bilbao - Rafa Nadal dio otro paso hacia la final del US Open con mucho sudor y ciertas dosis de sufrimiento en su duelo ante Diego Schwartzman: 6-4, 7-5 y 6-2. El de Manacor superó al argentino como las otras siete veces en que se habían enfrentado, pero tuvo que superar la oposición de su rival, que resulta admirable por el tenis penetrante que genera desde sus 1,70 metros, y ciertas desconexiones en su juego, sobre todo con su servicio, que le pudieron provocar algún susto. Nadal comenzó dominando el primer set por 4-0, pero Schwartzman le igualó, lo que obligó al balear a elevar el listón para hacerse con el primer set.

Parecía que el Peque se había salido de punto porque Nadal tomó ventaja de 5-1 en el segundo set, pero de nuevo el bonaerense reaccionó para empatar el parcial a cinco juegos. Otra vez, Nadal tuvo que tirar de repertorio, oficio y experiencia para presionar de nuevo a Diego Schwartzman con su derecha, cerrar el set y evitar males mayores. “Gané muchos puntos buenos, pero en los momentos importantes no me sentí bien y él jugó mejor, como ha pasado las otras veces que hemos jugado”, resumió el argentino con resignación.

El número 2 del mundo tuvo que ser atendido al inicio del tercer set por culpa de unos calambres en el brazo que él justificó por la deshidratación que le habían provocado la humedad del día en Nueva York y un problema estomacal que sufrió poco antes de arrancar el partido. Se rehizo y aprovechó el lógico bajón mental de Schwartzman para romperle dos veces más el servicio y no gastar más energías en una batalla que ya estaba resuelta. “Mi gran fallo ha sido el segundo set; el primero ha sido un fallo, pero era al principio y en los primeros cuatro juegos he jugado probablemente mi mejor tenis del torneo. Me ha faltado autoridad con el servicio y ante Diego se hace muy difícil salirte de las posiciones de defensa porque tiene una bola muy larga y rasa”, explicó Nadal, que pese a que cometió 39 errores no forzados, más de la habitual en él, acabó con buenas sensaciones ya que “he tenido la capacidad de aceptar las cosas y de convivir con los problemas. He sabido aceptar las situaciones. Era un día para ponerse el mono de trabajo y ganar como fuera”.

Así, el tenista balear consigue el hito de meterse en semifinales de los cuatro Grand Slams este año y en la madrugada de hoy deberá medirse a Matteo Berrettini, inexperto a estos niveles, pero con tenis y confianza para complicarle la vida. Aunque si Nadal hubiera diseñado un escenario ideal al inicio del torneo, se habría parecido al que le separa de su cuarto título en el US Open y su decimonoveno Grand Slam.