Bilbao - El Bilbao Basket y el Casademont Zaragoza protagonizan un duelo en la cumbre de la clasificación de la ACB hoy, a partir de las 18.00 horas. Se miden tercero contra cuarto, solamente superados por el Real Madrid y el San Pablo Burgos, únicos equipos invictos en este arranque de competición. Pocos hubieran imaginado esta situación hace unos meses, sobre todo en el bando de los bilbainos, que ya han sorprendido a más de un rival.

El partido ante el conjunto aragonés se presenta como una buena piedra de toque para el equipo dirigido por Álex Mumbrú. El Zaragoza arrancó la competición con mucha fuerza y está con la moral por las nubes después de sus tres victorias. El reciente tropiezo en la Champions ante el Basket Bonn es solo un pequeño lunar para un bloque que sabe muy bien a lo que juega y en los partidos previos había mostrado un grandísimo nivel.

En cualquier caso, cada victoria es un chute de autoestima para la afición del Bilbao Basket. Otra razón más para creer que el equipo puede hacer algo grande y soñar con cotas impensables al inicio del curso. Sin embargo, los triunfos no sacan de su camino a los hombres de negro. Agarrados con fuerza al partido a partido, la mentalidad no cambia a pesar de que haya una cifra más en el acumulado de victorias. “No nos creemos lo que no somos. Eso es importante. Tenemos claro lo que somos y es importante trabajar día tras día”, declaró Mumbrú en la rueda de prensa previa a viajar a Zaragoza. Esa manera de pensar y mantener el nivel de exigencia es lo que da buenos réditos a los bilbainos: “Sabemos que a través de trabajo podemos conseguir resultados. El deporte es así, el pasado no cuenta y solo importa el presente y el futuro”.

Para mantener ese nivel de exigencia, Mumbrú apuesta por una rotación amplia, con el protagonismo bien repartido entre sus piezas y todos los jugadores preparados para cuando llegue su momento. “Nosotros no tenemos ninguna estrella en el equipo, pero sí tenemos doce jugadores que pueden jugar en cualquier momento. Todos confían el uno en el otro y yo tengo confianza plena en los doce”, afirmó el técnico catalán. Confianza, pero nada de regalar minutos: “Saben que ninguno se puede relajar, porque hay otro compañero preparado para jugar. Creo que es clave que todo el mundo se sienta importante en el equipo”. Asimismo, Mumbrú contará con todos sus efectivos a pesar de que al inicio de la semana varios jugadores se encontraban “tocados”, lo que llevó a los bilbainos a realizar una semana de entrenamientos “algo más floja”.

El Casademont Zaragoza será el segundo equipo consecutivo que se enfrenta a los hombres de negro tras sufrir una derrota en competición europea. La semana pasada fue el Baskonia el que claudicó, pero eso no da una confianza extra a Álex Mumbrú de cara al choque en el Príncipe Felipe: “Cuando llevas diez partidos en casa igual puede afectar un poco, pero cuando es el segundo tienes ganas de gustar a la afición. Han tenido tiempo para prepararlo y será un partido difícil”. A diferencia de los baskonistas, que tuvieron que jugar ante el Bilbao Basket con menos de 48 horas de descanso y un largo viaje, el equipo aragonés tuvo un desplazamiento más cómodo y su encuentro fue el miércoles.

El Bilbao Basket tiene como rival a un equipo muy completo, diseñado para pelear en la Champions y con una rotación amplia que le permite realizar muchas combinaciones. Entre sus jugadores destaca la presencia del ala-pívot Robin Benzing y el escolta DJ Seely. Sin olvidar a su pareja de bases, formada por Carlos Alocén y Rodrigo San Miguel, quien a sus 34 años está protagonizando un gran inicio de temporada. A todo este arsenal de jugadores hay que añadir la dirección de Porfirio Fisac desde el banquillo, que el año pasado logró meter al equipo en las semifinales de la ACB y esta campaña está viviendo un arranque sobresaliente. “Son un equipo bien entrenado, que tiene muy claras sus reglas en defensa y a lo que juega en ataque. Atacan muy bien en los primeros segundos y si no en el cinco contra cinco saben buscar las debilidades del equipo”, describió Mumbrú.