Esta mañana en Kobetamendi, el cansancio era visible en las caras, las tiendas ya estaban desmontadas y las mochilas pesaban más que a la ida. Sin embargo, el ambiente seguía empapado de buen rollo. Entre bostezos, abrazos de despedida y colas para el autobús, los últimos campistas del Bilbao BBK Live decían adiós al recinto tras tres días intensos de conciertos, convivencia y naturaleza.

Deia ha estado a pie de camping recogiendo las impresiones de quienes ahora emprenden el camino de vuelta. La mayoría, todavía con la sonrisa puesta, hacía balance positivo. “Teníamos muchas expectativas puestas en el festival pero las han superado con creces. Ha sido increíble”, contaban una pareja de amigos canarios. Otro grupo, formado por personas de distintas ciudades que se reencontraron en el festival, valoraba especialmente la experiencia compartida: “Hemos hecho muy buen grupito y hemos estado un par de días aquí de lujo”.

Música, ambiente y naturaleza: el cóctel del éxito

Si hay algo que todos coinciden en destacar es el entorno privilegiado del festival, que convierte a Kobetamendi en un escenario único. “El entorno, estar aquí en el País Vasco rodeados de naturaleza”, subrayaban unos sevillanos que venían por primera vez. Otros añadían que “los conciertos y el ambiente” son lo que realmente hacen especial al BBK Live: “Aquí se disfruta la música pero también se respira monte, es un plan completo”. El buen ambiente entre asistentes ha sido otro de los pilares de la experiencia. “En todo momento me lo he pasado genial. Todo el mundo era muy agradable y la organización ha estado bastante bien”, explicaban algunos asistentes.

Como es habitual en un evento de estas dimensiones, no faltaron las críticas constructivas. “La organización ha sido un poco regulera”, apuntaban los sevillanos, mientras que otros se quejaban, entre risas, del estado de los baños: “Estaban muy sucios”. También hubo comentarios sobre el sonido en algunos escenarios: “En el Repsol, por ejemplo, apenas se escuchaba a Judeline”, lamentaban desde un grupo de cinco amigos. Y no faltaron menciones al acceso al camping: “Yo ampliaría el horario de autobuses directos. Hay que caminar muchísimo y la gente lo estaba pasando mal”.

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¿Repetirán? Todo apunta a que sí

A pesar de los pequeños inconvenientes, el balance es abrumadoramente positivo. Y, sobre todo, muchos ya piensan en volver. “Vamos a volver el año que viene seguro, 100%. No me he ido y ya quiero volver”, sentenciaba una de las campistas con cierta pena. Otros lo dejaban caer con ilusión: “Claro que sí, a ver si podemos repetir el año que viene”. El BBK Live se despide así de otra edición marcada por la diversidad, el buen ambiente y el paisaje que lo hace único. La resaca se pasará en unos días, pero los recuerdos, y las ganas de volver, ya están bien guardados en la mochila.