El limbo del Bilbao Basket
La renovada ilusión por verse entre los mejores de la LEB iri contrasta con las dudas que aún provoca la situación económica. definir cuál va a ser el futuro del club es el objetivo para 2019
bilbao - La última victoria en Miribilla ha permitido al Bilbao Basket abandonar con una sonrisa en la cara el peor año de su historia y entrar en 2019 con las expectativas renovadas y un reto inmediato cuyo cumplimiento está en sus manos. Puede que la Copa de la LEB Oro parezca un trofeo menor, pero hace mucho que el equipo y su afición no se sentían unidos e ilusionados en un objetivo. Para ver un balance igual que el 11-4 hay que ir a cinco años atrás, a la temporada que siguió a la expulsión, luego no consumada, de la ACB. Y para ver más victorias en quince jornadas hay que remitirse a 2007 cuando el Bilbao Basket llegó como líder de la Liga Endesa al final de año con un registro de doce victorias y tres derrotas.
El club está necesitado de que se hable de él, si puede ser en positivo, y estar ahora mismo en segunda posición y con opciones de disputar un torneo oficial, aunque sea fuera de casa, es un mensaje esperanzador porque el equipo está cumpliendo con los planes deportivos. Eso sí, las once victorias ya conseguidas no borran la sensación de que el Bilbao Basket está con el cambio de año en un limbo, que en su sentido figurado puede ser un lugar indefinido en el que no sabe qué es lo bueno y lo malo, cuál es la decisión correcta y cuál el camino a coger.
Lo que ocurre en la cancha y lo que ocurre en los despachos, como ha pasado en otras ocasiones a lo largo de su historia, no van ahora mismo de la mano. La presente temporada lleva al lado un asterisco porque nadie puede asegurar qué va a ocurrir en el futuro, tal fue la conclusión extraída de la última junta de accionistas. La deuda cercana a los seis millones y medio de euros sigue ahí como una barrera que hay que eliminar para poder seguir adelante más allá de mayo. Que los jugadores ganen muchos partidos, que casi 7.500 personas acudan a Miribilla como sucedió el pasado domingo y se lo pasen muy bien, sirve para poco porque esa barrera es muy pesada y necesita otras fuerzas que la muevan.
En este sentido, el panorama ha cambiado poco en estos meses y habría que decir en los últimos cinco años. Por eso, lo esencial en este año que acaba de empezar es que el concurso de acreedores consiga su propósito y el club puede eliminar gran parte de su carga económica. Será injusto, afectará a personas que no tienen ninguna responsabilidad en lo ocurrido, pero es el único remedio a estas alturas. Mientras tanto, se podrá discutir si los actuales gestores han hecho las cosas bien o si deben hacerse a un lado porque otros lo habrían hecho o lo harán de forma atinada e impoluta, aunque no ha aparecido públicamente ninguna alternativa en la que confiar; si es mejor seguir adelante con el club o crear otro distinto sin deudas del pasado; si merece la pena ascender a la ACB o es preferible quedarse uno años como cabeza de ratón. Todos tendrán su parte de razón y tan válidos son los argumentos que defienden una cosa como la contraria, pero lo único claro es que esa deuda no puede eliminarse con lo que genera la propia actividad deportiva. Y si no se elimina, el futuro del Bilbao Basket no va a tener discusión: será ninguno.
disfrutar en miribilla Se puede entender también a quienes desean que este paso por la LEB Oro sea lo más breve posible, a quienes añoran esa ACB con la que trataron durante catorce temporadas. Porque también hay muchos aficionados que reconocen que esta temporada están disfrutando mucho más en Miribilla que en las dos temporadas anteriores cuando cada derrota elevaba la frustración. Por eso más citas como la del pasado domingo ante el Covirán Granada, que tuvo todos los ingredientes de un buen partido de baloncesto y que, además, acabó con victoria, pueden ayudar esta travesía que conduce a un lugar indeterminado no se haga muy larga.
Se trata de aparcar por unas horas las incertidumbres y disfrutar del baloncesto en el Bilbao Arena. El objetivo para 2019 es aclarar de forma definitiva el futuro del club. Y eso no se va a decidir en el pabellón, sino fuera de él. Lo que depende del entrenador, los jugadores y los aficionados se está cumpliendo con creces en esta temporada incierta. De aquí a mayo son otros los que deben dictar sentencia.