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una ola se levanta sobre el horizonte, grande, enorme, tanto que destaca sobre las demás ondulaciones que le acompañan. Hermanas menores que, poco a poco, con el paso de los metros, van perdiendo fuerza hasta terminar convertidas en la espuma que tímidamente moja los acantilados de Punta Galea. Pero la pared de seis metros, protagonista, se separa de ellas y su irremediable final, y prosigue su camino, recto hacia la costa, agrandando su estela a cada segundo. Impone su liderazgo sobre la horizontalidad del mar y, dominante, camina déspota hacia la fila de surfistas que esperan, con más respeto que deseo, su llegada. El nerviosismo se entremezcla con la excitación de la naturaleza en estado puro y, en medio de la incertidumbre que gobierna a la razón cuando una ola se aproxima, se erige un nombre propio: Pablo García (Zarautz, 1980), que no duda en remarla con fuerza hasta ponerse a su altura. Seis metros de fuerza acompañan a su cuerpo, insignificante entre tanto mar, y en un instante, pues solo es un segundo la tregua que concede Punta Galea, se coloca sobre su tabla y, tambaleante, comienza la bajada.

En ese momento exacto, cuando aún el destino parece variable, la cámara de Jaime Rodríguez paralizó el tiempo en forma de fotografía. Una instantánea que muestra cómo un valiente intenta gobernar una ola indomable que cuadruplica su tamaño hasta la irónica sonrisa. Una imagen que valió una nominación a los premios Billabong XXL, los galardones de olas grandes por excelencia, que en esta edición cuentan con una pequeña muestra de lo que fue Punta Galea el pasado mes de enero. "Esta es la tercera vez que me nominan pero la primera en la categoría de Paddle -referente a la remada sin ayuda de motor-, por lo que me hizo mucha ilusión. Siempre es bueno que reconozcan tus méritos", explica Pablo. Y es que aunque fue el propio Jaime quien decidió mandar la fotografía, son los organizadores de los premios quienes, tras una exhausta limpieza, nominan a las mejores; y en ese grupo se encontraba la ola del zarauztarra.

Con toda una vida ligada a este deporte, Pablo se labró, a base de curiosidad y constancia, un nombre en el surf extremo y es que el propio zarauztarra reconoce que "enseguida comencé a sentir predilección por las olas grandes". Así, el surfista comenzó su aventura personal, intentar domar edificios de mar, hasta la actualidad, cuando los Billabong XXL le nominaron por una ola sacada del Punta Galea Challenge, evento que se llevó el también zarauztarra Adur Letamendia. "La ola va muy levantada para su tamaño, tuve que darme la vuelta rápido para poder remarla. Se ve que es una pared muy vertical y, en ese tamaño, impresiona aún más", describe de memoria. Una fotografía que, en primera instancia, parece endeble para la categoría que exigen estos premios de olas grandes, pero que Pablo defiende a capa y espada: "La fotografía impacta porque es el momento crítico, cuando la ola te comienza a llevar, cuando comienzo a coger la dirección. Además, había unas condiciones muy duras, había mucho mar y tenías que estar en continuo movimiento para lograr coger algo".

Y es que ese día las olas, increíbles por su tamaño, destacaron por su naturaleza indómita, casi cruel, que amedrentó a los surfistas hasta hacerlos peones de un ajedrez salado. Piezas banales para el espectáculo que el mar no dudó en sacrificar en pos de su exhibición. Tanto fue así que Pablo no pudo domar ni siquiera a la ola condecorada por los premios XXL y cayó derrotado ante la fuerza de la naturaleza: "Logré bajar la pared de la ola hasta llegar casi al final, pero cuando llegué a la base me caí y, claro, en esas condiciones, me pegué mucha hostia", recuerda divertido. Finalmente, el zarauztarra explica que el premio final se lo lleva "quien logre coger la ola más grande", pero el jurado no se pronunciará hasta mayo así que, por el momento, tan solo le queda disfrutar de la nominación.

Más nominados Aunque Pablo García es el único nominado a los premios Billabong XXL en la modalidad clásica de remada, la representación vasca no termina con él. Axi Muniain e Igor Muniain forman parte de la amplia lista de seleccionados en la categoría Biggest Wave, correspondiente a la ola más grande surfeada gracias a la ayuda de una moto acuática. Ambos surfistas presumen de fotografías en Agiti en un momento donde la ola guipuzcoana llegó hasta los siete metros de altura.