Bilbao - Para que el Dominion Bilbao Basket quede eliminado de la Eurocup no basta con verlo tambaleante al borde del abismo, alguien tendrá que encargarse de darle el empujón definitivo y no hará mal ese alguien en descender por el barranco para asegurarse que el conjunto vizcaino yace inerte, porque mientras que a los hombres de negro les quede una brizna de aire en los pulmones defenderán su futuro continental con uñas y dientes, contra viento y marea. ¿Que a los de Sito Alonso les penaliza este curso su menor consistencia en Miribilla? No pasa nada, se gana fuera. ¿Que hay que hacerlo en el Audi Dome ante todo un Bayern Múnich? Pues se protagoniza un auténtico partidazo y se somete con todo merecimiento al potente cuadro de Svetislav Pesic. El conjunto vizcaino cuajó ayer uno de esos partidos que es capaz de sacarse de la chistera cuando aúna sobre la cancha intensidad y espíritu, silenció el recinto bávaro y vuelve a ser dueño de su futuro continental. Sí, este porvenir sigue siendo peliagudo -deberá ganar al Ratiopharm en casa y tumbar al Banvit a domicilio-, pero la capacidad de revolverse cuando parece noqueado empieza a ser distintivo de la casa de un grupo humano que no entiende de imposibles cuando decide olvidarse de regalos y se enfunda su traje de depredador.

Y es que los de Sito Alonso hicieron ayer todo lo necesario para tumbar a un rival como el Bayern y lo hicieron además muy bien. Resistieron contra las cuerdas cuando los anfitriones amagaron con destrozar la contienda por la vía rápida -27-17 en el amanecer del segundo acto-, recuperaron el centro del cuadrilátero en un magnífico tercer cuarto en el que entendieron a la perfección lo que hacía falta para asaltar el fortín alemán -ritmo de juego pausado, obligando al Bayern a jugar cinco contra cinco sin poder utilizar su superioridad física ante una retaguardia bilbaina fantásticamente bien plantada-, pusieron pies en polvorosa merced a la efectividad ofensiva de Dairis Bertans y Álex Mumbrú (46 puntos entre ambos) y el 65-78 a 5:05 del final resumía a la perfección las constantes vitales del partido. Pero una vez más hubo que sufrir. Y mucho. El Bayern, de la mano de Paul Zipser y Nihad Djedovic, sus mejores efectivos ayer junto a Alex Renfroe, fue recortando terreno aprovechando algunas imprecisiones del cuadro vizcaino y llegó a empatar a 84 puntos a 39 segundos del final, pero una gran acción individual de Mumbrú y el buen pulso de Bertans desde la línea de tiros libres permitieron que la victoria acabase en manos de los de Sito Alonso.

De esta manera, el Bilbao Basket pudo sacarse la espina de lo acontecido en Miribilla, donde también puso sobre el tapete los argumentos necesarios para llevarse el triunfo ante los bávaros. Ayer, incluso subió el listón pese a que la baja de Begic volvió a obligar a activar numerosos cambios de posición -muchos minutos de Mumbrú como cuatro...- y a apostar por jugadores como Dejan Todorovic casi inéditos en los últimos duelos. Todas las apuestas rindieron magníficos dividendos y los hombres de negro pudieron construir una frondosa tela de araña en su retaguardia que sacó al Bayern de su guion deseado. Los porcentajes de tiro de los anfitriones fueron notables, pero fueron los visitantes los que jugaron más cómodos, a favor de viento, dictatoriales a la hora de llevar el duelo por la senda que más convenía a sus intereses. Suyo fue el control del rebote, suya fue la mayor capacidad a la hora de robar balones y a las referencias ofensivas de Mumbrú y Bertans se les unió la notable labor de Georgios Bogris bajo los aros -sus cuatro rebotes ofensivos acabaron valiendo su peso en oro-, el acierto anotador de Axel Hervelle en momentos calientes o la aportación global de los Todorovic, Ruoff o Raúl López. Uno para todos y todos para uno.

Racheado Y eso que el 1-10 con el que arrancó la noche no fue más que un espejismo, ya que la caraja de los titulares fue subsanada por Zipser, Djedovic y Thompson y el Bayern no solo cerró en ventaja el acto inaugural (21-17), sino que amasó una máxima ventaja de diez puntos (27-17) a 8:10 del descanso. Pero no se achantaron los visitantes, vigorosos, pues encontraron en la defensa su mejor arma para sobrevivir y volver a equilibrar un marcador que llegó al descanso con un 41-40 que dejaba todo por decidir. Entre Gavel y Renfroe intentaron estirar el chicle en la reanudación, pero la retaguardia bilbaina no les dejó ir más allá. Con los bávaros maniatados bastó con que Mumbrú y Bertans fluyeran desde el perímetro para que fueran los de Sito Alonso los que demarraban con éxito. El 56-64 a diez minutos del final era una invitación al optimismo; el 65-78 a 5:05 del último bocinazo con Hervelle y Todorovic tirando del carro, un tesoro. Pero una vez más al Bilbao Basket le costó controlar la ventaja y el Bayern, con ataques fugaces, asustó hasta el 84 iguales, pero el capitán y el letón acabaron dando carpetazo al asunto.