Desde que Bizkaia se ha erigido como La Meca de las producciones audiovisuales, el impacto se está percibiendo en todo lo que atañe a la industria cinematográfica. También en las vocaciones. De ahí que la Escuela de Cine del País Vasco se haya trasladado de Deusto a Miribilla, a un nuevo local que le permitirá triplicar el número de alumnos que actualmente están matriculados en sus cursos, diplomaturas y másteres. El salto no solo es cuantitativo –han pasado de unas instalaciones de 500 metros cuadrados a sumar cerca de 2.000 metros cuadrados–, sino que a nivel cualitativo aspiran a que el cambio les permita adscribir alguno de sus ciclos formativos a la UPV/EHU. “A día de hoy tenemos a los mejores técnicos del norte”, presume Diego Kataryniuk, uno de los socios de la escuela, quien expone que muchos de los alumnos están colocados incluso antes de terminar su formación.

La escuela alberga una sala de posproducción de imagen y sonido.

Asesor de cámara, técnico de sonido o coordinador de producción han dejado de verse como oficios precarios que requieren la mudanza de los profesionales a Madrid para prosperar. “Antes de la pandemia teníamos 140 o 150 alumnos, mientras que ahora ya sumamos entre 220 y 230 alumnos”, revela el confundador de la escuela, quien indica que el reciente traslado a Miribilla –fue tras las vacaciones de Semana Santa– cambia drásticamente las dimensiones del proyecto. “Estábamos en un encaje de bolillos continuo, las instalaciones de Deusto tenían seis salas y ahora tenemos 16”, asevera Kataryniuk antes de mencionar un factor aún más importante. “Ahora tenemos muchos espacios comunes, una característica que en el cine tiene mucha importancia para fomentar la comunicación entre personas y departamentos para formar equipos de trabajo”, considera.

Porque el objetivo de las exenciones fiscales promovidas por la Diputación Foral de Bizkaia no es solo atraer rodajes de fuera, sino que los profesionales locales también puedan ser parte de esta industria creciente. El 2023 fue un año sin precedentes para el sector audiovisual, ya que se llegaron a simultanear casi tres rodajes de media al día en Bizkaia. En total se filmaron 151 producciones con Bilbao como escenario principal, pero se van incluyendo también localizaciones en 67 municipios de todo el territorio. “Es una serpiente que se muerde la cola: vienen los rodajes porque hay buenos técnicos y hay más técnicos porque hay más rodajes”, considera el socio de la Escuela de Cine, dando otro punto de vista más allá de los motivos económicos.

De hecho, declara que ahora mismo “el sector está desesperado porque hay un boom de producciones para las que faltan profesionales”. Así, expone que entidades como Bilbao Bizkaia Film Commission “traccionan” de ellos para surtir de trabajadores a las diferentes producciones que llegan a Bizkaia. Y eso que asevera que los rodajes aún no han tocado techo. Es más, Gipuzkoa aprobó hace un par de semanas las exenciones fiscales para su territorio con efecto retroactivo desde el 1 de enero de 2024, una norma que se prevé que salga adelante también en Araba en las próximas semanas. De esa forma, la escuela bilbaina, ubicada en la calle Mina San Luis, podrá exportar profesionales a los tres territorios en vista de una demanda que indudablemente seguirá creciendo de forma exponencial.

El centro cuenta ahora con varias salas comunes para fomentar la interactuación. MÁS QUE MOMENTOS

Con todo, el objetivo del centro “no es sacar alumnos por sacar”, sino seguir manteniendo la calidad. “Hay muchas escuelas que están ofertando cursos pequeños, de ayudante de dirección o montaje. Aunque nuestro nombre sea comercial, nos hemos caracterizado siempre por tener buenos técnicos. A día de hoy tenemos a los mejores de todo el norte”, considera Kataryniuk, quien asegura que la Escuela de Cine del País Vasco compite con algunos de los centros formativos más destacados del Estado, como la ESCAC catalana o la ECAM madrileña. Y justifica esas comparaciones alegando que el catálogo del programa Kimuak incluye este año trabajos como Patrimonio, de Aitor Abio, alumno de segundo curso, y Utländsk, cortometraje de Alba Lozano, profesora del centro.

