"Soy, más que nada, teatrero. Y en teatro, autor más que nada, aunque también actúo e incluso a veces dirijo", confiesa Patxo Telleria (Bilbao, 1960), quien estrena hoy miércoles en el Teatro Arriaga su última obra como director, Alderray Alderray. La obra de la compañía Tartea cuenta con las interpretaciones de Mikel Martínez como Alderray y Sandra Fernández de Aguirre como su joven ayudante.

En el escenario se cuenta la vida de Alderray, "un cazador de personajes y narrador de historias". Como Patxo Telleria.

—El personaje de la obra es como los tramperos del oeste que iban a cazar pieles de castores, Alderray caza personajes. Llevo trabajando en el mundo del teatro más de treinta años, por lo que se puede decir que como Alderray también cazo personajes.

Desde el principio, ha apostado por la producción en euskera...

—No me dedico solo al teatro en euskera, también escribo en castellano, pero siempre estreno las obras en euskera, le doy esa prioridad. Muchas de ellas, si tenemos la oportunidad, también las representamos luego en castellano. Hay otras, como las de la serie Ez dok hiru, que escribo e interpreto con Mikel Martínez, que están basadas en un juego lingüístico en euskera, por lo tanto son intraducibles.

¿Ha variado mucho el teatro y el público en euskera desde que usted empezó?

—Tengo una perspectiva larga, porque estoy hablando de 30 años de profesión, y el cambio es evidente en cuanto a la oferta. Cuando yo empecé, prácticamente éramos los únicos que hacíamos teatro profesional en euskera, enseguida empezó a haber otras compañías, sobre todo en Gipuzkoa que empezaron a trabajar de manera profesional, pero así todo, la oferta era muy reducida comparada con la que es hoy en día. Esto ha supuesto también que se haya incrementado la calidad, que haya más sana competitividad. Eso ha ayudado a fortalecer la calidad del teatro en euskera, y a su vez, el público se ha dado cuenta. Muchas veces iban por militancia, pensaban que tenían que ir para apoyar la cultura vasca, el idioma.. Pero hoy en día el público se ha dado cuenta de que la calidad del teatro en nuestra lengua es igual o mejor que lo que se hace en el Estado. Se hacen dobles versiones y se cuidan especialmente. También porque contamos con un elenco de actores cualificado, hace 30 años surgimos de la nada. Hoy en día todo ha cambiado, sobre todo, para bien.

Esta obra está interpretada también por Mikel Marquez. Forman una exitosa pareja artística desde hace muchos años.

— Empezamos a trabajar juntos en el 84, dentro de poco se van a cumplir 40 años, no me gusta mucho decirlo, porque parecemos más viejos (ja, ja, ja). Hemos trabajado los dos en cosas por nuestra cuenta, yo he tenido otras empresas, él ha tenido otros proyectos, he trabajado con otros actores, escribo para otras compañías, pero siempre hemos compartido, primero en Maskarada, y luego en Tartean, un espacio. Hubiera sido ido un desperdicio no hacerlo, somos una pareja artística que funciona bien en el escenario. Y digo que funciona porque el tiempo nos lo ha demostrado, la gente lo agradece mucho y acude a las obras en los que aparecemos los dos. Entonces, ¿por qué dejarlo?

El personaje de esta obra tiene un momento en que reconsidera su vida... ¿Y usted? ¿Se ha arrepentido en alguna ocasión de dedicarse a la escena?

—Los inicios fueron muy difíciles, con muchos problemas económicos, inestabilidad laboral, precariedad, pero en aquellos tiempos las dificultades no nos importaban. He vivido hasta los treinta y tantos años en pisos compartidos con cuatro o cinco amigos, en barrios, digamos, de la montaña de Bilbao, baratos, y comíamos muy frugalmente, muchos meses sin tener ingresos. Pero tenía esa libertad de que con cuatro duros me arreglaba.

¿Tenía ya claro que quería dedicarse a esta profesión?

—Los primeros años hacía teatro pero no me consideraba teatrero, lo hacía porque me gustaba. Evidentemente era mi oficio, me ganaba la vida con ello. Pero ni siquiera me llegué a plantear que era el trabajo que iba a tener en el futuro. Llegó un momento en el que me di cuenta de que era mi oficio, y además, a estas alturas no se me ocurre a qué me podía haber dedicado. Es cierto que estudié Pedagogía y luego Filología, en teoría me podía haber dedicado a otras cosas, pero ni se me pasó por la cabeza. Nunca me he arrepentido. Al revés, veo gente a mi alrededor que empieza a prejubilarse o que ya está jubilada. Alguno me pregunta cuánto me queda sobre el escenario; es que no me lo planteo, supongo que bajaré el pistón en el futuro, pero no me imagino dedicarme a otra cosa.

Actúa y dirige teatro, escribe y dirige cine...

—La vida me la gano dentro de mi mismo oficio. Escribo las obras de teatro de Tartean, pero también dirijo, a veces, actúo o no, y escribo textos para otras compañías. He escrito mucha televisión, cine... Soy un teatrero que eventualmente escribe y dirige cine.

La faceta del cine la tiene un poco más olvidada...

—Es un mundo muy exigente, hay una gran competencia, para sobrevivir en el mundo del cine, hay que dedicarle mucho tiempo y yo no se lo puedo dedicar. Siempre ha sido como una segunda salida; durante una determinada época por circunstancias se convirtió en la primera porque se presentaron oportunidades que no quise desperdiciar. Pero para hacerlo bien y para sacar adelante un proyecto de cine, el proceso puede durar cuatro o cinco años, desde que empiezas a imaginar una historia del cine hasta que encuentras productora, rodaje, postproducción... Quitando a Woody Allen que hace una película al año.

Por cierto, ¿van a estrenar 'Alderray' en castellano?

—La hemos parido en euskera y vamos a dejarla que viva en euskera, pero no lo descartamos.

la obra

los relatos de 'Alderray'

Tartean. Alderray es un montaje de la compañía vasca Tartean que ha sido escrito y dirigido por Patxo Telleria. Mikel Martínez y Sandra Fernández Aguirre protagonizan la obra, "construida a través de relatos aparentemente independientes". Además del estreno de hoy, el espectáculo se pondrá en escena en el Arriaga también mañana, en ambos casos a par'tir de las 19.30 horas.

Relatos. El título de la obra hace referencia a Alderray, interpretado por Martínez, "un cazador de personajes y narrador de historias que ha dedicado su vida a vagar por las calles de la ciudad a la busca de personas singulares cuyas historias poder narrar a cambio de la voluntad". La acción avanza por medio de relatos "aparentemente independientes" que se refieren en principio a personajes ajenos a los protagonistas, pero, a medida que progresa la acción, "inciden cada vez más en la vida íntima de los dos protagonistas".

"Siempre estreno mis obras en euskera, le doy esa prioridad. Luego, si hay oportunidad, las llevo al escenario en castellano"

"El cine es un mundo muy exigente, para sacar adelante bien un proyecto necesitas cuatro o cinco años"