Madrid - El Bilbao Basket tiene la Copa al alcance de la mano después de cubrir con la primera parte de su obligación, que era sumar dos victorias. La primera cayó en Madrid, lejos del glamur de otras canchas que visitó hasta hace poco en la máxima categoría. Ayer tocaba bajar al barro de un baloncesto semiprofesional y de barrio, pero histórico, en la misma cancha donde el acabar el partido se entrenó un equipo femenino del club anfitrión. Se trataba de evitar una sorpresa dolorosa a estas alturas y los hombres de negro lo hicieron. La primera canasta anotada por Jaylon Brown en alley oop puso a los vizcainos en ventaja y esta ya siempre fue suya. Su trabajo serio, empezando por la defensa, y sus cada vez más variados recursos ofensivos hicieron que el Canoe no se le pudiera subir a las barbas, como había hecho anteriormente con otros rivales.
Esta vez, el Bilbao Basket no salió frío a la cancha del Pez Volador, por un lado porque es imposible por el calor reinante en el pequeño recinto, que linda con las piscinas que han dado fama al Canoe, y por otro porque eso era invitar al equipo del veterano Miguel Ángel Aranzabal a confiar en sus posibilidades. Desde el primer minuto, los de Álex Mumbrú marcaron distancias donde eran más fuertes: en el juego interior. El liviano Chema Gil, campeón con España en el Europeo U20 de Bilbao de 2011, no podía en el cuerpo a cuerpo con Kevin Larsen, que le saca muchos kilos, y el danés facturó seis de los primeros catorce puntos de los bilbainos. Luego, le siguió un motivado Iván Cruz, que aprovechó la desidia defensiva de Tyson Pérez para sumar diez puntos en apenas siete minutos.
Dos espectaculares conexiones de Salgado con Lammers y una canasta desde la esquina de Demetrio, que aparece como una opción táctica valiosa para abrir espacios, pusieron el marcador en 18-35 para rubricar la superioridad del Bilbao Basket, que imponía su mayor calidad sin mayores problemas y porque tenía bien amarrado a Pérez, el MVP hasta ahora de la LEB Oro, con continuos cambios defensivos y ayudas cercanas de los cincos, que soltaban en el perímetro a Gil y Olaizola. La baja del sancionado Huertas la suplió Rigo, con buenos minutos en la defensa del peligroso Álvaro Lobo y algunas dudas en ataque que, sin embargo, no le restaron minutos, con buen criterio del entrenador.
Solo había un pero: de nuevo los tiros exteriores no encontraban red (2 de 14 triples al descanso). El ala-pívot hispano-dominicano del Canoe, que va para gran jugador, apareció al final con cinco puntos y, sobre todo, con un taponazo, muy arriba, a Brown que buscaba el mate por todo el centro de la zona. Un parcial de 11-4 mandó a los jugadores a los vestuarios con la sensación de que la renta del Bilbao Basket era escasa, que otra vez faltó elegir bien en los momentos en que se podía dar un golpe casi definitivo a los madrileños, claramente inferiores libra por libra. Además, el Canoe solo había cometido tres faltas en toda la primera parte, lo que desvelaba que su intensidad tampoco era la correcta.
La gran conexión Pero el Bilbao Basket va ganando en autoridad cada jornada que pasa y, aunque Pérez volvió a cazar a Brown en el duelo aéreo, el inicio del tercer cuarto fue una exhibición de Ben Lammers y de su compinche Javi Salgado. La conexión entre ambos en el bloque directo hizo estragos y la defensa canoísta no se enteró de lo que estaba ocurriendo. El de Santutxu puso los balones muy arriba y el de Texas los fue bajando todos hasta conseguir once puntos en seis minutos, nueve de ellos consecutivos, que con una canasta tras rebote ofensivo dieron forma a un parcial de 4-15 que liquidó el partido.
El Canoe encajó los golpes sin inmutarse y levantó la bandera blanca. Aunque el acierto en triples volvió a quedarse por debajo del 25%, el Bilbao Basket se puso 25 puntos arriba antes de acabar el tercer cuarto y todo lo que quedó fue una operación de maquillaje de la derrota por parte del Canoe y de Tyson Pérez de sus números particulares que crecieron cuando el partido ya estaba decidido. Los árbitros también decidieron obviar los contactos que seguía habiendo bajo el aro, para desesperación de Kevin Larsen, y Mumbrú acabó el partido con Unai Mendikote y Dani Martín en el campo y su equipo se llevó una victoria que confirma su progresión de las últimas semanas.
Allí donde solo habían ganado el Palencia y el Palma, los hombres de negro jugaron como equipo grande y el premio de la Copa les espera muy cerca -la derrota de ayer del Palencia en la cancha del Melilla allana todavía más el camino-. La bofetada recibida en la visita a la ciudad castellana hace un mes ha hecho efecto y el Bilbao Basket ya se comporta con la autoridad que se le supone. Si se suma la calidad, pocos rivales pueden hacerle frente, desde luego no este Canoe que, con sus limitados recursos, centra sus esfuerzos en otras batallas distintas y, de momento, le va bien.