“No es una revancha. Es todo muy distinto”, dijo Unai Laso al terminar el partido contra Jon Ander Peña el domingo. En la retina: el pasado 29 de mayo, final del Manomanista, Navarra Arena lleno hasta reventar, el delantero de Bizkarreta-Gerendiain tritura a Joseba Ezkurdia en el partido más importante del curso (22-7) y acaba con cinco campañas de sequía de Baiko en los campeonatos oficiales de la Liga de Empresas. De eso hace más de un mes y el puntillero errotarra tiene razón: nada es igual. Laso volverá a verse a las caras con el delantero de Arbizu en el siguiente episodio de su rivalidad en una función muy golosa: la matutina del 7 de julio en el Labrit en busca de la txapela del Cuatro y Medio de San Fermín. Es decir: calor extenuante, el santo redivivo, gradas pintadas de blanco y rojo, pañuelos al cuello, txupinazo manista, la feria vuelve al tapete estival.
Y todo es distinto. Para empezar, cambian la especialidad, el momento de juego y las circunstancias. Se acorta el frontón. Joseba es uno de los monarcas de la modalidad. En su currículum se asoman dos entorchados oficiales, conquistados en 2018 y 2019, en el Navarra Arena. Sin embargo, el puntillero de Aspe nunca ha sido capaz de alzarse con la txapela en la cita iruindarra.
Seis años después
Ezkurdia regresa a la final después de seis años de ausencia. En el retrovisor: dos finales, las de 2014 y 2016. En la primera ocasión, fue víctima de Aimar Olaizola por un claro 22-11. En la segunda, sufrió una remontada espectacular de Mikel Urrutikoetxea. Ezkurdia perdió 22-21. El delantero vizcaino volteó un 9-18. En la semifinal, el de Sakana tumbó a Altuna III (22-11). A partir de ese momento, el amezketarra se ha convertido en la bestia negra del navarro, pues en las ediciones de 2017, 2018, 2019 y 2021 cayó en las semifinales frente al guipuzcoano.
Unai Laso, por su parte, ha participado en cinco ediciones del Cuatro y Medio de San Fermín. En 2017, se frenó en dieciseisavos de final contra Artola (22-15); en 2018, ganó a Víctor en la primera eliminatoria (14-22) y perdió en octavos contra Bengoetxea VI (22-18), y en 2019, Bakaikoa apeó al errotarra (18-22). En la pasada campaña, en cambio, Laso alcanzó la final del 7 de julio tras vencer en sus tres encuentros –Peña II (22-17), Urrutikoetxea (15-22) y Agirre (6-22)–. Se encontró con Altuna III y los dos contendientes regalaron un encuentro sublime, pero el cetro se fue a Amezketa (20-22).
Los precedentes
El brillo de la final del Manomanista eclipsa los precedentes entre Laso y Ezkurdia. Los dos delanteros navarros se han enfrentado únicamente en dos ocasiones dentro de la liguilla de cuartos de final del acotado oficial y las dos han caído del lado del puntillero de Aspe. El de Sakana se impuso por la mínima en el frontón Bizkaia de Bilbao en 2019, mientras que en el pasado curso Joseba le impuso un severo correctivo por 22-9 en el frontón Burunda de Altsasu.
Sin embargo, aunque las citas individuales dentro de la modalidad sonrían al representante de Aspe, los números globales caen del lado de Laso. En total, desde su primer choque en junio de 2017, se contabilizan 16 enfrentamientos entre ambos, de los cuales 9 han sido para el delantero errotarra y 7 para su rival. “Todo ha cambiado”, reflexiona Laso. El pasado no sirve de nada en la pelota.