EL golf mira al Augusta National, donde ya se nota la llegada del Masters. El primer major del año, aquel que se juega siempre en el mismo lugar y que resulta más selectivo y estricto en la admisión de participantes, está en esos días previos en que agasaja a aus patronos y despliega sus tradiciones como el torneo infantil de pitch and putt, el día que abre sus 18 hoyos a los familiares y allegados de los ganadores, la cena de campeones o el torneo de pares 3 que sirve para que algunos jugadores suelten tensión. Y, sobre todo, el Augusta National ha roto su rigidez para hacer sitio a las mujeres. La semana pasada se celebró el primer torneo femenino, de carácter aficionado, que acoge el club en lo que puede suponer un paso para recibir a las profesionales en el futuro.

En un par de días llegará la pura competición entre los 87 golfistas que estarán el jueves en los tees del mítico campo del estado de Georgia. El canadiense Corey Conners, ganador del Valero Texas Open, ha agarrado la última plaza disponible en un elenco del máximo nivel, que incluye a todos los que han ganado la chaqueta verde y que aún siguen en activo. A la hora de señalar favoritos, muchos apuntan a Rory McIlroy, al que solo le falta el Masters para completar el Grand Slam del golf, o a Justin Rose, segundo hace dos años y que ha recuperado el número 1 del mundo. Como casi siempre, Jon Rahm también está incluido en los pronósticos y en los análisis de los expertos como una baza a tener en cuenta esta semana en Augusta.

Hace un año el de Barrika acabó cuarto en solitario tras firmar 65 golpes, siete bajo par, en la tercera jornada y mantener sus opciones de triunfo hasta el hoyo 15 del domingo donde aquel maldito golpe al agua le descabalgó de la pelea que acabó vistiendo de verde a Patrick Reed. Esta será la tercera participación de Rahm en el Masters y seguramente llega mejor que nunca a un grande, aunque aún no haya ganado en 2019. Encadena ya diez torneos consecutivos pasando el corte, suma seis puestos entre los diez primeros en los ocho torneos que ha disputado este año en el PGA Tour y en su última salida a un campo en el habitual formato medal play concluyó el duodécimo en The Players, después de llegar como líder en solitario a la última jornada y como colíder al hoyo 68. Estos datos no aseguran nada porque el golf ha dado sobradas muestras de que puede cambiar de una semana a otra, pero Jon Rahm saldrá con la seguridad de que puede con el campo, como demostró el año pasado.

el juego corto La historia cuenta que no se puede ganar en Augusta sin un buen juego corto y en los greenes y los números del vizcaino este año en esos dos aspectos están siendo bastante buenos. Y también dice que en los recovecos de un campo traicionero hay que utilizar la estrategia y tener bien claro cuándo, cómo y dónde se debe arriesgar. En este sentido, la mentalidad más paciente y templada que, con ayuda de su preparador mental Joseba del Carmen, está cultivando Jon Rahm para tratar de no dejarse llevar por las emociones, y que se refleja también en que está siendo uno de los mejores en recuperaciones tras bogey, le puede ayudar en el tránsito por este Masters que es el tercero para el golfista de Barrika y que se presenta ilusionante. En Augusta no se deja de aprender, pero Rahm ya ha demostrado que es una esponja en los campos de golf.