Bilbao - Aunque lo que aparece en los libros de historia, en la parafernalia de las efemérides, en la memoria colectiva y en las enciclopedias sean las ascensiones a los techos del mundo, el descenso supone un riesgo superior o, incluso, mortal en muchos de los casos. Pues bien, Alex Txikon, Ali Sadpara, Simone Moro y Tamara Lundger pudieron cerrar ayer la expedición invernal al Nanga Parbat, la primera de la historia que consigue coronar, con un final feliz y aterrizaron en el Campo Base de la Montaña Desnuda. Ahora sí, ya puede tacharlo el lemoarra después de dos intentos. Era una espinita, pero, tal y como afirma, tiene “muchas clavadas” pero prefiere “seguir vivo”.

Tras tocar el cielo en la penúltima barrera del himalayismo con la conquista del Nanga Parbat el viernes, en una ruta que duró cinco horas de ascenso por la Cuenca Bhazin y otras dos de descenso, el equipo tuvo que parar en el Campo 4 (7.100 metros) a hacer noche. La elección de las horas de luz como cuestión sine cua non para tratar de hollar la cima fue la principal de las razones del repostaje. Lo alcanzaron “derrengados pero contentos” y aprovecharon para retomar fuerzas para una jornada complicada.

La naturaleza dura, árida y cambiante de las condiciones climatológicas del Nanga Parbat, uno de los mayores problemas para su conquista, invitaba a los cuatro componentes de la cordada a bajar de inmediato ayer tras proponer el comienzo de la ruta hacia las 10.00 horas. Y es que, tal y como señalaban los expertos tras la hazaña, es necesario descender cuanto antes al Campo Base para poder volver a la realidad y a un lugar seguro.

Pues bien, tras la bajada, Alex Txikon, Ali Sadpara, Simone Moro y Tamara Lundger se descolgaron por el muro Kinshofer, la considerada ruta habitual, y cerraron los más de 3.000 metros de desnivel de una sola tacada. El bloque alcanzó el CB (4.200 metros) sobre las 14.00 horas (19.00 en Pakistán).

Tras una ascensión muy dura, en la que la alpinista transalpina se quedó a escasos doscientos metros de coronar porque arrastraba un “cansancio máximo y problemas físicos” y quería ahorrar para el regreso al C4, los cuatro montañeros aprovecharán los próximos días para descansar. Una vez en la comodidad de sus tiendas de campaña, Alex Txikon podrá valorar lo que ha conseguido, recomponerse físicamente después de varios días de tajo extremo, relajarse, alimentarse e hidratarse de la mejor manera posible. Y es que, tras dos meses de expedición, uno de reclusión en el Campo Base por mal tiempo, el vizcaino habrá perdido peso, “alrededor de cuatro kilos”, pero podrá regresar con una muesca más en su hoja de ruta. No en vano, tal y como reconoce, “tengo un 50% de éxitos en mis aventuras”. A la segunda, abre historia en el invierno del Nanga Parbat. Les toca celebrarlo.