Wiggins no acepta el guion de Ponferrada
El inglés conquista el mundial de contrarreloj e impide el cuarto título consecutivo de Tony Martin
Bilbao - Bradley Wiggins es un ciclista diferente, tiene su propia manera de hacer las cosas. Él es el autor de su trayectoria y el que define sus éxitos y sus fracasos. Un ciclista capaz de brillar en la pista mientras se adapta a la carretera hasta convertirse en el campeón del Tour de Francia. Un corredor con un toque bohemio, capaz de trabajar como el que más, siempre persiguiendo sus metas. Como todo gran deportista, pero con su propio estilo. Wiggo no acepta los guiones predefinidos y ayer en Ponferrada todos decían que Tony Martin conseguiría su cuarto Mundial consecutivo. Una idea alejada a los pensamientos del inglés, que tenía claro su plan: ganar. Así, contrariando a propios y extraños, a su manera, añadió otra muesca más a su exitoso palmarés, sumando el Campeonato del Mundo de contrarreloj a sus tres títulos olímpicos, al Tour y a su gran cantidad de victorias en pista y carretera. Ya solo le queda el récord de la hora, su siguiente reto.
La victoria de Wiggins fue una pequeña sorpresa. Sin embargo, si alguien podía vencer a Martin, ese era el inglés. Un duelo entre dos colosos de la lucha contra el crono que comenzó desde la primera pedalada. Ambos ciclistas dejaron claro nada más salir que su meta era el oro y fueron pulverizando las marcas una a una hasta llegar a la meta. El primero en golpear fue el alemán. El recorrido favorecía al triple campeón mundial durante los kilómetros iniciales y gracias a ello consiguió una pequeña renta de tres segundos sobre el inglés.
Un botín demasiado escaso para Martin. Viendo que había sobrevivido al terreno del alemán, Wiggins se vino arriba, apretó los dientes y comenzó a arañar tiempo al crono, décima a décima. Sir Bradvoló sobre el llano y cuando la carretera comenzó a apuntar hacia el cielo, sonrió, era su momento. Con nueve segundos de ventaja a falta de poco más de diez kilómetros, Wiggins se mantuvo firme y consiguió un tiempo estratosférico en la meta de Ponferrada. Solo faltaba esperar.
A pesar de la buena marca, el inglés no se pudo fiar hasta el último momento. Los tres mundiales de Martin no son casualidad y el alemán ha demostrado en más de una ocasión que puede sacarse un as de la manga en cualquier momento. Pero ayer, nada de eso ocurrió. Los segundos avanzaron demasiado rápido para el ciclista del Omega y su distancia con Wiggins, lejos de reducirse, aumentó hasta los 26 segundos en meta.
Tom Dumoulin observó desde la sala de espera la intensa batalla entre Martin y Wiggins, sabedor de que tarde o temprano debería abandonar la silla del primer lugar. El gigante holandés, a sus 23 años ya ha demostrado trazos de convertirse en un gran contrarrelojista y en Ponferrada terminó en tercer lugar. Lo hizo pasando desapercibido, sin entrar en batallas, ni volverse loco con las referencias de sus rivales. Metódico, Dumoulin sabía que si realizaba su carrera tendría muchas opciones de acabar entre los tres primeros. Así, de menos a más, fue ganando puestos hasta hacerse con el bronce definitivo, superando a Vasil Kyrienka, que demostró una vez más sus buenas aptitudes en todo tipo de terrenos, y al australiano Rohan Dennis, que pecó de inexperiencia, y pese a realizar un buen primer parcial, acabó hundido en el quinto puesto.
Castroviejo e Irizar Por su parte, los ciclistas vascos cumplieron los pronósticos. Markel Irizar finalizó en la trigesimocuarta posición, a 3:39 de Wiggins. Un registro que, aunque no se alejó demasiado de las previsiones iniciales, no contentó al guipuzcoano: “Ha acabado la tortura. Así es el deporte, a veces sale bien y otras no. No he tenido buen día. He dado todo lo que tenía, pero otros han sido mejores”. Al ciclista de Oñati, debutante en un Campeonato del Mundo de contrarreloj, se le hizo demasiado duro el trazado berciano y en los repechos finales sufrió para terminar la prueba, unos muros que no tuvieron piedad de Irizar, al que ni le sirvió guardar fuerzas en el tramo intermedio para que estas no le abandonaran en el momento decisivo.
Mucho mejor le fue a Jonathan Castroviejo. El getxotarra, especialista puro, supo medir los tiempos y dosificar fuerzas para guardar un plus extra para aumentar el ritmo en el tramo final. De menos a más, como los grandes contrarrelojistas. “Ha sido la mejor crono que he hecho nunca. Quizás en la primera parte he regulado demasiado, porque la última subida era muy exigente y había que guardar. Pero, en general me he sentido muy cómodo”, comentó el ciclista de Movistar, que consiguió terminar en décima posición, a 1:44 del ganador de la prueba. Una gran contrarreloj para Castroviejo ya que al inicio soñaba con ganarse una plaza entre los diez primeros. Misión cumplida.