UNA pasión sin fecha de caducidad. Eso significa el rugby para Sergi Loughney (Barcelona, 1962) y Joaquín Mollinedo (Jaén, 1961), dos de las ilustres personalidades que participaron en la mañana de ayer en el foro que albergó la sala BBK de Bilbao y que atendieron a DEIA para explicar los motivos que convierten a ambos en dos auténticos enamorados del balón ovalado, cuya esencia defienden a capa y espada. “Siempre ha sido muy emocionante tener este deporte como filosofía y disciplina de vida y puedo decir que he aplicado sus valores tanto en mi faceta personal, a nivel de familia, como en mi empresa “, destaca Loughney, jugador internacional de rugby desde 1980 hasta 1989 y en la actualidad director de la Fundación Abertis, entidad sin ánimo de lucro que desarrolla actuaciones relacionadas con la seguridad vial, el medio ambiente y la acción social. El barcelonés, que también ejerció como capitán en la selección española, resalta que en el plano empresarial “cada vez se entiende más el rugby como un valor de formación y de esfuerzo”.
De acuerdo con sus palabras se muestra Mollinedo, director general de relaciones institucionales, sostenibilidad y marca de ACCIONA, corporación empresarial que apuesta por el desarrollo sostenible. El empresario andaluz, que también figura como secretario de la Junta Directiva del Club de Rugby CRC Pozuelo, apunta que se perdió la oportunidad de jugar al rugby en el pasado, aunque “mi hijo juega y desde hace quince años estoy vinculado a este deporte intentando ayudar, colaborar y devolverle todo lo que me ha ayudado a la hora de educar a mi hijo, porque no hay mayor fortuna que vivir la adolescencia de un hijo que juega al rugby al no tener nada que ver con el resto de chavales por el nivel de exigencia física y disciplina que le inculcan”.
“Intento ayudar a que el rugby se extienda no solo como deporte, sino como proyecto formativo y educativo, porque sirve para generar personas muy íntegras”, agrega Mollinedo, quien al igual que Loughney anima a los vecinos de Bilbao a “disfrutar y descubrir una fiesta diferente, en la que no van a encontrar violencia en las calles, ni entre las aficiones”. Se trata, no en vano, de un deporte marcado a fuego por valores como “la honestidad, la transparencia, el esfuerzo o el compañerismo”, los cuales defienden e impulsan a nivel personal y empresarial Loughney y Mollinedo.