bilbao - Corre hacia su jornada de descanso nueve etapas después el Giro, que abrigará de rosa el barbecho de Alberto Contador, exigido por Aru, que ayer, obstinado, limó un segundo en el sprint de meta, rastreado por Porte y encimado por Mikel Landa, extraordinario el murgiarra. Póquer de ases en San Giorgio del Sannio. De la timba se cayó Rigoberto Urán, extraviado ayer en el Passo de Serra, cuando las rampas le dejaron al aire las costuras. El colombiano, segundo en el Giro en las anteriores dos ediciones, se resquebrajó una vez más. “Cuando aceleraron, simplemente no puede seguirles. Ahora pienso en mantener mi posición. Esa es la situación. He perdido tiempo nuevamente. Mi objetivo es perder el menor tiempo posible de cara a la contrarreloj”. Recuperado en Campitello Matese, al colombiano le retrató un ataque de Fabio Aru, siempre combativo, después de que Kreuziger, uno de los mayordomos de Contador, tensara en el Passo Serra, donde se repartieron las cartas.
El alto, incrustado en un día quebrado, una montaña rusa, -antes se ascendieron el Monte Terminio y el Colle Molella-, estirado nueve kilómetros por unos desajustes en el recorrido, actuó de croupier. Hubo quien hizo caja y quien dejó el casino con deudas. La sonrisa se posó sobre Aru, Contador, Porte y Landa, Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Fuera de foco, el ceño fruncido, se quedó Urán, otra vez penitente en una cuesta, de farol. Nada que ver con Fabio Aru, que festeja cada ascensión con cohetes, volandera e indisimulada algarabía. También en un minisprint a un palmo de meta es capaz de acompañarle una fanfarrea al italiano, irrefrenable, febril, un resorte. Aru es un acto reflejo a pedales. Lo sabe Contador, danzarín y risueño sobre la bicicleta después de encapsular el hombro izquierdo en su sitio. La lesión más parece un recuerdo que una molestia. El dolor es Aru, que no tardó en asomar. Concluido el tajo de Kreuziger, -antes fue Michael Rogers-, Aru se activó. Contador actuó de velcro. El italiano es un ciclista que corre al asalto. Un coetáneo suyo, Mikel Landa, lugarteniente de Aru, también recibe con gozo y palmas la dureza. Aprieta los dientes el alavés y esa es su manera de sonreírle a los desniveles. Landa es un ciclista alado.
Se desplegó el alavés en el Passo Serra, para redoblar el ritmo que interesaba a Aru, espumoso, en el embudo de la carrera, donde Slagter, que era el mascarón de proa de la fuga que compusieron: Betancur (AG2R), Tiralongo (Astana), Colbrelli (Bardiani), Moinard (BMC), Elissonde (FDJ), Herrada (Movistar Team), Hesjedal (Cannondale), Geschke (Giant), Belkov (Katusha) y Kruijswijk (LottoNL-Jumbo), se quedó tieso. En el alto creció varios palmos Paolo Tiralongo, tácticamente perfecto: descontó a sus compañeros de escapada, desparramados después en meta, para deshabitar después al holandés, aserrado por la mordida en Serra. Poco después, el braceo de Slagter, extenuado, decayó. Tiralongo, que mostraba la aleta de tiburón, no le dio carrete. Camarada de Aru en el Astana, que es un pelotón de fusileros en el Giro, Tiralongo devoró de un bocado a Slagter para empuñar el triunfo en San Giorgio del Sannio, empujando el aire, lanzándole un directo de rabia.
aru lima un segundo También golpearon Contador, Aru, Porte y Landa para desencajar un poco más a Rigoberto Urán, sin fuelle en Passo Serra, un peldaño por debajo del cuarteto. Después de un par de escaramuzas, de fintas y amagues entre Aru, Landa, Contador y Porte, los favoritos sellaron un pacto de no agresión para encauzar el descenso, revirado. Lo bajaron encordados. Nadie quiso tomar riesgos. Sobre el plano que les debía llevar a meta charlaron. Reunión de escalera. Decidieron montar una cooperativa Contador, Aru, Landa y el remolón Porte, al que no le desagradaba la idea de meterse en el bolsillo del resto. Corría el australiano, la sombra de Contador, con la cartilla de racionamiento en la mano y la idea de invertir los ahorros a plazo fijo. Nada de derroches.
Aru y Landa, entusiasmados, caldearon los últimos kilómetros, los que tachaba Tiralongo, que se aproximaba, centelleante, al triunfo. Contador, desde su atalaya rosa, medía las distancias, girando el cuello como un búho. Su mirada intentaba ubicar el pretérito, por donde padecía Rigoberto Urán, aquejado de una bronquitis durante la primera semana de la carrera. Penaba Urán y el entente funcionaba adelante hasta que en la recta de meta, apagado el confeti de Tiralongo, triunfador en solitario y la llegada de los restos de los fugados, Aru abrió gas. Aceleró y sacó de rueda a Contador para sisarle un segundo en la general, y sumarle otro a Porte y a Landa. Por detrás, a más de 40 segundos, Urán, que no tracciona.
1. Paolo Tiralongo (Astana)5h50:31
2. Steven Kruijswijk (LottoNL)a 21’’
3. Simon Geschke (Giant) a 23’’
4. Amaël Moinard (BMC) m.t.
5. Jesús Herrada (Movistar) m.t.
6. Carlos Betancur (AG2r) m.t.
7. Tom Jelte Slagter (Cannondale)m.t.
8. Kenny Elissonde (FDJ.fr)m.t.
9. Ryder Hesjedal (Cannondale) a 27’’
10. Fabio Aru (Astana) a 56’’
1. Alberto Contador (Tinkoff) 38h31:35
2. Fabio Aru ( Astana) a 3’’
3. Richie Porte (Sky) a 22’’
4. Mikel Landa (Astana) a 46’’
5. Dario Cataldo (Astana)a 1:16
6. Roman Kreuziger (Tinkoff)a 1:46
7. Giovanni Visconti (Movistar) a 2:02
8. Rigoberto Urán (Etixx) a 2:10
9. Damiano Caruso (BMC) a 02:20
10. Andrey Amador (Movistar) a2:24