Aitor Etxebarria: “La de ‘Karmele’ es mi música para cine más bonita pero exigente”
‘Karmele’, de Asier Altuna, es una de las películas del momento. Aitor Etxebarria pone música a la historia de amor, exilio y compromiso político de una pareja vasca
Jone Laspiur y Eneko Sagardoy protagonizan esta película cuya ecléctica banda sonora resulta vital en su desarrollo. “Fue un reto muy exigente, pero es mi música más bonita y lucida. Estoy donde quiero estar, en el mundo audiovisual”, explica Etxebarria, que llevará su obra sinfónica Gernika 85 a Amberes antes de fin de año.
Apuesta ya por el mundo audiovisual como actividad creativa.
Sí, los productores y directores van confiando en mí. El éxito es que me sigan llamando para proyectos cada vez más interesantes, y que pueda seguir en esta industria, que es lo que soñaba desde que fui a la Escuela de Cine de Euskadi. El arte puede seguir muchos caminos, pero este sí era mi objetivo, poder trabajar con estabilidad y ser llamado por gente que lleve tantos años en la industria. Estoy donde quería estar.
¿Siendo DJ se imaginaba aquí?
Pues sí, ya que tras estudiar música seguí con el cine. Me encantaba aunque no sabía si se me daría bien o me llamarían. Ha habido pruebas, proyectos pequeños, otros más arriesgados… Ahora toda mi energía está aquí pero hago otras cosas por placer.
¿Se sobrevive bien?
Mejor que como músico con carrera propia, a no ser que te vaya muy bien. En cine, al año puedes compaginar dos proyectos potentes y estar inquieto en lo artístico, además de tener estabilidad económica. Y me gusta el componente compartido, trabajar con compañeros, al contrario que en un disco o una carrera, que te obligan a estar al frente. En cine, lidero pero hay muchos acompañantes: directores, gente de arte, fotografía, postproducción… Me da estabilidad emocional y aprendo mucho de otros.
¿El guion no limita su libertad creativa?
Siempre he sentido bastante libertad, más que la que esperaba. Es un trabajo psicológico lo de entender qué requieren de mí la productora, el director y los creadores de la serie o película. Yo suelo proponer, luego ellos valoran. Pero no, no me siento más débil artísticamente.
Vayamos con ‘Karmele’. ¿Es su banda sonora más compleja?
Hubo mucho trabajo previo con Asier Altuna. Mi primer contacto fue hace dos años, hubo mucha preproducción al ser una peli histórica y con protagonistas que tocaban música, coros, grupos de dantza... Había que llegar a rodaje con todo compuesto y aceptado tras escucharlo y grabarlo.
Complejidad técnica y artística.
Sí, sobre todo por la gestión, ya que casi 150 personas personas me han acompañado y mucha dinámica de músicas diversas: jazz, coros, orquestal, guarachas, la banda sonora como tal, muy minimalista. Es mi trabajo más bonito, exigente y lucido. El comienzo es casi un musical.
Y la música viaja con la pareja en su exilio y vivencias de Bizkaia a París y Caracas
Total, es una cuestión de racord histórico. Mostramos su vida y el trabajo de Eresoinka como embajada cultural en el exilio tras la guerra.
¿Es la música un personaje más, parte de la trama?
Claro. Al principio es más alegre y juvenil, dentro del drama, cuando ellos son jóvenes y disfrutan del arte y de la cultura. Luego, se tuerce todo y la música acompaña también.
Suena menos en esa parte final.
Tienes razón, acompaña la no música, el silencio. Este también es importante. Asier busca un tono más seco, de cine europeo a lo Tarkosky. De todas maneras, sí hay música, hay capas electrónicas aunque no lo parezca.
Lo fácil habría sido reforzar con ella el aspecto melodramático
Eso es. No quisimos apretar ahí y condicionar, sino dejar libertad. La música tiene un impacto muy rápido. En este caso, la coherencia viene, a pesar de la variedad, de que lo hemos grabado todo nosotros, incluso las piezas originales existentes.
¿Los protagonistas aprendieron a tocar la trompeta y el piano?
Eneko dió clases durante meses con Rubén Salvador y Jone de piano, aunque ambos habían tomado clases. Ellos se muestran muy verosímiles, pero luego grabaron profesionales.
¿Tiene ya una sonoridad propia?
Mejor que no, veo como un halago que mi música sorprenda. Yo dependo de la película y el director.
En Zinemaldi estrenó también ‘Zeru ahoak’, que es un ‘thriller’
La música es muy diferente, sí. Me gusta trabajar con Koldo Almandoz porque defiende que nos quitemos todos los prejuicios. No buscamos ni lo fino, ni lo salvaje, sino lo que nos salga de ahí (risas). Hemos metido baterías de jazz rápidas, sintetizadores electrónicos, piano, violonchelo, coros repetitivos, una versión de Anari... Todo muy libre.
Sigue tocando con Xabier Zeberio. ¿No echa de menos el escenario?
Sí, sobre todo su energía y visceralidad, pero me han llamado de la Bienal de Arte Europea (Europalia) y voy a presentar en el museo de Amberes unas variaciones de mi obra sinfónica Gernika 85 con una formación muy interesante. Será el próximo 18 de diciembre.
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