El inglés primero, después el euskera con guiños al euskañol, la psicodelia a lo Syd Barret, Lou Reed vía The Strokes, Jonathan Richman, el jazz, el pop, el hip hop, el rock indie, el postpunk… nada parece ajeno al universo sonoro, radicalmente personal y libérrimo de EZEZEZ, grupo bilbaino emergente y autosuficiente que este viernes, 9 de mayo, edita su tercer disco, Kabakriba. Antes de su salida cuentan ya con 25 fechas de presentación, algunas estatales y en Francia. Hoy actúan en Gernika aunque habrá que esperar al 19 de septiembre para escuchar temas como Noraezean o Static Txomin en Bilbao, en el Kafe Antzokia.
Euskadi vive un momento musical cada vez más ajeno a la normativa imperante, el algoritmo y los corsés estilísticos. Se experimenta con todo tipo de sonidos, instrumentaciones, estilos y formatos, de lo radicalmente analógico y natural a lo sintético y digital, sin prejuicio alguno. Ahí están los ejemplos de músicos jóvenes emergentes euskaldunes como Mirua, Sal del Coche, Airu, Belako, el ya ex Chill Mafia Kiliki, TOC, Rüdiger, Ben Yart, J. Martina, Tatxers, Silitia...
Ezezez es el proyecto del bilbaino Unai Madariaga (voz, guitarra rítmica), quien se había estrenado en solitario con el disco The Living and Dying of a Man, junto a Eneko Ajangiz (guitarra solista), Mikel Irigoyen (bajo) y Álvaro Olaetxea (batería). En tres años de voraz vida artística han publicado ya tres discos: su debut, titulado When I Think Something is Funny Smile y cantado en inglés, el posterior Katuzaldia, ya de trabajo grupal real, en euskera y más dinámico y pop, y el actual, Kabakriba.
Acérrimos a su filosofía DIY (Do It Yourself), el cuarteto vizcaino lo firma todo en esta nueva docena de canciones que incluye Kabakriba, de la composición a la interpretación, pasando por la grabación, producción, mezcla y masterización del repertorio, así como la elaboración de la portada y la dirección de sus videos. “Libre izango gara barriro”, canta Unai en el tema antiguo Arrantzalemarinero, lema que parecen ejercer sin renuncias.
Originales y eclécticos
Kabakriba, el nuevo álbum de EZEZEZ es un disco ecléctico, enérgico y profundamente original desde su propio título, un acrónimo de Katuzaldia baino kriatura bakanagoak (criaturas más extraordinarias que Katazaldia, el gatocaballo de su disco anterior), toda una declaración de intenciones que expresan en la portada del álbum, un simple espejo en el que el oyente se siente reflejado y que hace referencia a que cada uno de nosotros somos la criatura más extraordinaria que existe.
Disco de referencias globales y sorprendente por las oscilaciones rítmicas de su repertorio, se abre con el bajo postpunk de la canción Punto final y la pulsión funk y medio rapeada de Zorozelai, con ecos a Zarama, y se cierra con el spoken word trufado de pop infantil y final épico de Babesleku, con un riff que corta como una katana.
En el camino hay (casi) de todo: del fraseo rap y acordes disonantes de Norazean al punk de Static Txomin con sintetizador a lo The Stranglers y trompeta incluida; la mezcla de temple y crudeza eléctrica de Ez da iristen, con guiño crítico al Guggenheim en Urdaibai; el lirismo poético y pop de la bellísima New York; el instrumental onírico y cinemático en tributo a la radio que es 108.00 FM; el riff rugoso y pesado a lo Beastie Boys de Kalekume antes de su final acelerado; la nerviosa guitarra de la divertida No hay pescau; la frescura e inmediatez gótica de Laberinto Club, con referencia a Tatxers, y la solemnidad mortecina y minimal de Hey pake.
En euskera aunque con versos puntuales en euskañol –“nire sudurra es muy de vasco y te ha enamorado”–, sus canciones juegan y pelean, con una lírica onírica y poética, con la locura; la mentira; la necesidad de protección a través de la amistad; la apertura a las aventuras emocionales como antídoto contra la soledad; la justicia social y la libertad frente a las imposiciones del sistema y el monetarismo, y hasta el amor pirata, el que accede “como una flecha” y busca un espacio “entre el pulmón y las costillas”, para soñar que es el corazón del o la otra.
Más que nunca, EZEZEZ parecen ir estilísticamente sin rumbo en su tercer disco, “a la deriva”, como ellos mismos cantan, pero lo tienen muy claro: ser es su única ocupación. Porque todo sirve, “todo es campo de batalla”, como cantan, si sirve para bailar en libertad y sin prejuicios. El cuarteto bilbaino tiene ya cerradas 25 fechas para la gira de presentación de Kabakriba, con citas en Francia y Madrid, entre otras ciudades estatales. Hoy tocarán en el Parnaso de Gernika–Lumo. Bilbao deberá esperar hasta el 19 de septiembre.