató el poder del Jumbo, que arrasó. Colocó tres vencedores diferentes (Van Aert, Roglic y Kuss) en cinco jornadas y ensombreció al Ineos, con Chris Froome y Geraint Thomas, ambos gregarios de Egan Bernal, a un viaje lunar de lo que les supone. Ambos deberán mejorar sensiblemente si desean entrar en la pugna por el Tour. Bernal, el hombre fuerte de la estructura británica, dejó el Dauphiné encogido por los dolores de espalda. El colombiano desconectó tras la tercera jornada. En la cuadra de Brailsford las dudas relinchan ante el poderoso galope del Jumbo.

En la escuadra neerlandesa sonríen con cautela. Si bien su dominio resultó apabullante bajo el mandato de Primoz Roglic, el líder tuvo que abandonar después de una caída tras completar varias exhibiciones que certificaron su preponderancia. El esloveno renunció a la última etapa para cuidar su cuerpo, fuertemente golpeado en el costado izquierdo. A menos de dos semanas para el Tour, cualquier contratiempo puede alcanzar cotas insospechadas. Se impone la cautela. Su compañero, Steven Kruijswijk, también se bajó de la cita francesa. Una caída en la cuarta jornada le mandó a casa con un hombro dislocado. Del triunvirato de la formación neerlandesa, Tom Dumoulin demostró su crecimiento a lo largo de la carrera después de permanecer más de un año sin competir. Si bien la jerarquía del Jumbo reinó sobre el Dauphiné, es complicado saber si el equipo neerlandés podrá mantener semejante estatus en el Tour.

Al triunfo en París también aspira Mikel Landa. El escalador de Murgia, líder único del Bahrain, concluyó fuera de plano después de que los calambres y los dolores de espalda le arrancaran en el cierre de la carrera cualquier opción de triunfo cuando estaba a 12 segundos del líder provisional, Pinot. Landa funcionó el resto de jornadas. A pesar de un final traumático, el alavés sostiene que su preparación para el Tour va bien encaminada. Quintana, otro de los corredores llamados a disputar la general de la Grande Boucle, tuvo que dejar el Dauphiné víctima de los dolores en la rodilla afectada por el atropello de hace semanas. Emmanuel Buchmann, cuarto en la pasada edición del Tour, se cayó y con el cuerpo repleto de abrasiones tuvo que renunciar a seguir en carrera. Por su parte, Enric Mas, el hombre acreditado por el Movistar como cabeza de cartel para el Tour, sembró de dudas su participación, muy por debajo de lo esperado. Esa misma sensación invadió a Urán o Alaphilippe. A doce días de Niza, campo base del Tour, sobresalen los líderes dolientes.

Roglic y Bernal, doloridos, abandonaron por precaución mientras que Landa finalizó pero debilitado por problemas físicos

Froome, cuatro veces campeón del Tour, y Thomas, ganador en 2018, mostraron enormes síntomas de debilidad en el Dauphiné