La historia de las finales de la NBA recoge que tras una serie igualada a dos victorias el vencedor del quinto encuentro ha acabado llevándose el anillo de campeón en el 74,2% de las ocasiones. Los Oklahoma City Thunder quieren consolidar esa estadística para abrazar la gloria tras colocar el 3-2 en su serie contra los Indiana Pacers con un 120-109 aprovechando que uno de sus dos jugadores All Star, el escolta Jalen Williams, protagonizó el mejor encuentro de su carrera con una actuación de 40 puntos, seis rebotes y cuatro asistencias, perfectamente secundado por el MVP de la temporada regular, Shai Gilgeous-Alexander, que aportó otros 31 puntos y diez pases de canasta.

El palmarés oficial de la NBA concede un título a Oklahoma City, el que conquistaron en 1979 los Seattle Supersonics –la franquicia se trasladó a su actual ubicación en 2008–, pero el bullicioso y entregado público del Paycom Center quiere conquistar uno en propiedad, algo que intentarán primero posponer y posteriormente evitar los Pacers, que ejercerán de anfitriones del sexto partido la próxima madrugada del jueves al viernes sin tener demasiado claro en qué condiciones podrán contar con su principal referente, Tyrese Haliburton. El director de juego sufrió una lesión de gemelo en su pierna derecha en la primera mitad del quinto duelo y aunque posteriormente pudo regresar a la acción lo hizo visiblemente mermado, acabando con solo cuatro puntos anotados, todos ellos facturados desde la línea de tiros libres. Los de Rick Carlisle abrieron la final robando el factor cancha, pero ahora se encuentran contra las cuerdas.

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Los Thunder dominaron el quinto encuentro desde un primer cuarto en el que su labor de retaguardia marcó diferencias abismales, provocando hasta siete pérdidas de balón de los Pacers (acabaron con 23) en esos primeros doce minutos. A partir de ahí, los de Mark Daigneault llevaron la voz cantante, llegando a gozar de una renta de 18 puntos pero sin acabar de romper el choque. De hecho, el 59-45 al descanso fue un botín demasiado escaso y durante todo el tercer cuarto Indiana, todo voluntad y especialista en grandes volteretas en estas eliminatorias por el título, coqueteó con la posibilidad de colocar incluso el luminoso a su favor, con un inquietante 95-93 a poco más de ocho minutos del final merced al buen hacer de dos jugadores de rotación que proporcionaron la energía que los suyos echaban de menos: Obi Toppin y T. J. McConnell.

Sin embargo, la principal rémora en el juego de los Pacers, las pérdidas, regresaron en el peor momento posible y los Thunder, mucho más filosos, fueron capaces de mantener firme su rumbo hasta que Williams y Gilgeous-Alexander, con la colaboración de Luguentz Dort con dos importantes triples, acapararon focos para terminar de sofocar el intento de revuelta, dejando a Oklahoma City saboreando ya la gloria del anillo de campeón de la NBA.