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Alan Sparhawk sutura su dolor bañándose en el folk acústico

Su segundo álbum, With Tampled by Turtles (Sub Pop Records) glorifica el poder de la amistad y la colaboración

Alan Sparhawk sutura su dolor bañándose en el folk acústicoDEIA

Amarrado al dolor de la pérdida, que el tiempo solo atempera y nunca se entierra cuando lo causa la ausencia de tu compañera de vida, pero complacido con su valiente momento artístico y, además, rodeado de amigos y disfrutando de su complicidad. Así parece encarar 2025 Alan Sparhawk, el exintegrante de Low, cuatro años después de la muerte de su esposa, Mimi. Su segundo álbum, With Tampled by Turtles (Sub Pop Records), compartido con el grupo de bluegrass homónimo, glorifica el poder de la amistad y la colaboración, y se traduce en una notable celebración artística con la que su autor cauteriza sus heridas saltando de la electrónica de su debut al folk y el bluegrass analógico y acústico.

Sparhawk tiene una mente inquieta. Ya lo demostró con Low, junto a Mimi, con décadas de arte y discos compartidos, y también con varias de sus aventuras paralelas, algunas de ellas tras un deceso que “sacudió mis cimientos”, llegó a explicar. Asumido el duelo y confiando que su esposa pueda continuar arrojando luz a su existencia, el estadounidense sigue culebreando por diferentes estilos en proyectos como Derecho Rhythm Section, Feat of Lanters o su debut en solitario, pasando del funk al doom y la entrega electrónica kamikaze.

Su primer disco en solitario, White Roses, My God, editado a finales del año pasado, sorprendió a propios –sus seguidores, incluso– y extraños con su radicalidad experimental en el uso de sintetizadores, cajas de ritmos y unos filtros vocales que hacían su voz irreconocible. Apenas medio año después, se va al otro extremo de la balanza con With Tampled by Turtles, un disco acústico y que comparte con sus paisanos de Duluth, el pueblo estadounidense del que proceden ambos y que el totémico Bod Dylan colocó en el mapa en los años 60.

Tras su debut declaró no tener premeditado ningún camino o estilo en el que bucear, solo se mostró abierto a dejarse llevar, experimentar y probar veredas nuevas, algo que se había ganado por edad, experiencia y resultados. Y lo ha vuelto a hacer con este disco junto a Tampled by Turtles, una “banda hippie de bluegrass”, según definición propia, con el que ya había colaborado en directo y en estudio.

La relación entre grupo y Alan supera la década y aparece con picos como la producción del disco del grupo titulado Wild Animals, en 2014, y varios conciertos compartidos. La llamada del grupo en el verano de 2023, ya con Mimi fallecida y él roto de dolor, le sacó de su ensimismamiento creativo y, a la postre, parece haber tenido como consecuencia el disco actual. Debido a lo apretado de sus agendas, el encuentro que favoreció la grabación de estas nueve canciones se hizo casi a pelo, en una sesión que se vio reducida a dos tardes, sin apenas ensayos más allá de lo compartido en los escenarios, y sin retoques posteriores.

Encanto acústico

El segundo disco en solitario de Alan, que ofrece 33 minutos de encanto y emotividad inabarcable, es un álbum sin baterías, de aliento acústico y orquestal con composiciones del exLow enriquecidas por una banda que se implica con sapiencia, emoción y audacia, y no se limita a cumplir como grupo de apoyo, creyéndose y haciendo crecer lo que toca, especialmente Dave Carroll, encargado del banjo, y Ryan Young, del violín.

Súmale mandolinas y guitarras acústicas y ya puedes bucear en un disco con alguna canción ya trabajada junto a Mimi en Low y que se abre con el riff minimal de Stranger, en la que nos habla de personas y situaciones extrañas y peligros a los que no pensaba tener que enfrentarte. Too High, que se acerca al folk rock de cámara, tiene una de esas melodías que liberan los malos rollos y cuando suena Not Broken, una de las canciones más bellas de 2025, roza el sobresaliente. Sombría y emocionante, Alan se libera al cantar “no estoy roto, no estoy enojado” junto a su hija, Hollis, cuyo timbre la crítica liga con su madre aunque a mí me recuerda más a Tracey Thorn, la cantante de Everything But The Girl.

Solo por Not Broken ya merece la pena este disco que incluye otras joyas, de la dulce y puro ozono Heaven, que ya estaba en su debut y en la que se oye “el cielo es un lugar solitario si estás solo, quiero estar allí con la gente que amo”, a su contrapunto sónico, Screaming Song, esta gema en clave en clave slow country. El desgarro palpita en ella –“el amor es para siempre”, musita en recuerdo de Mimi– aunque él persiga cierta tranquilidad intentando no gritar su nombre. El resultado es una canción que se convierte en su final en una tormenta abrasiva con violines chirriantes y noise a lo John Cale.

En Madrid y Barcelona

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Y si quieres disfrutar en directo de las bondades de estos y de otros temas como el rockero Princess Road Surgery o la sombría Don’t Take Your Light, en la que Alan canta “no dejes de alumbrarme con tu luz” sobre un fondo de guitarra eléctrica y un violín escalofriante y tan amenazante como los de Lankum, tendrás que viajar al festival Primavera Sound de Barcelona, donde actuará el próximo 7 de junio, a la sala Sol de Madrid, dos días después, o al Porto Festival de Lisboa el día 12 del mismo mes.

Se trata pues de un disco notable que deja a Alan en la vereda que, seguro, le llevará nuevamente al sobresaliente en el futuro inmediato.