Un acierto

Diego Kataryniuk concede que lo ideal hubiera sido efectuar el traslado tras el verano, sin embargo, esa decisión hubiera privado a los alumnos de tercero de conocer las nuevas instalaciones. “Ha sido un acierto porque todos agradecen haber hecho el cambio en época lectiva”, indica el cofundador de la escuela que ha apostado por seguir en Bilbao, dentro del núcleo urbano, en lugar de irse a la periferia o a otro municipio. “Es el final de un epílogo que iniciamos hace cinco años”, asevera Kataryniuk, quien revela que actualmente cuentan con “la escuela de cine más grande del Estado”. Y la atracción que ello genera en los potenciales alumnos ya se está dejando notar.

El periodo de matriculación para el siguiente curso comenzó en febrero. “Estamos viendo un incremento en el número de solicitudes. Recibimos entre 1.000 y 1.500 peticiones de información al año y de ahí afianzamos entre más de 200 matrículas. Este año ya casi estamos en la mitad y aún no hemos llegado a junio. Tenemos entre un 20 y 30% más de solicitudes”, apunta el socio de la Escuela de Cine del País Vasco, quien concreta, además, que el origen geográfico de los alumnos es cada vez más diverso. “Hace unos días tuve una reunión con un chico de México; de Latinoamérica cada vez vienen más”, revela el también cineasta, quien indica que el alumnado, actualmente, procede de siete países y doce comunidades autónomas diferentes.

Oferta formativa

Sin embargo, el objetivo no es solo poder matricular a más gente, sino que también buscan diversificar su oferta formativa. “Este año hemos sacado el Máster en Cinematografía”, expone entre las novedades de su amplio abanico de posibilidades. También han “mejorado” el Máster en Producción para convertirlo en un Máster en Producción Ejecutiva. “Es necesario, porque en Euskadi hay mucho productor de campo, pero muy poco productor per se, gente que produzca las películas vascas. Todos se encuentran agobiados con sus propios proyectos o con proyectos de productoras que vienen de fuera”, matiza Kataryniuk, quien incide en que la idea es “recuperar” al productor del tejido local de la industria cinematográfica. Además, subraya como noticia para el sector que cuentan con una sala de posproducción de imagen y sonido. “Solo hay una en Bilbao, la mayoría están en Madrid”, apunta.

Kataryniuk admite que la suya no es una escuela pública. “Pero estamos en el camino de intentar adscribir algunos de nuestros másteres a la UPV o incluso convertirnos en públicos en algún punto”, matiza el cofundador, quien indica que no porque sea necesario, sino por el renombre que eso podría aportar al centro. En cualquier caso, afirma que dentro de la industria ya les conocen. “Nos tiene como referentes para ciertas cosas, como buscar profesionales, productoras, espacios... Estamos directamente conectados al sector sin pertenecer directamente al sector, porque lo nuestro es formación. Estamos para ofrecer talento”, concluye.

Fusión de EPE/AVP-IBAIA

Sede de los productores vascos

Asociación. El nuevo centro de Miribilla, además, es la nueva sede vizcaina de la fusión de la Asociación de Productores Vascos (EPE/AVP) y Asociación de Productoras Audiovisuales Independientes del País Vasco (IBAIA). Con participación en más de 60 películas cinematográficas producidas en los últimos dos años –con títulos de cintas como 20.000 especies de abejas, Cinco Lobitos, Unicorn Wars o Irati, así como series y programas de televisión–, las empresas integradas en la nueva asociación, representan a la práctica totalidad de la producción audiovisual de Euskadi. Mediante esta integración, el objetivo es asumir un papel de liderazgo en la interlocución del sector audiovisual vasco ante las instituciones y los agentes del sector.