Argentina75

España95

ARGENTINA: Campazzo (11), Brussino (8), Garino (0), Delía (2) y Scola (8) -cinco inicial-, Gallizzi (0), Laprovittola (17), Deck (24), Vildoza (2), Fjellerup (0), Caffaro (0) y Redivo (3).

ESPAÑA: Rubio (20), Rudy (11), J. Hernangómez (11), Oriola (6) y Gasol (14) -cinco inicial-, Ribas (5), Claver (2), W. Hernangómez (11), Llull (15), Rabaseda (0), Colom (0) y Beirán (0).

Parciales: 14-23, 31-43 (descanso), 47-66 y 75-95.

Árbitros: Maranho (BRA), Rosso (FRA) y Anderson (USA). Eliminaron a Ribas, Juancho Hernangómez y Brussino.

Incidencias: 18.000 espectadores en el Wukesong Sports Center de Pekín.

bilbao - España es de nuevo campeona del mundo de baloncesto. En Asia ha encontrado su particular mina de metales ya que en Japón logró su primer oro mundial, en China logró una plata olímpica en una final memorable ante Estados Unidos y en China, de nuevo, atrapó un oro de ley, labrado con un gran juego colectivo y un instinto ganador cultivado a lo largo de dos décadas. El próximo año, otra vez Japón desafiará a un entrenador y a un grupo de jugadores que en esta Copa del Mundo se han superado hasta alcanzar algo con lo que nadie contaba. Ha sido un triunfo, un oro, tan inesperado como aquella plata del Eurobasket de 1999 que abrió un era que ya parecía acabada, pero no. En estos veinte años España ha sumado catorce medallas en los distintos torneos de selecciones y se ha mostrado casi infalible en los momentos de la verdad.

Las imágenes de felicidad inundaron el Wukesong Arena, pero hubo que quizás una que puede resumir el enorme éxito alcanzado ayer ante Argentina. A 1.22 del final, saltaron al parqué Quino Colom, Xabi Rabaseda y Javier Beirán, inéditos en los últimos cinco partidos. La final estaba resuelta y Sergio Scariolo dio el merecido premio a tres jugadores que fueron fundamentales en el proceso clasificatorio de las ventanas, iniciado hace dos veranos, sin los cuales España no habría llegado a la Copa del Mundo. El mayor brillo se lo llevaron otros, pero el oro hizo justicia con ellos tres y con todos los que contribuyeron en la ausencia de los jugadores de la NBA y la Euroliga.

El trabajo de sus compañeros durante los 39 minutos anteriores de la final volvió a ser impecable desde el punto de vista táctico. De nuevo, el planteamiento del partido marcó las diferencias porque Argentina se encontró con la horma de su zapato. Scariolo puso a Oriola de titular en la labor de desgaste de Scola y el líder de la albiceleste tardó en anotar su primera canasta en juego más de 27 minutos. Ricky Rubio, incluso a costa de meterse en faltas, defendió muy cerca a Campazzo y el otro faro argentino se quedó sin luz ni chispa. Además, España puso un ritmo alto desde el inicio, atacó el rebote como ningún partido antes y marcó el destino de la final con un parcial de 2-14 en apenas cuatro minutos.

Desde ese momento, Argentina se dio cuenta de que no podía cometer más errores ya que cualquier parcial adverso le obligaba a redoblar esfuerzos. Sin encontrar a Scola entre la maraña defensiva española, los albicelestes buscaban algo a lo que agarrarse. Un par de triples de Brussino y una defensa agresiva que provocó errores de España le dieron vida hasta un parcial de 11-0 para llegar a un 13-14 que podía anunciar una final apretada como se esperaba. Pero España se reorganizó con un tiempo muerto y Argentina no volvió a estar tan cerca. Otro parcial de 1-16 entre el final del primer cuarto y el principio del segundo, con dos triples extraordinarios de Rudy, castigaron la agresividad defensiva de los argentinos que ya se sentían desesperados: 14-31.

rebote y control Sergio Hernández recurrió a Nico Laprovittola y el MVP de la última Liga Endesa acaparó un parcial de 7-0 y después Gaby Deck, heroico todo el partido, dejó el 27-35. Pero España, con todos sus jugadores implicados en la tarea, tenía el rebote y tenía el control y una renta de doce puntos al descanso que resultaba tranquilizadora. Al fin y al cabo, la final medía a los maestros y a los alumnos. La mayoría de los argentinos han aprendido y seguirán aprendiendo el oficio al lado o contra quienes ayer tenían enfrente y en tramos del partido se notó en el conocimiento de los movimientos de cada uno. En el tercer cuarto, un 2+1 de Ricky elevó la ventaja española hasta los 22 puntos (33-55), aunque Deck y Campazzo, con sendos triples tras pérdidas de los Scariolo, obligaron al técnico de Brescia a parar el partido y pedir a sus jugadores una mejor gestión de las posesiones.

Llull empezó a buscar la defensa de Laprovittola en los bloqueos directos frontales y la defensa argentina, que tenía que ocuparse también de la referencia interior que suponía Marc Gasol, se partió por el centro. Scola había anotado sus primeros puntos para el 41-60 y sin el jefe sumando, los pibes lo tenían muy difícil. La última baza que les quedaba la exprimieron en el inicio del último cuarto. Con una defensa presionante, forzaron de nuevo pérdidas de España, que se había olvidado de mover el balón y ser vertical, y firmaron un parcial de 2-9. Ese 58-70 fue su canto del cisne porque un 2+1 de Llull y un triple de Juancho Hernangómez fueron casi dos golpes de gracia ya que Argentina vio que iba a remar y remar para no llegar a la orilla.

Deck, que pide más protagonismo en el Real Madrid, era un toro desbocado en busca de lo imposible, pero España fue inteligente para alargar sus posesiones y aprovechar los tiros libres que concedía una defensa por encima del límite. Los albicelestes bregaron hasta el final porque esa mentalidad les había llevado hasta la final, lo que ya en sí mismo era un éxito. Habían ganado a Serbia, habían ganado a Francia, pero no pudieron con España, quizás cuña de su misma madera.

El campeón del mundo es el mismo de hace trece años cuando ambos se cruzaron en las semifinales. La primera selección española que jugaba sin nadie de la generación del 80 se colgó un oro que tenía otros candidatos más populares. Pero otra vez el equipo ha dado lo mejor cuando tuvo que caminar sobre la fina línea que en el deporte separa el éxito del fracaso. España ha sido el mejor equipo de la Copa del Mundo y por eso ha ganado.