Los años gloriosos del club de Landatxueta, en Loiu, se apagaron con el tiempo y el club privado cerró hace unos años. También han pasado a la historia los tiempos en que fue club de natación y escenario de campeonatos estatales, además de los partidos de pala entre los jugadores del Deportivo de Bilbao.

Pero en su interior ha quedado un testigo silencioso de aquellos tiempos, la Diana cazadora, un mural realizado por Juan de Aranoa para decorar el hall del Club Landatxueta. En 1958, a los 57 años de edad, Aranoa también ejecutó los murales del Palacio de la Diputación de Bizkaia.

Según ha podido saber DEIA, la obra Diana cazadora ha sido gravemente dañada estos días y ha aparecido con grafitis que la hacen casi irreconocible. “Aunque el inmueble ha tenido en diferentes épocas algunos okupas, parecía que habían respetado el mural. El interior estaba terriblemente dañado pero, curiosamente, el cuadro se mantenía en buenas condiciones. Lo cierto es que todos temíamos que esto pudiera pasar; aunque hay medidas de seguridad, es fácil acceder al inmueble, cualquiera lo puede hacer. Que apareciera dañado era solo cuestión de tiempo”, explican algunos de los antiguos socios, que se encuentran muy disgustados.

Aranoa. FUNDACIÓN SABINO ARANA

El mural fue una donación de Martín de la Torre a los socios de Landatxueta y se había convertido en testigo de todos los acontecimientos que se produjeron durante décadas en el club privado. “Aunque es un mural, se podía haber trasladado. Es una gran obra de Aranoa, de su última época, que no está pintada en la pared, sino que está enmarcada con un soporte metálico fácil de desmontar”, se quejaba uno de los socios. “¿No se puede recuperar? Porque es muy valiosa, no entiendo cómo puede estar ahí abandonada”, se preguntaba otro.

Cuando Juan de Aranoa apenas contaba con veinte años de edad, en 1920, recibió una beca de la Diputación de Bizkaia, lo que le permitió residir en París durante un tiempo, ampliando sus estudios, al igual que otros tantos artistas coetáneos vascos. De vuelta de París, expuso en la muestra organizada por la Asociación de Artistas Vascos en 1925, con éxito de crítica y público. Dos años después, en 1927, ejecutó los murales de la capilla de los Trinitarios de Algorta, así como la del Hospital de Zaldibar en 1928, lo que hizo que se le empezase a conocer como muralista de gran nivel.

Un gran muralista

Entre 1927 y 1930 siguió exponiendo en las muestras que anualmente organizaba la Asociación de Artistas Vascos, lo que le sirvió para labrarse una cierta fama entre los artistas de la preguerra, mientras siguió pintado murales. Así, en el año 1934 decoró, juntamente con Genaro Urrutia y Martínez Ortiz de Zarate, el popular restaurante bilbaino Luciano.

Su posicionamiento vital le llevó en 1937 al exilio, a Argentina. Entre 1937 y 1939 participó en la embajada cultural vasca Eresoinka, en concreto en el diseño gráfico de la obra Gernika. Durante su exilio viajó por diversos países de América, exponiendo incluso en Nueva York .

Tras doce años de exilio, regresó a Bilbao. En los últimos años de su vida Aranoa trabajó en Bizkaia, viajando continuamente de Argentina a Algorta y viceversa. En 1958, a los 57 años de edad, ejecutó los murales del Palacio de Diputación de Bizkaia. Unos años más tarde, en 1963, realizaba el mural Diana Cazadora, que ahora acaba de sufrir este salvaje acto vandálico. Antes de morir estuvo trabajando en un nuevo Vía Crucis, en el que los soldados romanos eran sustituidos por otros con uniformes contemporáneos.