Bilbao - Subió el balón Quino Colom con el mimo del que sabe que esa bola tenía su peso en oro. Ganar o perder, el todo o la nada. Conectó el andorrano, que jugaba a menos de 100 metros del hogar de su infancia, con Danilo Andjusic, alma de tirador, dispuesto a jugarse el do or die, el todo a una carta, sin importarle el cero de siete desde la línea de 6,75 que figuraba en su hoja de servicios. Así son los fusileros, ese es su trabajo. Trató el serbio de hacerse un espacio para armar el brazo aprovechando el bloqueo del colosal Marko Todorovic, superlativo el muchacho de principio a fin, pero no hubo manera. Levantó la vista y encontró en un lateral de la pista al soldado universal, a Axel Hervelle, a quien envió la patata caliente. La recibió el belga en distancia de tres puntos, arrancó la penetración con un bote, se levantó a algo menos de seis metros del aro, soltó el latigazo y su tiro, teledirigido con mira telescópica, besó la red mientras el tablero se iluminaba y la bocina anunciaba el final del duelo. 75-76. Victoria en la prórroga, la primera cosechada como visitante por el conjunto vizcaino desde el ya lejano 29 de diciembre del pasado año en Manresa. Se abrazaron como en las grandes ocasiones los hombres de negro en plena pista, agasajando al unísono a un Hervelle que acababa de poner el lazo a un partido loco, racheado, que parecía perfectamente encarrilado hasta el descanso pero que se complicó hasta el límite tras él cuando el MoraBanc, recién ascendido, comenzó a ganar terreno a dentelladas subido a lomos del acierto triplista de Schreiner.

Y es que el Bilbao Basket, pese a su escaso acierto desde la línea de 6,75 durante toda la noche -al cero de siete de Andjusic se le sumaron el uno de seis de Bertans o el dos de siete de Mumbrú-, mantuvo el choque a buen recaudo durante los dos actos iniciales, llegando a tener ventajas de hasta 13 puntos, e incluso el 29-38 en el ecuador del tiempo reglamentario pudo ser mejor, pero no supo desactivar algunas de las claves del equipo de Joan Peñarroya, que fue ganando terreno en el tercer cuarto hasta convertir el duelo en un cara o cruz. El Bilbao Basket pudo evitar la prórroga, pero los triples en la posesión final de Hervelle y Colom se estamparon en el aro, y en el tiempo extra pareció tener la situación controlada con un 0-6 de salida antes de que el Andorra remontara y llegara a soñar con la victoria antes del latigazo belga sobre la bocina.

Buen arranque Le cogió bien el aire al partido el Bilbao Basket en su arranque y suyas fueron las primeras ventajas, aprovechando un triple tempranero de Bertans y la supremacía de Marko Todorovic en el juego interior (el joven pívot montenegrino se ha convertido en la gran revelación del arranque de curso y ayer acabó con 22 puntos, 11 rebotes y 31 de valoración). Con los anfitriones errando muchos lanzamientos exteriores, el 4-13 invitaba a pensar en un duelo cómodo, pero el Andorra no tardó en mostrar sus armas para recuperar parte del terreno perdido, aunque los de Sito Alonso se las ingeniaron para llegar en ventaja al final del acto inicial (14-18). Y no solo eso, sino que la puntual inspiración desde la línea de 6,75 de Mumbrú, con dos dianas, y Raúl López, con otra, permitieron a los visitantes superar por primera vez la renta de los diez puntos. En ese momento llegaron los primeros minutos de la temporada para Gabriel, artífice de la canasta que dio al Bilbao Basket su máxima ventaja (18-31).

Pero el MoraBanc Andorra cerró la vía de agua al descanso (29-38) y en la reanudación se lanzó a por la yugular vizcaina hasta certificar el empate a 49 puntos. A partir de ahí, la contienda se movió en márgenes estrechísimos, con Schreiner, atinadísimo desde la larga distancia, sujetando a los anfitriones. Los nervios aparecían y a los dos tiros libres fallados por Ivanov con el 64-66 ya dentro de los dos últimos minutos les siguieron unos pasos de Bertans y una técnica a Mumbrú. Sada materializó la igualada, el Bilbao Basket no fue capaz de romperla pese a disponer dos oportunidades en la jugada final y el choque viajó hasta la prórroga. Una gran salida visitante, con Todorovic y Colom enchufados, parecía resolver la papeleta (66-72), pero entre Betinho, Trías y Sada voltearon la situación en un abrir y cerrar de ojos (75-74). Quedaba una posesión, un balón para firmar el todo o nada, y ahí surgió el soldado universal, el tremendo latigazo belga de Axel Hervelle, para que el triunfo viajara a Bilbao.