Djokovic y Serena parecen invencibles

bilbao - Quizás no sean invencibles, pero lo parecen. Novak Djokovic y Serena Williams volvieron a mostrar en las semifinales del Abierto de Australia el dominio abrumador que está convirtiendo el tenis en algo previsible, si no fuera porque en ese trayecto de triunfos continuos ambos están dejando como un logro pequeño lo de ser números 1 del mundo y están caminando hacia la leyenda y hacia convertirse en los más grandes de la historia.

El tenista de Belgrado destrozó a Roger Federer en la primera semifinal masculina después de dos sets a un nivel galáctico, otro en el que el suizo sacó toda su magia a la desesperada para seguir vivo y un cuarto en el que Djokovic no anduvo con contemplaciones y liquidó el asunto con un claro 6-1, 6-2, 3-6 y 6-3 que le situó en su decimoséptima final consecutiva en el circuito ATP y ante la posibilidad de sumar su sexto título en Melbourne en seis finales para igualar con Roy Emerson.

El duelo entre el jugador que más Grand Slams ha ganado y el único que ahora mismo puede alcanzarle fue gobernado por el serbio de forma incontestable, con solo 13 errores no forzados, un ritmo de peloteo altísimo, un resto demoledor y una capacidad atlética que le permitió cubrir toda la línea de fondo y algo más para provocar 40 errores de Federer, que para no dejar la pelota corta tenía que arriesgar con golpes a veces imposibles.

Con esta victoria, Djokovic desequilibra también su cara a cara (23-22) con el helvético, que al fin y al cabo sigue siendo el número 3 del mundo y ganó tres veces a Nole en 2015. Pero eso fue en partidos a tres sets. A cinco, el balcánico se ha quedado sin rivales ya que solo ha perdido un partido de Grand Slam desde las semifinales del US Open de 2014 y fue la final de Roland Garros ante Stan Wawrinka.

Algo parecido ocurre en el circuito femenino donde Serena Williams, tras el mazazo que supuso para ella perder la semifinal del último US Open ante Roberta Vinci, ha regresado como antes, como un vendaval que arrasa con todas sus rivales. “Si estoy a mi mejor nivel, es difícil que me ganen”, admitió sin una pizca de falsa modestia tras colocarse en su vigesimosexta final de Grand Slam, séptima en Australia, donde también lleva pleno.

Ni siquiera el tenis cerebral y preciso de Agnieszka Radwanska, que saldrá de Melbourne como tercera del mundo, pudo con la potencia de Serena que venció por 6-0 y 6-4 y cerró el partido con tres saques directos y otro que no lo fue porque la polaca tocó lo justo la pelota. Lo de la estadounidense también adquiere tintes épicos ya que ganó su primer Grand Slam en 1999 y desde entonces se ha enfrentado en las finales a catorce jugadoras diferentes. Solo su hermana Venus, Maria Sharapova y Samantha Stosur han podido derrotarla.

Angelique Kerber será la decimoquinta. La alemana tratará de impedir que Serena Williams iguale los 22 títulos grandes de su compatriota Steffi Graf dentro de la Era Open. La de Bremen impuso su experiencia ante la británica Johanna Konta (7-5 y 6-2) y alcanza a sus 28 años su primera final de un Grand Slam. Kerber es una tenista rocosa, pero habrá que ver si eso es suficiente para detener los bombardeos de Serena en su objetivo de hacer historia.