Bilbao - Zion Williamson es, probablemente, el novato que más expectación mediática ha levantado antes de debutar en la NBA desde el desembarco de LeBron James en 2003. Alrededor de la hercúlea figura del nuevo jugador de los New Orleans Pelicans se ha suscitado un nivel de expectación que le ha permitido ya firmar acuerdos de patrocinio por encima de los 100 millones de dólares. Jordan Brand, Panini, Gatorade, NBA 2K... Las marcas se pelean por asociar su imagen con la de un jugador que en pretemporada ha demostrado que puede tener impacto inmediato como profesional (ha promediado 23,3 puntos, 6,5 rebotes y 2,3 asistencias en apenas 27 minutos) pese a tener solo 19 años, aunque la durabilidad de su rotundo físico (2,01 metros, 129 kilos de músculo y explosividad) sigue generando dudas, sobre todo desde que la pasada semana se anunció que se perderá el arranque de curso por una lesión en su rodilla derecha sobre la que la franquicia no ha dado detalles. Solo se ha filtrado que se perderá “varias semanas” de actividad, sin especificar cuantas.

Son muchas las voces que llevan tiempo opinando que sería conveniente que Williamson pierda algo de peso para poder afrontar con garantías un calendario tan exigente como el de la NBA, compuesto por 82 duelos de temporada regular, sin poner en riesgo la durabilidad de sus rodillas y, por tanto, su carrera profesional a largo plazo. Su físico, más propio del fútbol americano o de los corpulentos atletas de 100 metros de antaño, no tiene precedentes en el baloncesto de élite. Cabe recordar que solo un jugador de la NBA, Boban Marjanovic, con 132 kilos, supera su peso. Eso sí, el gigante serbio mide 20 centímetros más. La NBA arde en deseos de sacar a la palestra a una nueva gran estrella, pero por ahora toca esperar. - J. Larrauri