El Museo Guggenheim Bilbao instalará en febrero Jean Dubuffet: ferviente celebración, una exposición patrocinada por BBK, que examina las décadas decisivas de la carrera de Jean Dubuffet, desde sus primeros momentos de creación artística en los años cuarenta hasta las últimas series que completa en 1984. La muestra se compone fundamentalmente de los extensos fondos del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, complementados por una selección de obras procedentes de la Peggy Guggenheim Collection de Venecia.Comisariada por David Max Horowitz, la exposición se podrá ver del 25 de febrero al 21 de agosto de este año. A lo largo de su carrera, Jean Dubuffet “rechaza las convenciones culturales y las ideas socialmente aceptadas de belleza para explorar perspectivas nuevas y estimulantes”, han indicado desde el museo, para añadir que el artista busca “inspirar en el público el acceso a formas más auténticas y enriquecedoras de experimentar el arte, la creatividad y el mundo en toda su amplitud”.

Según han apuntado, Dubuffet “reinventa constantemente su manera de abordar la producción artística, explora numerosas técnicas y estrategias compositivas, busca una amplia gama de temas imaginativos y se mueve libremente entre la figuración y la abstracción”. Con el ciclo Hourloupe, Dubuffet establece “un vocabulario que le permite crear y experimentar un universo fantástico y en expansión, unificado a través de una misma expresión visual”, ha señalado desde la pinacoteca bilbaina. Asimismo, han destacado, le permite “ahondar en temas epistemológicos y fenomenológicos, que permanecen como una constante hasta el final de su carrera”.

Ferviente celebración

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Jean Dubuffet comienza a exponer sus pinturas, que desafían los valores estéticos más arraigados. Rechazando los principios de decoro y belleza clásica, así como cualquier pretensión de pericia técnica, Dubuffet se centra en lo ordinario y lo inesperado, empleando en su obra materiales vulgares, temas prosaicos y un estilo que rehúsa todo signo externo de formación académica. Con esta visión, Dubuffet se enfrenta a las normas, que, en su opinión, dificultan la expresión auténtica y menosprecian la experiencia cotidiana.

Sin embargo, su objetivo no solo es revelar lo anticuadas que están las convenciones culturales, sino también ilustrar la vitalidad de una existencia libre de ellas. En una ocasión, el propio Dubuffet afirma: “Me gustaría que la gente viera mi trabajo como una recuperación de valores desdeñados y [...], no se equivoquen, como una obra de ferviente celebración”. A lo largo de toda su carrera Dubuffet está comprometido con este objetivo, pese a que, con frecuencia, transforma las formas que emplea para lograrlo.

Prueba diferentes medios, como la pintura, el dibujo, el collagey se mueve con soltura entre la figuración y la abstracción, explorando multitud de estrategias compositivas, y reinventando su paleta con regularidad. A través de todos estos cambios, el trabajo de Dubuffet se mantiene arraigado en su empeño por compartir con el público nuevas y estimulantes perspectivas, y en su rechazo de las convenciones.

Jean Dubuffet: ferviente celebración se centra en este impulso de celebración, ofreciendo una panorámica de la amplia producción de Dubuffet. La posibilidad de presentar un completo recorrido por la trayectoria de este artista fundamentalmente con obras de la colección del Museo Guggenheim de Nueva York se debe a la estrecha relación que esta institución mantuvo con Dubuffet.

conexión espiritista

El museo le dedicó tres grandes exposiciones a lo largo de su vida: Jean Dubuffet 1962-66 (1966), Jean Dubuffet: A Retrospective (1973) y Jean Dubuffet: A Retrospective Glance at Eighty (1981), y también coleccionó su obra en profundidad, comenzando por la adquisición de Puerta con grama (Porte au chiendent ) (1957) en 1959.

Jean Dubuffet nace en Le Havre, Francia, en 1901. Con 17 años comienza a estudiar arte en la prestigiosa Académie Julian. Sin embargo, pronto le decepciona que su plan de estudios esté tan alejado de los problemas del mundo real y abandona la escuela. A lo largo de los años siguientes sigue vinculado a la comunidad artística de París y se relaciona con autores como Raoul Dufy, Juan Gris, Fernand Léger, André Masson o Suzanne Valadon. En 1923 tiene la oportunidad de ver el trabajo de la artista espiritista Clémentine Ripoche y al año siguiente descubre el libro del Dr. Hanz Prinzhorn El arte de los enfermos mentales III.

Estos encuentros inauguran una admiración profunda y duradera de Dubuffet hacia el arte creado por espiritistas, niños y personas aquejadas de enfermedad mental, un tipo de arte que denominaría más adelante Art Brut. Durante la última década de su vida, Dubuffet se centra en los mecanismos de la mente, especialmente en lo que respecta a su relación con el mundo exterior. Al atraer la atención sobre estas funciones mentales, confía en inspirar formas de pensar nuevas y libres.