DAME unos minutos. Estoy en el hospital”, se excusa con amabilidad Amets Txurruka, con el brazo izquierdo en cabestrillo, inmovilizado desde que la clavícula se le fracturara el pasado sábado mientras disputaba con su equipo, el Caja Rural-Seguros RGA, la Etoile Besseges en tierras galas. La secuencia de la caída, un golpe de mala fortuna, es la memoria de un sonido repetido en bucle. Crac. Un chasquido. Una rama seca que se parte. Un hueso que casca. Es la sexta ocasión en la que Amets Txurruka escucha ese quebranto, el dolor, el anuncio de una nueva tortura, el arcén de otro lamento y el calendario de una recuperación. “Mala suerte”, suspira Amets, entristecido, “un poco tocado” el ánimo. Recuerda el corredor el viento, la cuneta, la carrera enfilada, la montonera, el suelo y otro mordisco en su armazón enjuto, baqueteado como el parche de una batería por las numerosas caídas, por los caprichos y requiebros de un oficio duro y sacrificado.

“Me tocó de nuevo”, apunta con la resignación de quién conoce al detalle el proceso de caer y levantarse media docena de veces. Apela sin decirlo Amets al espíritu de lucha que supone asumir el golpe, digerirlo y rearmarse para seguir adelante. Una vez más. Más allá de la piel y el hueso, la caída se le incrustó a Txurruka en la mente, un ¡por qué a mí? Las lesiones se sienten en el cuerpo pero enraizan, inexorablemente, en la cabeza, siempre ahí: girando y girando. “Moralmente es un palo”, reconoce Txurruka, con la temporada en suspenso hasta que suelde el hueso de manera natural. Asume el ciclista vizcaino, con una placa en la clavícula derecha, que necesita resetear, desconectar el ordenador, centrar la pértiga para superar la lesión. “Intento no darle demasiadas vueltas”, dice. Afortunadamente, el ciclista vizcaino ha logrado esquivar el quirófano “y eso siempre es una buena noticia porque una operación siempre da respeto. Entrar al quirófano no es plato de buen gusto”, subraya el de Etxebarria.

Sin Plazos Amets Txurruka, veterano de guerra del pelotón, jornalero del asfalto, sabe que “aunque la recuperación llevará tiempo, no es bueno ponerse plazos si no que la clavícula quede bien. Eso es lo más importante. Ya se verá cómo evoluciona”. Su curso, laminado cuando trataba de dejar bien situado a su compañero de equipo Pello Bilbao, estaba encaminado hacia la Volta a Catalunya (del 23 al 29 de marzo) y la Vuelta al País Vasco (del 6 al 11 de abril), dos pruebas rotuladas en rojo en su agenda, que quedan en el aire, a merced del periodo de osificación que necesite la clavícula. “Es una pena porque mi idea es hacer una buena temporada y esto te rompe el ritmo y te obliga a cambiar de planes”, estima el corredor del Caja Rural-Seguros RGA. Hasta que pueda agarrar el manillar y pedalear sobre la brea, a Txurruka le aguarda el rodillo. “En cuanto pueda, tendré que hacer rodillo para no perder mucho la forma”. Antes, Amets Txurruka tiene la intención de acudir a la presentación oficial del Caja Rural-Seguros RGA, que se llevará a cabo mañana a partir a las 19.00 horas en la Casa de Cultura de Burlata. “No sé si saldré muy bien en la foto”, bromea Amets.