El proyecto Fair Saturday 2021, en el que ha colaborado DEIA, terminará hoy por todo lo alto con la repetición del concierto que anoche disfrutaron varios miles de personas en el Bilbao Arena de Miribilla. La cita congregó en torno a la sapiencia de la BOS y la Sociedad Coral de Bilbao a varias generaciones de músicos vascos, de El Drogas a Zetak, Mikel Urdangarin, Francis Doctor Deseo, Eñaut Elorrieta, Olatz Salvador o Aitor Doctor DeseoSu ta Gar, que se atrevieron con casi dos decenas de himnos euskaldunes del último medio siglo como Lau teilatu, Seaska kanta o Itxaropena.Ura bere bidean es el nombre del innovador proyecto que vivió ayer su primera noche en Miribilla, cuyo objetivo es “la creación de patrimonio cultural” a través del encuentro musical de diversas generaciones de músicos en torno a canciones ya clásicas del mundo euskaldun. De El Drogas, que editó su primer disco con Barricada en 1983, a miembros de Sua y la cantante Idoia, que debutaron en 2020 y este mismo año, respectivamente. El proyecto, que había dado sus primeros pasos hace meses con la grabación de las actuaciones en videoclips y la edición de un disco conjunto, concluye este fin de semana con estos dos conciertos.

El primero, que se inició anoche pasadas las 20.00 horas, confirmó desde el primer momento que los maestros de la BOS serían la base del espectáculo musical, cuando atacaron la overtura de Ura bere bidean, con sonido cinemático, repleta de guiños al cancionero popular vasco y con un título que alude a la necesidad de la vuelta a la normalidad (las aguas a su cauce), también en el ámbito cultural y musical, en periodos de dificultad como el actual.

La orquesta, liderada por la batuta del director Fernando Velázquez, autor de los arreglos sinfónicos del repertorio interpretado anoche, y con el apoyo de las gargantas de los miembros de la Sociedad Coral de Bilbao, cedió el testigo a la vocalista femenina de Sua, que ofreció algo tímida Hegal egiten, el clásico de Itoiz, con los arreglos orquestales sonando épicos y oscuros en alusión a los petirrojos de la canción. No habían pasado ni 10 minutos cuando llegó la primera sorpresa de la noche, con la salida al escenario de Eñaut Elorrieta, que no había participado en los vídeos ni en el disco previo. El líder de Ken Zazpi, habituado al formato y derrochando pesonalidad, bordó la bella Ez dago ezer y terminó con la batuta en la mano y dirigiendo a la BOS mientras Miribilla se calentaba las manos.

Después de que Iñigo Etxezarreta (ETS) llevara a la épica Nere herriko neskatxa maite, de Lertxundi, Francis, vocalista de Doctor Deseo, recordó a Lete con chulería, teatralidad y desparpajo con versos como “soy yo el hombre solitario que se muere de frío al sol del invierno”, de su mítico Ni naiz. La voz angelical de Olatz Salvador, arropada por la lírica orquestal y coral, llevó al pabellón al nirvana con la serenidad y desnudez de Seaska kanta, de Laboa, abriendo una vereda femenina que aprovecharon María, de Mäbu, con Gaua, de Lourdes Iriondo, y, en el extremo opuesto, las chicas de Huntza, que llevaron al escenario la alegría de Aldapan gora, cantada entre palmas.

sorpresas y ausencias

El ecuador del recital vivió la ausencia por enfermedad de Aiora Renteria, de la que se recuperó su vídeo entre estruendosos aplausos, y la sorpresa de ver a Pello Reparaz cantando su exultante Zeinen ederra izango den, que se ajustó como un guante a la optimista velada musical, que fue grabada por ETB en 360 grados para su estreno televisivo a finales de año. El Drogas dio la espalda al rock y llevó la calma al escenario con Zumezko lokarriak, dedicada a su ama, ya fallecida y por entonces enferma de alzheimer, antes de las repeticiones de Huntza -apoyándose en la trikitixa- y Francis, que hizo corear al Bilbao Arena la inolvidable Corazón de tango, entre botes y acabando cantando junto al público de las primeras filas.

La noche dejó para el recuerdo un Lau teilatu entregado por las voces de la Sociedad Coral, iluminado por las linternas de los móviles y unos arreglos espectaculares y complejos de Velázquez, y a la joven Idioia rescatando del injusto olvido a Imanol antes de la recta final, donde las voces de los graderíos volaron ya libres con los versos de esa bella canción a un amigo ausente que es Kideari, escritos en su día por Kirmen Uribe y revisitados anoche con su dulzura habitual por Mikel Urdangarin, que reforzado por el coro lideró un crescendo final inolvidable. Como la interpretación de Alex Sardui, de Gatibu, sobrado de voz y actitud y que acercó a la locura al pabellón con su éxito Zoramena. Ya con el público encendido, se abrió camino a la repetición de El Drogas, que se citó también a sí mismo con la canción En blanco y negro, compuesta en el seno de Barricada, y que se llevó la ovación de la noche y las palmas más sonada de la velada.

El final apoteósico siguió cuando hizo suyo el escenario Aitor Gorosabel, vocalista de Su ta Gar, quien, con la ayuda de una guitarra eléctrica y su garganta heavy, resumió el espíritu esperanzado de la velada musical al interpretar su éxito Itxaropena , con su socorrido verso al aire: “ez dut galduko itxaropena”. La ausencia final la protagonizaron Gari y Josu Zabala, de Hertzainak, que nos dejaron con ganas de Aitormena. El concierto, que conectó “canciones de toda la vida”, en palabras de Velázquez, se repetirá hoy, a desde las 20.00 horas. Las entradas cuestan entre 27 y 50 euros.