Habrá que esperar a la última jornada en Lezama, ya que el Amorebieta, con una grada a reventar, solo pudo empatar en Urritxe frente a un experimentado y combativo Nàstic y tendrá que aguardar a la última jornada. No pudo ser en Logroño y tampoco en casa, pero el Amore se jugará el ascenso en casa de un Bilbao Athletic ya descendido y además le sirve el empate para lograr su propósito; su rival, el Eldense, disputa el último encuentro de liga en Murcia.

Celebración del gol de Jauregi.

Todo estaba preparado para seguir el guion esperado, pero falló lo esencial: el triunfo local. Lo intentaron los de casa, pero unas veces fruto de imprecisión y otras de la precipitación, se tuvieron que conformar con un valioso punto. De inicio el Amore buscó el gol con determinación. Seguramente porque la grada contagiaba esa pizca de ansiedad cuando se huele el título desde muy cerca. Por muy poco no llegó Pradera al primer envío desde la izquierda. Quintanilla y Guillermo ponían la nota vizcaina en el conjunto visitante. Dorrio mandó desde la derecha un balón imposible que no encontró rematador. Rayco puso a prueba al portero y en el rechace Pradera estaba en boca de gol pero de forma antirreglamentaria.

Pradera y Dorrio eran los más activos en el bando azul. El bilbaino Guillermo metió el miedo en el cuerpo a Urritxe cuando envió un obús que cruzó con peligro el área de Jonmi.

Los jugadores del Nàstic caían al suelo continuamente, como no queriendo jugar un partido en el que no eran lo bastante protagonistas. El conjunto visitante no tenía prisa y optaba por enfriar el partido. Jorge Mier centró desde la derecha y el remate en semifallo de Pradera lo sacó Manu García con su manopla.

No se había cumplido la media hora y Toni Herrero sacó un córner desde la izquierda la defensa despejó el balón hacia atrás y Jauregi se encontró un regalo difícil de no aprovechar. Era el primer gol. Estalló la grada. La primera piedra ya estaba puesta. Pero los catalanes dieron un paso adelante. Trilles estuvo a punto de empatar en una jugada a balón parado pero el colegiado invalidó la acción.

El gol local curiosamente templó los ánimos y la ansiedad de la grada de Urritxe y entonces las fuerzas se equilibraron. Una segunda jugada tras un balón parado de los tarraconenses propició un balón centrado desde la derecha por Trilles que desde el segundo palo el bilbaino Alex Quintanilla alojó en la red. Ya sobre la bocina del descanso el Amore pudo ponerse de nuevo con ventaja. Jorge Mier centró desde la derecha, Rayco asistió con el pecho a Yriarte y su disparo cruzado estuvo a punto de cazarlo en boca de gol Pradera.

En la segunda mitad, nada más salir, el visitante Andy tuvo dos balones peligrosos en el área de Jonmi. Era una pesadilla. Seguido, Pradera cabeceó arriba. La defensa visitante estaba muy atenta. Montalvo taponó el disparo de Sibo y Trilles hizo lo propio de cabeza con el de Rayco.

El partido mantenía la emoción y el Amore quería ganar pero también había miedo a perder. Los de Mujika buscaban imponer su ritmo. En el área, Manu García imponía su envergadura. Julen Jon salió para dinamitar la banda derecha. Pero tampoco lo consiguió. Por el Nàstic, Marc Fernández disparó a las manos de Jonmi.

El Amorebieta no era el de la primera parte y ya no arrollaba a un rival que mostraba peligro en sus acercamientos al área. El partido se convirtió en extraño. A Jonmi se le vio volar en un córner y el balón atravesó el área con peligrosidad.

Las noticias de Elda tampoco eran buenas. Jorge Mier lo intentó en carrera pero su finalización se marchó arriba. En la réplica, Gorostidi cruzó demasiado el esférico. Yriarte provocó un córner y el delirio en la grada que no fue suficiente para superar por alto al coloso Manu García.

En la recta final, con seis minutos de alargue, el Amore embotelló a su rival a base de centros laterales. Tampoco fue suficiente. Varios jugadores del Nàstic caían como plomo a causa de dolores musculares, rompiendo el ritmo del partido. Incluso vio tarjeta el masajista por su parsimonia. La grada mostró su enfado, fruto también de la impotencia. La veteranía visitante se impuso en la prolongación. Jorge Mier volvió a intentarlo pero su balón de nuevo se marchó a las nubes del sueño de los azules. Sobre la bocina Ewan combinó con Edwards pero su remate cruzado lo volvió a cazar manu García.