Bilbao. Mañana dos mareas humanas partirán de Bizkaia hacia Donostia. Dos pueblos se movilizarán, teñidos de azul y de verde, para ver cómo sus respectivas traineras se disputan el trofeo más importante de la temporada arraunlari. De Bermeo saldrá la gente más contenta, no solo porque estén sumidos en las fiestas del pueblo, sino porque los bermeotarras podrán disfrutar de la regata desde la tranquilidad que aportan 33 segundos de ventaja. Los sestaoarras van a la capital guipuzcoana a arropar a su equipo en los momentos difíciles. Voltear la desventaja se antoja complicado dado el potencial del rival, pero Kaiku tendría que luchar también contra la historia. El pasado de la bandera donostiarra guarda varias ediciones en las que algunas traineras han conseguido llevarse el trofeo tras salir en desventaja de la primera jornada, pero no hay constancia de que ningún bote haya logrado reponerse tras verse a una brecha tan grande. Treinta y tres segundos parecen darle ya la bandera a Urdaibai.
Hace un año los dos equipos buscaban reventar otra desventaja, miraban el cronómetro con ojos bien distintos. En 2010 era Kaiku la que tenía ventaja sobre Urdaibai. Los bermeotarras se llevarían la bandera, pero por el camino tuvieron que remontar tan solo 1.42 segundos. Un suspiro, un tercio de bote.
el precedente de 2005 El pasado domingo, todavía en la misma rampa del puerto donostiarra, muchos de los protagonistas de la regata sacaban a relucir el ejemplo de lo acontecido en La Concha de 2005. Es una referencia a tener en cuenta, ya que en aquella ocasión un cambio brusco de las condiciones meteorológicas, una galerna que llegó de improvisto, cambió el curso de los acontecimientos. La primera jornada dejó un igualado pulso entre Astillero y Castro. Nadie se imaginaba que una semana después, un vendaval daría alas a una Hondarribia que partía con 14 segundos de desventaja respecto a Astillero. Ese día el más rápido fue Orio, pero la bandera fue para el bote verde guipuzcoano gracias a los veinte segundos que le metió a Astillero.
Es una voltereta importante propiciada por los rigores de la naturaleza. Es a lo que se agarran la mayoría de los incondicionales de Kaiku: unas condiciones duras y algo de fortuna en el sorteo de calles.
Castro también sabe lo que es ganar la bandera de La Concha después de salir el primer domingo desde una posición desfavorable. En 2001, la Mirotza oriotarra se adjudicó la primera jornada, marcada de cerca por Tirán. Toda la semana se especuló con la posibilidad de que el bote gallego se llevase por primera vez el trofeo para la comunidad más occidental del Cantábrico, pero finalmente fue La Marinera quien, por los pelos, pudo hacer desvanecerse los diez segundos que perdía respecto a la trainera oriotarra. Los amarillos se quedaron sin bandera por poco más de un segundo. Diez años antes, en 1991, Orio también vio cómo un equipo le levantaba la bandera llegando desde atrás. En esa ocasión fue San Pedro, quien en la primera jornada se había quedado por detrás incluso de San Juan, a cinco segundos.
Hay un antecedente al que Kaiku se agarra con fuerza. Es el caso más parecido a las circunstancias que rodean la regata de mañana y, además, tiene como protagonista a alguien muy cercano. En 1954 fue San Juan quien tomó un puñado de segundos de ventaja sobre Zumaia. Pero en la segunda jornada no fue la Telmo Deun zumaiarra quien dio un golpe sobre la mesa, sino la Iberia sestaoarra. Los vizcainos partían con siete segundos de desventaja, pero en la tanda de honor se lucieron abriendo una brecha importante entre ellos y los mejores botes de la primera jornada. Orio llegaría a meta con 34 segundos de retraso, uno más de los que necesita mañana Kaiku para llevarse el trofeo donostiarra.
Las posibilidades de Kaiku son difíciles y remotas. Los sestaoarras saben que pasan por un sorteo de calles que les sea tan favorable como lo fue para Urdaibai el domingo pasado. Los bermeotarras, por su parte, confían en poder completar la prueba sin incidentes y manejar y administrar perfectamente la ventaja con la que cuentan. En eso y en que la historia de la propia bandera de La Concha no les dé la espalda.