La escena de una joven directora recogiendo la Concha de Oro con su primer largometraje se repitió anoche. Si hace un año fue la georgiana Déa Kulumbegashvili la que obtuvo el galardón con la polémica Beginning, ayer sábado fue la rumana Alina Grigore la que lo hizo de manos de la anterior por la también polémica Blue moon. Una muestra de que los tiempos que corren en la industria para las mujeres no son los mismos y que tuvo su máximo exponente en que cinco de los siete galardones de la Sección Oficial fueron para ellas.

La polémica un año más está servida. Contra todas las quinielas, la rumana Blue moon se proclamó ayer sábado la ganadora de la 69ª edición del Zinemaldia. El jurado oficial presidido por Kulumbegashvili escogió el trabajo de la actriz Alina Grigore, que se pone por primera vez tras las cámaras para retratar la violencia familiar en su país. O, en palabras de la presidenta, “captar el futuro de la libertad y el compromiso con el lenguaje de la juventud y de las mujeres”.

Y es que si algo premió anoche el Zinemaldia, fue el trabajo de las mujeres. “Este premio es un homenaje a las artistas y a los artistas feministas. Gracias a todas esas mujeres y también hombres que se ofrecen para colaborar en un nuevo mundo”, expresó Grigore, que se une a la lista de directoras premiadas en el último circuito festivalero: Audrey Diwan -que ha formado parte del jurado en Donostia- ganó en Venecia y Julia Ducornau lo hizo en Cannes.

A esta, una vez más, inesperada Concha de Oro se sumó una película que sí que estaba en el candelero de posible premiada: Earwig. Su directora Lucile Hadzihalilovic ha realizado tres películas, las tres se han presentado en Donostia y las tres se han llevado galardón, en esta ocasión, la Mención Especial. “Este premio es un nuevo regalo”, señaló la cineasta de uno de los filmes más enigmáticos de esta edición. La otra ópera prima a competición, la danesa As in heaven, también se llevó trofeo, ya que su directora debutante, Tea Lindeburg, obtuvo la Concha de Plata a la mejor dirección con uno de los filmes, que esta vez sí, más habían gustado.

Por su parte, el primer premio a la mejor interpretación sin contar el género de la historia del Zinemaldia arrojó dos distinciones para mujeres. Dos actrices con trayectorias tan diferentes como las de Flora Ofelia Hofman Lindahl y Jessica Chastain se llevaron ex aequo la Concha de Plata. La primera, de 16 años y prácticamente debutante frente a las cámaras, lo hizo por la mencionada As in heaven, mientras que la segunda, ya toda una estrella de Hollywood a sus 44 años, lo hizo por Los ojos de Tammy Faye, película que también produce.

La mejor interpretación de reparto también tuvo su parte femenina, ya que el elenco al completo del maxidocumental de Jonás Trueba Quién lo impide, fue el escogido para debutar en esta nueva categoría. La francesa Claire Mathon completó la nómina de mujeres premiadas por su labor en la fotografía de Undercover, mientras que el inglés Terence Davies fue el único hombre en figurar en el palmarés gracias a su guion en Benediction.

Más mujeres

Más allá de una Sección Oficial que seguro que dará mucho que hablar en los próximos días, en la gala de ayer sábado también se desvelaron los ganadores del resto de secciones del festival que, casi todos, también fueron mujeres.

En New Directors el premio fue para la rusa Lena Lanskih por Nich’ya/Unwanted, y en Horizontes Latinos para la salvadoreña Tatiana Huezo por Noche de fuego, que se fue de Donostia con dos trofeos más: el premio TVE-Otra mirada y el premio Cooperación española. Maixabel, dirigida por Icíar Bollaín, por su parte, se alzó como el mejor filme vasco con el Premio Irizar.

Quien rompió esta línea de directoras premiadas fue Gaspar Noé, que gracias a su Vortex recogió emocionado el galardón al mejor trabajo presentado en la sección Zabaltegi-Tabakalera.

Del apartado Perlak, los espectadores del festival decidieron darle el premio del público a Petite Maman, de Céline Sciamma; y otro francés, Emmanuel Carrère, se llevó el de mejor película europea con Between two worlds.

Entre el resto de múltiples galardones también destacan el premio de la juventud para Mass, de Fran Kranz, y el premio Feroz de la crítica para Quién lo impide, de Jonás Trueba.