La obra de Alice Neel fue uno de los éxitos de la programación del Museo Guggenheim Bilbao el pasado año. Considerada una de las artistas más radicales del siglo XX, Neel es una gran defensora de la justicia social y del humanismo y lo deja reflejado en su obra.

Sus creaciones muestra el espíritu de una época concreta, la intrahistoria de Nueva York, centrándose en quienes han experimentado la injusticia como resultado del sexismo, el racismo y el capitalismo, así como de aquellos que la combatían. Gran parte de la obra de Neel son personas de muy diferentes orígenes y condiciones sociales.

Los turbulentos acontecimientos del siglo XX, entre ellos la Gran Depresión, las sucesivas guerras, el ascenso del comunismo y los movimientos feminista y de los derechos civiles también asoman en su obra de muy diversas maneras.

A lo largo del recorrido de la exposición, la pintora aborda distintos géneros artísticos pero siempre bajo el mismo prisma y con la misma mirada incisiva y empática, tanto en los retratos como en los paisajes urbanos o en los bodegones.

Obras de Alice Neel. Guggenheim

A través de ese espíritu, Neel atrapa el alma de seres animados e inanimados, y sobre todo atrapa la atención del espectador ya que su obra es una lucha constante en la que cuestiona todo lo establecido sin rodeos, de forma descarnada, con agudeza y naturalidad.

Esta forma de crear de la artista hizo posible que el visitante que acudió a la exposición pudiera contemplar a lo largo de todo el recorrido por la muestra no solo la mirada de quien posa en las obras, sino también la de la propia artista, descubriendo su ambición y su humanismo.